Di Tella en los medios
La Gaceta Digital
3/05/9

El “Calafate norteño”

<SPAN class=sumario>Por Sergio Berensztein - Director de Poliarquía Consultores</SPAN>

Si busca cambiar un poco de aire y alejarse del ritmo alocado que caracteriza a la Capital Federal, y si pretende sentirse tan querida como lo era hace apenas 18 meses, Cristina Kirchner no tiene muchas opciones para elegir. En 2007, ya había perdido, incluso por márgenes muy significativos, en las grandes ciudades del país: Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca. Hasta en La Plata, su ciudad natal. Esto debe interpretarse como un claro rechazo de los sectores medios urbanos, a los que los Kirchner intentaron seducir con los intentos no natos de la transversalidad y de la Concertación Plural.

Esos fracasos explican su retorno resignado al antes denostado aparato del PJ, del que Néstor Kircher se hizo elegir presidente para asegurarse su control y sumisión. Pero entre marzo y junio de 2008, los Kirchner dilapidaron un capital político extraordinario, al enajenarse para siempre a los sectores medios rurales, que habían mayoritariamente votado por Cristina. Como resultado, hoy más de dos tercios de los argentinos no tiene confianza en el Gobierno nacional, según el Indice de Confianza de la Universidad Torcuato Di Tella. Más aún, Cristina tiene solamente un 27% de imagen positiva y un 44% de imagen negativa, según el último sondeo nacional de Poliarquía Consultores. Néstor Kirchner tiene números muy parecidos. En algunos distritos muy poblados y electoralmente claves como Santa Fe, Córdoba, Capital Federal y el interior de Buenos Aires, el rechazo al modelo K supera al 80% de la población. En este marco, Tucumán representa una suerte de oasis: es, al menos por ahora, la última provincia electoralmente significativa a la que Cristina puede visitar con riesgos de sinsabores bastante acotados. No es que en este distrito el peronismo no presente fisuras. Al contrario, hasta el gobierno de Alperovich tiene algunos signos de fatiga, aunque sigue gozando de bastante apoyo, sobre todo de los sectores más pobres.

El mejor escenario para las elecciones consiste en no perder más apoyo, en detener la hemorragia que viene sufriendo el kirchnerismo en términos de popularidad y de apoyos dentro del propio peronismo. Para ello, la estrategia elegida por Kirchner consiste en fidelizar al electorado que aún los apoya. Como ocurrió hace una década con el menemismo, en términos relativos los Kirchner son menos rechazados en aquellas zonas donde predominan la pobreza y la marginalidad. El NEA, el NOA y los cordones profundos del Gran Buenos Aires son las zonas donde les va menos mal. Por eso tienen que ser muy cuidadosos a la hora de elegir los destinos que visitan, para evitar escraches y otros episodios que materialicen el descontento que sus figuras generan en el grueso de la población. Tucumán es todavía una suerte de Calafate norteño para el matrimonio presidencial. Es evidente que no están como para desaprovechar esta clase de oportunidades. El ciclo político de los K se está agotando, el gobierno tiene en todos los frentes márgenes de maniobra mucho más limitados. Cristina regresa a Tucumán para tomarse un breve respiro.
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