Di Tella en los medios
Clarín
21/02/8

¿El partido o los cuarteles?

Por <STRONG>Carlos Pérez Llana</STRONG>, politólogo <STRONG><FONT color=#ff0000>Universidad Di Tella</FONT></STRONG> y Siglo 21.

La publicitada renuncia de Fidel Castro a la Presidencia del Consejo de Estado y a la Comandancia Militar ha sido, tal vez, el último gran acto comunicacional del dictador cubano.

Hace un año y medio Castro había cedido la gestión de gobierno a su hermano Raúl y sólo a través de algunas declaraciones escritas y entrevistas televisivas inteligentemente administradas el "líder" mostraba su vigencia. Pero este procedimiento ya no sirve porque en pocos días deben elegirse las máximas autoridades del Estado.

En ese contexto se explica la renuncia a algo que había dejado de existir: el poder formal. La pregunta, entonces, es cuán cierto es el abandono del poder real. Fidel conserva el cargo de primer secretario del Partido Comunista mientras su hermano ejerce el poder militar, de manera que más que una transición se está consolidando una sucesión diseñada por los hermanos Castro.

Dos modelos operan como referentes futuros: el comunismo eurosoviético y el chino. La mirada hacia la implosionada URSS es el peligro a evitar, mientras muchos consideran que en Beijing está la oportunidad que permite retener los privilegios.

En este juego de repliegue ordenado existen interrogantes. El primero alude a dónde residirá el poder: si en el partido o en los cuarteles. Si finalmente Raúl Castro se consolida como autoridad, la respuesta apunta a los cuarteles; si en cambio llegara a aparecer otra figura, se abrirían las conjeturas y otro interrogante: ¿está dispuesto el régimen a realizar las reformas económicas que Deng inició en China?

El manejo de la economía pasa a ser esencial. En ese sentido el legado de Fidel deberá ser revisado si se optara por el "modelo chino". Cabe recordar que en los 80, cuando Gorbachov interrumpió la ayuda soviética, hubo en la isla un tibio mensaje hacia el mercado, pero apenas pudo, Castro terminó con el experimento. Luego, los petrodólares de Chávez le permitieron a Fidel mantenerse fiel a su visión estatista. En cuanto a la apertura, básicamente registrada vía el turismo, la minería y el comercio exterior, tuvo una singularidad: estuvo en manos de la corporación militar liderada por Raúl.

Todo hace pensar que las Fuerzas Armadas jugarán un papel relevante y allí reside la probable singularidad cubana. En China los medios de producción no estatales están en manos, básicamente, de los jerarcas del partido y a los militares se les han otorgado otras compensaciones (mayor presupuesto y fortalecimiento de la industria militar).

Finalmente, el protagonismo internacional. Esa dimensión del régimen seguramente mutará. El liderazgo de Castro en la constelación antiamericana no será heredado por ningún cubano y todo hace pensar que el relevo bolivariano no se producirá, porque Chávez ha perdido la iniciativa después de su derrota electoral.

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