Di Tella en los medios
La Nación
21/05/7

Los artistas de los 60, en plena creación

<DIV>Hoy recibirán un homenaje en la feria los creadores Edgardo Giménez, Delia Cancela, Dalila Puzzovio y Juan Stoppani.</DIV>


"Qué fantástica era esa época, en la que todo se podía hacer sin cálculo. Nosotros no sabíamos por qué ni para qué lo hacíamos: lo hacíamos porque lo necesitábamos."
Vestida con un poncho de gamuza que diseñó hace cuatro décadas con Pablo Mesejean, quien fue durante años su pareja "en el arte y en la vida", Delia Cancela recuerda con cierta nostalgia los años 60. Esos que vieron nacer, en el Instituto Di Tella, a una generación que cambiaría la historia del arte argentino.
El aporte de esos artistas no pasa inadvertido este año en arteBA. Lo primero que se ve al entrar en la feria son las impactantes obras de cuatro de ellos, que serán homenajeados hoy, a las 19, por el Banco Galicia y arteBA Fundación: Dalila Puzzovio, Edgardo Giménez, Juan Stoppani y Cancela.
Como si eso fuera poco, los cuatro demostraron que su arte popular sigue conmoviendo en la era del arte digital: en los últimos días se vendieron varias obras de su producción actual, presente en distintas galerías.
"Puedo hacerte una descripción muy intelectual de lo que hago. Pero sería falso. Hago las cosas que me gustan, porque me dan placer", dice Stoppani, que vive en Francia y a los 75 años participa por primera vez de una feria de arte. "En esa época no teníamos galeristas; no nos querían", explica, en diálogo con LA NACION.
Ahora tiene varias obras expuestas en Alvaro Castagnino, y tres de los zapatos que hizo especialmente para arteBA están presentes en la galería Lila Mitre. Uno ya fue reservado. "Todos me preguntan por este saltamontes", dice la galerista, en referencia a una obra de Giménez, luego de contar que ya vendió otra obra de él y un corazón realizado por Cancela.

Arte en las zapaterías
Puzzovio tuvo un éxito similar: "Ya se vendieron cuatro obras suyas, de unos 2500 dólares cada una, a coleccionistas franceses que tienen una galería en París y quieren exponer su obra", dijo Marina Pellegrini, de Vasari.
A pocos metros, en Arcimboldo, la galerista Pelusa Borthwick comentaba que mucha gente se acercó a preguntar por la doble plataforma de la artista, valuada en 12.000 dólares, porque no podía acceder a la serie de la entrada, estimada en 70.000.
"Nosotros fuimos los primeros artistas en salir a buscar sponsors", aclara Puzzovio, y recuerda el desafío que representó para ella conmover a Antonio Grimoldi, "el zapatero más clásico de Buenos Aires", para que la apoyara.
No sólo logró que Grimoldi produjera sus dobles plataformas en colores flúo, sino que además las mostrara en sus vidrieras. Esto obligó al jurado del Premio Internacional Di Tella a recorrer las sucursales de la cadena para evaluar el trabajo, que también estaba exhibido en el Instituto Di Tella como obra de arte en un frío volumen de metal.
Obtuvo una mención especial por lo que ella define como "la primera obra in progress de la Argentina".
"Creo que la ruptura de esa época sirvió para que los artistas se expresen con más libertad", dice Edgardo Giménez. Siempre "estimulando la parte más optimista del ser humano", se hizo célebre por un mono que nació de un autorretrato.
Además del saltamontes que causó sensación en Lila Mitre, su obra también está presente en Matilde Bensignor, junto a la de Delia Cancela. Esta artista, que regresó a la Argentina en 1999 tras vivir muchos años en París, perdió la obra de toda su vida dos años más tarde, cuando el fuego arrasó un depósito poco antes de que se inaugurara una muestra retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta.
"Me quedo en la Argentina a pesar del incendio, del corralito. Porque acá se vive bien, a pesar de todo", reconoce, y observa que volvió a trabajar en los corazones que hacía antes de conocer a Mesejean. "Sólo que ahora el mío está más destrozado", dice riendo. Y se nota: sus obras se componen de fragmentos unidos por cintas deshilachadas.
También rescata en sus dibujos a personajes del siglo XIX, porque observa que en los tiempos que corren -literalmente- los sentimientos no parecen tener buena prensa. Una época muy distinta de cuando tenía 24 años y escribía junto a su pareja: "Nosotros amamos los días de sol, las plantas, a los Rolling Stones".

Publicado en:
Link: