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Clarín
28/11/21

Las universidades se preparan para un 2022 con clases en distintos formatos

Mariano Narodowski, profesor de las Maestrías y Especializaciones en Educación e investigador asociado del CEPE, fue consultado sobre las modalidades de enseñanza virtuales y presenciales en las universidades.

Por Delfina Celichini


En el laboratorio. Estudiantes de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA retomaron las clases prácticas ni bien las autoridades sanitarias lo permitieron. Foto: UBA

Lo que viene para 2022, en cuanto al formato de cursada en universidades e instituciones de enseñanza terciaria, dista de ser homogéneo. Si bien las autoridades con las que conversó Clarín coinciden en que las herramientas digitales se seguirán usando como soporte tecnológico para brindar una mejor experiencia formativa, las maneras en las que se concibe el aula para el próximo año dependerá de la realidad de cada institución y de las especificidades de su alumnado.

En marzo de 2020, cuando empezó la pandemia, el 93% del sistema universitario estaba compuesto de una oferta presencial, mientras que el 7% a distancia pertenecía en un 63% a universidades privadas, según datos de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Ahora, la realidad es completamente diferente y tanto especialistas como autoridades de instituciones superiores coinciden en que el formato tradicional, sincrónico en un mismo espacio físico, que ha ido mutando a lo largo de estos dos años, ya no volverá a ser igual.

“El sistema de universidades públicas y privadas está de acuerdo en que no se va a volver exactamente a lo que hacíamos antes de la pandemia”, dijo Rodolfo Tecchi, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que reúne a los rectores de las universidades nacionales.

Modelo híbrido. Medio curso en forma presencial y el otro en forma virtual. Ya se están dando en la UCA. Foto: UCA

Modelo híbrido. Medio curso en forma presencial y el otro en forma virtual. Ya se están dando en la UCA. Foto: UCA

Y aseguró: “Se aceleró un proceso que se venía dando, en relación con un uso más extendido de las tecnologías de la información. Valoramos mucho más las virtudes que tiene la presencialidad, pero también descubrimos la potencia de la digitalidad”.

“La clase teórica de las ocho de la mañana, en un aula abarrotada de alumnos en la que muchos se quedaban afuera, se puede dictar mejor de manera digital, con mayor aprovechamiento de la tecnología, con videoconferencia, con textos, con tareas prácticas y que esté disponible las 24 horas y los 365 días del año”, ilustró Tecchi.

En la misma línea se expresó Rodolfo De Vicenzi, presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas de Argentina (CRUP), que habla de una “virtualidad virtuosa”, diferente a una virtualidad de emergencia, con la que se inició este proceso de cambio.

“Creo que lo que van a proliferar son los modelos híbridos, que no es solo proyectar lo que pasa en el aula presencial, sino que es generar otro espacio sincrónico, autogestionado, que permite quitarle centralidad al docente como única fuente del saber y en el que el alumno desarrolle autónomamente y de manera autogestiva los saberes que tienden a su crecimiento”, dijo De Vicenzi.

Además, y en relación con la forma de trabajo de la institución que preside, De Vicenzi señaló: “Desde el CRUP promovemos la diversidad de proyectos institucionales y de visiones para llevarlos adelante, pero también promovemos la innovación y la educación con criterios de calidad”.

Nuevos conceptos de la virtualidad

La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), que funciona descentralizadamente en el marco del Ministerio de Educación, indica en la Resolución 2641-E/2017 que las carreras acreditadas como presenciales deben tener una carga horaria mínima presencial superior al 50%.

Asimismo, el principio de autonomía universitaria, que permite que cada institución regule los formatos de cursada teniendo en cuenta los lineamientos de la CONEAU, abre la posibilidad de que presencialidad, virtualidad o una combinación de ambas, convivan en un sistema de educación superior marcado por la heterogeneidad en el dictado de clases.

“La CONEAU permite que las actividades virtuales ocupen hasta un 49% de las carreras. En emergencia eso no se cumplió, pero ahora sabemos que ese porcentaje debería apuntarse a la virtualidad asincrónica, no sincrónica”, indicó Tecchi, y aseveró: “Que no estés en el mismo espacio físico no quiere decir que no estés presente”.

Como parte del trabajo que lleva adelante la CIN desde su Comisión de Asuntos Académicos, su presidente indicó que están trabajando en un documento en el que se solicite una mejor definición sobre qué es presencialidad y que es virtualidad. “La presencialidad sincrónica es presencialidad, así como las aulas bimodales, que puedan ser presenciales físicas y a distancia”, dijo Tecchi.

Mariano Narodowski, profesor e investigador de la Universidad Di Tella, coincide con la postura de Tecchi en este sentido: “Hemos comprobado que en la enseñanza, la territorialidad no es necesaria. Y digo territorialidad y no presencialidad porque en la tecnología digital también hubo presencialidad”, sostuvo.

En relación con la normativa actual, Narodowski afirmó que “quedó completamente obsoleta, se modificó de hecho, pero no formalmente. La pandemia aceleró todo ese proceso y está en manos de las autoridades entender lo que está pasando y no ponerse en medios defensores del territorio como si nada hubiera pasado”.

“Me parece que va a haber universidades que van a tratar de mantener su perfil territorial en función de su público y su demanda. La territorialidad también es una marca de inclusión, es pertenecer a cierto entorno y poder interactuar con sus compañeros de cierta manera”, dijo Narodowski , y agregó que, por otro lado, “otras van a tratar de combinar experiencia virtual y analógica, pero eso lo va a ir determinando el tiempo y los mismos estudiantes”.

Qué preparan las universidades

El rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Alberto Barbieri, se inclinó por un esquema presencial para el año próximo: “La UBA viene con una presencialidad que se va incrementando gradualmente, en la medida que la situación epidemiológica lo permite. Nuestro objetivo es llegar al 2022 con una presencialidad plena para los cursos de verano y el primer cuatrimestre”, sostuvo.

Con una heterogeneidad marcada por 335.000 estudiantes, 35.000 docentes y 6.400 materias, según datos provistos por el propio rector, Barbieri señaló que esperan “poder aplicar todo lo que hemos avanzado y aprendido sobre virtualidad para así potenciar la presencialidad”.

La Universidad de Tres de Febrero (UNTREF), por otro lado, pretende continuar con un sistema en el que se combinen los formatos virtuales y presenciales. “El año que viene estamos planteando un sistema bimodal, dando autonomía a los docentes para que, dependiendo de la especificidad de la materia que den, pueden optar por hacerlo de forma virtual o por volver a la presencialidad”, dijo Carlos Mundt, secretario académico de esa universidad.

Respecto de la posibilidad de establecer cursos con una modalidad híbrida, en el que haya al mismo tiempo, un esquema remoto y presencial, Mundt señaló: “Estamos en el proceso de armado de algunas aulas con este formato con el Plan de Virtualización”.

El Plan de Virtualización de la Educación Superior es un proyecto lanzado por la Secretaría de Políticas Universitarias que promueve, por medio de un financiamiento a universidades nacionales y provinciales de gestión pública, estrategias de virtualización durante el actual contexto de pandemia.

“Estamos con la idea de volver a la clase presencial en la mayor medida posible, aunque consideramos que en alguna proporción haya materias que se puedan mantener el formato virtual”, indicó Juan Vidaguren, decano de la Escuela de Gestión del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

En este sentido, agregó: “Hay materias puramente presenciales y otras puramente digitales. Queremos incorporar un esquema blended, que no es en simultáneo, sino que es un esquema donde en el diseño de los cursos se indique cuando va a ser presencial y cuando va a ser digital”.

Por su parte, el rector de la Universidad Nacional del Sur (UNS), Daniel Vega, indicó que venían trabajando fuertemente en la virtualización desde antes de la crisis sanitaria “con una proyección en el tiempo de cinco años” pero que producto de las restricciones “se aceleró”.

La UNS, con sede central en Bahía Blanca, cuenta con el 50% de su alumnado perteneciente a ciudades de la región, según indicó Vega. En este sentido, las herramientas digitales permiten que “estudiantes que estuvieran atravesando una situación socioeconómica compleja puedan seguir con sus estudios”, explicó el rector y agregó: “Eso ha sido una ayuda que tiene que continuar”.

Si bien Vega indicó que es necesario un marco de presencialidad, concluyó que “todo el sistema universitario, en líneas generales, va a tener que ir a sistemas más flexibles, que permitan adecuarse a cada una de las particularidades”.

En contraste, Romina Cavalli, Vicerrectora académica de la Universidad del Salvador (USAL), indicó que tienen prevista la vuelta a la presencialidad para el próximo año, entendiendo que la institución “es una universidad presencial y que las carreras son acreditadas y reconocidas como carreras presenciales”.

“Durante el 2021 iniciamos la revinculación de manera paulatina, siempre estando atentos a los requerimientos estipulados por el gobierno”, dijo Cavalli y agregó que “hay carreras que retornaron a la presencialidad mucho más rápido, como veterinaria o medicina, pero siempre promoviendo volver a las aulas que es el ámbito natural de todas las clases”.

“La dinámica tecnológica está para quedarse, no se va a ir, pero se va a quedar para complementar la presencialidad”, concluyó la Vicerrectora de USAL.

En el mismo sentido contempla su esquema de clases la Universidad Católica Argentina (UCA): “Mientras en 2022 la situación epidemiológica se mantenga como en el contexto actual, la UCA está en condiciones de retomar completamente sus clases presenciales, ya que a lo largo de este tiempo se trabajó en efectuar todos los ajustes necesarios tanto a nivel espacios, sistemas como pedagógico para dar una respuesta acorde a las necesidades de la comunidad universitaria”, señaló la Dirección de Relaciones Institucionales de la universidad.

“La virtualidad ha resultado ser una modalidad exitosa que llegó para quedarse”, dice, por su parte, Pablo Navarro, Secretario General de la Universidad de Morón. Informó que esa casa de estudios está trabajando actualmente para que en 2022 haya carreras que puedan cursarse íntegramente en modalidad virtual desde cualquier lugar de la Argentina e incluso de Latinoamérica. 

Cómo se comunica al alumnado

En el caso del ITBA, “la comunicación a los alumnos se gestiona desde nuestra área de Vida Universitaria por múltiples medios: email, notificaciones en nuestra plataforma, una app interna que usan los alumnos, entre otras”, explica Vidaguren.

Y agrega que como parte del esquema organizativo de la universidad “el detalle de la modalidad de dictado de cada curso individual se dará a conocer durante el proceso de matriculación que realizamos cada cuatrimestre, como parte de la información que utilizan los alumnos para planificar sus cursadas”.

La UCA, por su parte, delegó la comunicación sobre el dictado de clases a las respectivas áreas de sus facultades: “Cada unidad académica se contactó con sus alumnos para implementar el regreso. Se dio prioridad a quienes se encontraban cursando el último año de sus carreras, así como a estudiantes de primer y segundo año, que debido a la pandemia no habían podido hasta ahora asistir de forma física al Campus Puerto Madero. Gradualmente, se incorporaron el resto de las comisiones”, especificó la Dirección de Relaciones Institucionales de la universidad.


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