El día miércoles 2 de diciembre, el historiador Pierre Rosanvallon (Collège de France / Ehess) dio una conferencia en el marco del lanzamiento de la traducción en español de su último libro El buen gobierno (Editorial Manantial).  

Frente a un público numeroso y en presencia del Embajador de Francia en la Argentina, el señor Jean-Michel Casa, y del Director del Institut Français en Argentine, el señor Jean-François Gueganno, le presentación giró alrededor de la necesidad, en un contexto de presidencialismo cada vez más pronunciado, de elaborar un código estricto y principios claros de un buen gobierno. Vale decir de un gobierno que se preocupe realmente por el bien público. 

Según el titular de la cátedra de Historia Moderna y Contemporánea de lo Político, cuyo libro fue comentado por el profesor Enrique Peruzzotti (politólogo de la UTDT) e introducido por el profesor Guillaume Boccara (Centro Franco Argentino), se hace necesario profundizar la reflexión sobre las condiciones de una acción gubernamental que pueda ser controlada y apropiada por los ciudadanos. En la continuidad de los tres primeros volúmenes - La contrademocracia, La legitimidad democrática, La sociedad de iguales – E buen gobierno cierra una tetralogía que busca dar cuenta de la naturaleza de las formas democráticas y de la construcción de ciudadanía en el mundo de hoy. Ahora bien, conEl Buen Gobierno, Pierre Rosanvallon no sólo interroga las promesas y problemas de la democracia. No se limita a analizar las formas del poder ciudadano de contrademocracia. No circunscribe su examen a la crítica razonada de la ideología de la competencia generalizada y de las desigualdades económicas. Nos ofrece más bien una suerte de filosofía práctica del gobierno democrático. Aboga por la necesidad de realizar una nueva revolución ciudadana y de construir une democracia de apropiación. Esta nueva revolución democrática, que va más allá del voto y de la relación representante/representado, supone la redefinición de la relación entre gobernantes y gobernados. Unos gobernantes que deben responder a estrictas reglas de legibilidad, responsabilidad y responsividad con el fin de restablecer la confianza y evitar la opacidad o la impunidad. Unos gobernados que deben seguir complicando la democracia con nuevas formas de control y exigencias de participación. En resumidas cuentas, en palabra de este incansable teórico, observador y militante de la democracia, se trata de restablecer la confianza, refundar al acción democrática y apropiarse socialmente del poder con el fin de enfrentar realmente los peligros de debilitamiento y traición de la democracia.