Di Tella en los medios
Clarín
12/10/11

Brasil: logros y retos educativos

El responsable de la educación superior brasileña dialogó con Clarín Educación sobre el modelo universitario del país vecino. Una producción científica récord y el desafío de la evaluación.

Brasil es el 13° país del mundo en producción científica. Este dato, que surge de un estudio de la consultora internacional Thomson Reuters, invita a observar con atención el modelo educativo brasileño, que experimentó una serie de cambios a partir del Plan Nacional de Desarrollo de la Educación, lanzado en 2007 durante la presidencia de Lula da Silva ­y continuado en la gestión de Dilma Rousseff­. Clarín Educación dialogó sobre este tema con Luiz Cláudio Costa, secretario de Educación Superior del Brasil.

Costa estuvo en Buenos Aires para participar de la II Jornada de Política Educativa, organizada por la Torcuato Di Tella y el Centro de Estudios en Políticas Públicas (ver Las políticas educativas...).

¿Cuáles son los puntos principales del Plan Nacional de Desarrollo de la Educación? ­El Plan empezó en 2007, con acciones articuladas en todos los niveles: enseñanza superior, media, básica, posgrado... Tiene propósitos cuantitativos pero ­y esto es muy importante­ también cualitativos al mismo tiempo. No creemos que sea posible hacer un desarrollo cuantitativo para más tarde hacer lo cualitativo, porque eso crea una cultura que impide la evaluación. No hay contradicción entre calidad e inclusión.
Brasil tiene metas ambiciosas para su bicentenario, en 2022.

¿Cuáles son esas metas en el terreno de la educación superior? ­Para 2020 queremos alcanzar una tasa bruta del 50% de los jóvenes en la universidad. Esto significa que tendremos que tener entre 10 y 11 millones de estudiantes en nuestras instituciones de educación superior. Es factible, porque crecimos mucho en los últimos años. En 2002 los estudiantes universitarios eran 3 millones. Hoy la cifra está en 6 millones: las matrículas se han multiplicado. Pero además, nuestro programa tiene metas cualitativas. Por ejemplo, aspiramos a tener más del 75% de los profesores universitarios con maestría y doctorado.

¿Qué instrumentos de evaluación usan para medir resultados? ­Tenemos una evaluación de las instituciones de educación superior cada tres años: cada carrera de cada universidad es evaluada.
También tenemos desde 2005 la Prueba Brasil, un examen que se toma en la enseñanza básica cada dos años. No es un ranking, sino que sirve para orientar las inversiones del Estado. Luego está la Pruebita Brasil, que evalúa a los niños en proceso de alfabetización. Y también tenemos el ENADE (Examen Nacional de Desempeño de los Estudiantes), que evalúa a los estudiantes que terminan la escuela media. Hay evaluaciones periódicamente en todos los niveles.
En Argentina, el acceso a la universidad es gratuito pero la tasa de graduados es baja. ¿Cómo funciona esto en Brasil? ­El porcentaje de graduados en Brasil es alto, nuestra tasa de deserción es de 11,5%. Y creemos que es alta, queremos bajarla. Pero la gran diferencia entre el sistema brasileño y el argentino es que en Argentina no hay ningún examen para el ingreso, y en Brasil sí: ese examen hace la selección inicial.
Ahora estamos discutiendo cómo reducir la tasa de deserción, porque es mucho más barato hacer eso que expandir el acceso. Por ejemplo, Harvard tiene una tasa de deserción del 1%, porque la selección es exigente. Hay una relación entre selección y graduación.
A raíz de los conflictos en Chile se han puesto en tensión distintas concepciones de la educación.

¿Cuál es la posición brasileña? ­Nosotros comprendemos que la educación no puede ser un comercio. La educación es un bien público, porque no es sólo para la formación de recursos humanos y profesionales: es formación de ciudadanía, formación de personas capaces de tener nuevas visiones del mundo. Es un bien social: por lo tanto, el Estado debe generar las oportunidades para que todos tengan una educación de calidad.
Brasil está a la cabeza de la región en producción científica. ¿De qué manera el Estado está dando impulso a la ciencia? ­En este momento Brasil es el 13° productor de conocimiento nuevo en el mundo. Y estamos avanzando hacia el 12° o 11° lugar.
La investigación y la producción científica en Brasil está muy vinculada a la universidad: el 85% de las publicaciones viene de las universidades públicas y está ligado a los posgrados, doctorados y maestrías. En los últimos años el Gobierno, a partir de la presidencia de Lula, invirtió alrededor del 1,8% del PBI en investigación. Es un valor muy alto. Y hay una meta para llevarlo al 2 o 3% del PBI. Ahora la presidenta Dilma ha lanzado un programa llamado Ciencia sin Fronteras, que tiene el objetivo de que 75.000 brasileños estudien en las mejores universidades del exterior en el área de Ingeniería y Ciencias Exactas. Y también está invitando a científicos de otras nacionalidades y brasileños que están trabajando en otros países a que vuelvan a Brasil.

¿Cuál es su percepción de la situación educativa en la región? ­Creo que estamos ante una gran oportunidad que no habíamos tenido antes en la historia.
Tenemos la oportunidad de trabajar de hecho como una región que tiene sus diferencias pero comparte una identidad. Es el momento de trabajar juntos en todos los niveles de enseñanza, de compartir la experiencia que tenemos. Necesitamos garantizar que los estudiantes de Argentina vayan a estudiar a Brasil y los de Brasil vayan a Argentina, y lo mismo en todo el continente. Cada país está construyéndose un modelo de desarrollo, y la educación juega un papel muy importante en eso.
Los gobiernos están impulsando la integración del continente, y la educación es la que puede lograr de hecho esa integración. Si conseguimos la integración de la educación, entonces el resto vendrá como consecuencia.

Las políticas educativas en América Latina
La II Jornada de Política Educativa, organizada por la Torcuato Di Tella ( UTDT ) y el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), reunió la presentación de tres casos de reformas educativas recientes en el continente: Brasil, Colombia y Ecuador.
Además de Luiz Cláudio Costa, participaron del evento Nohemy Arias Otero, secretaria general del Ministerio de Educación de Colombia, y Gloria Vidal, ministra de Educación de Ecuador. La pregunta disparadora del evento fue:

"¿Cómo se mejoran los sistemas educativos?".
Los tres casos mostraron algunas similitudes: un aumento de la inversión en educación durante la última década; la consolidación de sistemas transparentes de información y estadísticas; y la presencia de liderazgos presidenciales fuertes a la hora de instalar la educación como prioridad social.

Claudia Romero, directora del área de Educación de la UTDT , destacó también otros factores: "La existencia, en los tres casos, de una planificación a largo plazo, con planes estratégicos a diez años.
Y la presencia de la evaluación en todos los niveles del sistema educativo, lo que posibilita tener miradas más sofisticadas sobre los sistemas, y permite construir nuevas capacidades a partir de resultados".

Por su parte, Gustavo Iaies, director del CEPP, resaltó "la continuidad de las políticas entre las distintas gestiones de gobierno", incluso en el caso de Ecuador, donde el gobierno de Rafael Correa mantuvo el equipo de Educación de su antecesor Alfredo Palacio, de muy distinto color político.

Alfredo Dillon

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