Di Tella en los medios
Clarín
26/06/11

"Vivimos en una `economía Prozac’, con el riesgo de un exceso de complacencia"

Con una liviandad riesgosa, ni el Gobierno ni la oposición ni los empresarios parecen reaccionar como debieran frente a las inconsistencias que está presentando el modelo económico.

Fue el padre de la macroeconomía moderna, John Maynard Keynes, quien dijo que "el economista experto debe poseer una rara combinación de dones. Debe ser en cierta medida matemático, historiador, estadista, filosofo." Puede que Eduardo Levy Yeyati se haya tomado demasiado a pecho esto del abordaje multidisciplinario: estudió ingeniería industrial y psicología (ambas carreras en la UBA), pero trabaja de economista. Y allí también sabe usar distintos "sombreros": fue economista jefe del Banco Central en la época de Mario Blejer, trabajó en los organismos financieros multilaterales, ganó reputación en Wall Street como director de research para emergentes en Barclay’s y da clases en Barcelona, en la Di Tella y, a partir del próximo semestre, en la UBA. Como escritor de ficción recibió buenas reseñas por Gallo (Mondadori, 2008) y tiene otras tres novelas terminadas.

 
EDUARDO LEVY YEYATI, ECONOMISTA
A lo largo de esta entrevista citará más poetas y novelistas que economistas.

En los ratos que le quedan libres escribe en su sitio personal, uno de los más exitosos de la blogósfera económica argentina, y discute sobre políticas públicas desde el CIPPEC y desde la Brookings Institution, organismos en los que también trabaja.

Meses atrás, Levy Yeyati se acercó al radicalismo. Pero va y viene, y hubiera preferido -al igual que sucede con otros colegas economistas de la UCR- una alianza con el socialismo. Recientemente, cuando le preguntaron por su equipo económico, Ricardo Alfonsín dijo en un programa de cable: "también está con nosotros este muchacho, Levy Yuyito". Desde entonces, sus amigos le hacen bromas con este nuevo apodo.

Es difícil categorizar el pensamiento económico de Yeyati: habla de un "exceso de complacencia" y de una "economía Prozac" en la que ni el Gobierno ni los empresarios reaccionan como debieran frente a las inconsistencias. Pero por otro lado cree que es equivocada la visión de los economistas de la oposición que se concentran en "tres o cuatro medidas macro" como solución para los problemas de desarrollo argentinos.

Como se ve, los "sombreros" se van multiplicando.


­ ¿Lo suyo es curiosidad, adicción al trabajo o déficit de atención?
­ Probablemente sea un escritor en el cuerpo de un economista.

Y como economista, querría ser político. Como se ve, soy un impostor (risas). Me dediqué a la economía porque tiene una buena combinación de ciencias sociales y matemáticas, y siempre lo que hago tiene una orientación humanista y de búsqueda de participación en el debate público. La experiencia en Wall Street fue, tal vez, lo más ortogonal que haya hecho.

Pero me daba curiosidad ver ese mundo por dentro. Estuve ahí tres años y fue suficiente.


­¿A qué novela se parece la actualidad económica argentina?
­Depende de si uno la mira con los ojos del kirchnerismo o de la oposición. Desde la oposición, me hace acordar al Desierto de los tártaros, de Dino Buzzati, de la que Borges dijo que era una "novela de infinita postergación". Están los tipos en un destacamento de frontera esperando durante años que vengan los tártaros a invadir: desde la oposición, política y económica, siempre se está esperando que venga la crisis, que se caiga el modelo, y están inmovilizados con esta esperanza. El relato del Gobierno es más parecido a la película de Di Caprio sobre Howard Hughes ("El aviador"): las cosas se le dan de una forma y no pueden sino insistir con este esquema, aunque a la larga puedan terminar en el fracaso. El fracaso no sería en este caso la invasión de los tártaros, sino la desaceleración de lo que venía siendo una locomotora, porque hoy no enfrentamos la posibilidad de una crisis como en los 90. Creo que el ataque más popular a la política del Gobierno tiene un sesgo macroeconómico que es incorrecto.


­¿En qué sentido?
­ En el de que la oposición piensa en términos de riesgo de crisis y de tres o cuatro medidas macro (tipo de cambio, inflación, etc), que hoy son menos relevantes para pensar el desarrollo argentino. Hay que poner el énfasis, para el desarrollo, en políticas micro, sectoriales, de cuellos de botella, algo que es mucho más tedioso y menos vendedor desde el punto de vista electoral. Es menos "sexy" e implica más trabajo de largo plazo. No va a haber un Cavallo de las políticas micro. Es un trabajo chino, pero así es como los chinos, o los coreanos, lo hicieron.

­En su blog habla de la "economía Prozac". ¿A qué se refiere?
­El Prozac es una pastilla que supuestamente induce a sentirse bien, se asocia al "don’t worry, be happy" de los norteamericanos. Los mercados venían pensando que con los estímulos fiscales y el crecimiento chino se salía de la recesión más o menos rápido. Pero la enorme deuda de los países ricos en algún momento va a pasar la factura, China no quiere crecer al 10%, quiere hacerlo al 7%; hay un tema periférico que hace que al menos otro país europeo entre en default: ese escenario no te da para una salida inercial de la recesión. Hasta ahora, muchos pensaban que las noticias malas era un "bache" en la tendencia, que seguía para arriba. Por eso creo que vivimos en una "economía Prozac", con un exceso de complacencia. Una situación común en el análisis financiero es que la foto no sea consistente con el largo plazo (algo que se conoce como "inconsistencia"), pero no esté a la vista el catalizador de la corrección -o lo esté, pero más allá del ajustado horizonte del analista-. Entonces encontramos recomendaciones de comprar "tácticamente" un activo (o un país) que vemos cayendo en el mediano plazo.

­Un razonamiento circular. 
Exacto. Por ejemplo, sabemos que el dólar debería sufrir la prodigalidad americana y que su deuda debería comenzar a pagar una prima de riesgo, pero los inversores asustados corren al Tesoro americano porque ... nada de esto va a suceder en los próximos meses. Y algo similar pasa en la Argentina. Aquí todo el mundo entiende, inclusive en el Gobierno, que no podés tener una inflación por encima del 20% y un tipo de cambio moviéndose poco por cinco años más. Pero por otro lado se preguntan: "¿Cuál es la chance de que haya un cambio brusco mañana?" Probablemente ninguna, y entonces todos se acercan un paso más al precipicio. Ese comportamiento enfermo en el sistema financiero genera complacencia en la forma de actuar de los políticos. Porque en el Gobierno dicen: "¿Cómo puede ser que tenga un problema de sostenibilidad si los bonos siguen subiendo, no hay corrida y los precios de las commodities siguen altos? Alguien me está engañando". El tema es que el propio inversor se está engañando: cuando lo anticipen, van a salir todos corriendo. Pero si decís que hay que actuar antes de que los mercados te pongan contra la pared, te tildan de "agorero". En el caso argentino, la economía Prozac se puede ilustrar bien con el plan "LCD para todos": qué mejor ejemplo de esto que la promoción del desahorro.

­ América latina está de moda.
¿Cree que se viene una "década de la región", como dice el BID?
­ Ahí hay un error de apreciación grave: América latina nunca ha crecido a tasas chinas y cuando lo hizo tuvo un problema de inflación complejo. La presidenta Dilma Rousseff está preocupada por el 6% de inflación y Brasil este año crece al 4%: esa no es una tasa china. Y esto es así porque nuestra historia de crisis macro hizo que tengamos indicadores de inversión muy pobres, del orden del 20% del producto. Tenemos serios problemas con la educación: poner más plata en algunos países es como acelerar un auto viejo, hacen falta cambios más estructurales. Y a eso se suman serios problemas de competitividad en las empresas medianas, sobre todo, que fueron las protagonistas en otros casos exitosos de desarrollo.

­ ¿El espejo de la actualidad europea es la Argentina de 2001?
­ Hay una frase de Tolstoi que dice que "todas las familias felices se parecen, y todas las infelices son infelices a su manera ..." Todos los países con problemas financieros los tienen a su manera. Así que hay pocas semejanzas con la Argentina de 2001. Pero sí veo una analogía con la resolución de la crisis de deuda de América latina en los 80. Cuando los petrodólares se acabaron en los 80, la liquidez se cortó y había monedas apreciadas. Lo primero que se hizo, en un modelo que inició México, fue encarar un paquete de ajuste recomendado por el FMI que no funcionó, porque dejó el ratio de deuda sobre PBI más alto. Lo segundo que se hizo fue reprogramar la deuda, a más años, con el Plan Baker, pero ese refinanciamiento no sirve, porque a la larga tenés que pagar; y nadie va a invertir en un país que a futuro va a tener que cobrar tantos impuestos. "La década perdida" ..., ya conocemos esta historia. Y a fines de los 80 se dieron cuenta de que tenía que haber quita, y ahí vinieron los bonos Brady. En Europa ahora están en la etapa del Baker, pero eso no va a funcionar, hay una negación de la crisis.

­ ¿Es negación, o es que nadie quiere ponerle el cascabel al gato, que nadie quiere ser el Jorge Remes Lenicov europeo?
­ Hay un poco de las dos cosas.
Nadie quiere pagar el costo politico de un default, y tratan de ganar tiempo en pos de un milagro (un poco como en Argentina 2001).
Como decía Eugenio Montale, poeta agnóstico, ante la muerte uno se encomienda a Dios (aunque las chances de que Dios evite una muerte son, a juicio de un agnóstico, lejanas).

­ ¿Cómo ve el diálogo hoy entre políticos y economistas?
­ Hay de todo. Hay políticos que lo que quieren es un discurso económico ganchero para hacer campaña, pero que no entienden las complejidades de los temas. Y hay otros que no, que tienen mucho interés y saben. El kirchnerismo también se ha vuelto más narrativo, lo cual les da más trabajo al sociólogo, al politólogo y al semiólogo que al economista, por estos días. Pero hay poca prospección de cómo llevamos al país al siguiente nivel de desarrollo. Hay mucho eslogan, y también mucha complacencia.

Copyright Clarín, 2011.

Sebastián Campanario
scampanario@clarin.com
EMILIANA MIGUELEZ SIN DAR EN EL BLANCO. EL ATAQUE MAS POPULAR A LA POLITICA DEL GOBIERNO TIENE UN SESGO MACROECONOMICO QUE ES INCORRECTO, DICE LEVY YEYATI.

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La blogósfera económica
En la discusión sobre economía en Internet, lo que se conoce como "blogósfera económica argentina" tiene a Eduardo Levy Yeyati como uno de sus referentes. " A mí me sirve para tener un diálogo y pulir temas. Pero el mundo blogueril ha avanzado, los medios se los toman más en serio. Hay más citas, aunque no siempre con la debida atribución de fuentes", explica. Sin embargo, advierte que "hoy la discusión económica ha decaído, entonces los blogueros económicos ven que los temas no rebotan, y hay menos producción."
 
 
 

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