Di Tella en los medios
La Nación
4/03/18

El tercer motor de la actividad en el país

Por Eduardo Baistrocchi

El profesor de la Escuela de Derecho explica por qué "la Argentina podría ser un Silicon Valley" y cuáles son las claves para lograrlo.

La economía argentina tiene dos motores de clase mundial: la agroindustria y el petróleo y la minería. Ahora, el país tiene la oportunidad histórica de crear su tercer motor: convertirse en el Silicon Valley de América Latina, de modo análogo al objetivo del presidente de Francia, Emmanuel Macron, de convertir su país en el Silicon Valley de Europa.

El Silicon Valley, en California, es la jurisdicción más innovadora del mundo en tecnologías de la información. El PBI de California (con una población comparable a la de la Argentina) supera, por ejemplo, al del Reino Unido.

La Argentina produce cada vez más talento en esta área. Tiene incipientes industrias basadas en el conocimiento de creciente calidad internacional; las exportaciones de servicios generaron más de US$5800 millones en 2016 y crearon más de 120.000 puestos de trabajo en el país.

¿Qué elementos regulatorios y de ecosistema pueden facilitar la creación del tercer motor (un hub tecnológico de clase mundial) que produzca valor y que detenga la masiva emigración de talento a destinos como Brasil, Colombia, Chile y Uruguay?

En el pilar regulatorio, se podrían combinar la experiencia de California y de la India: trasplantar a la Argentina el marco regulatorio de California en relación a las startupsde la tecnología de la información (es el régimen que más protección ofrece al trabajador en Estados Unidos). Podrían disponerse exenciones de impuestos en los primeros cinco años de una startup, como ocurre en la India.

El pilar del ecosistema consistiría en dos elementos también inspirados en la experiencia de California y de la India. Por un lado, el Estado nacional junto con algunas instituciones promoverían asociaciones estratégicas entre universidades argentinas y universidades de California, tales como Stanford. Así, universidades argentinas podrían desarrollar departamentos en ciencias de la computación para maximizar la creación de talento local.

Por otro lado, los gobiernos provinciales podrían adjudicar a bajo costo espacios a estos emprendimientos en las afueras de las ciudades.

Si la Argentina pudiera crear una economía como la de California en el área de tecnología de la información, el tercer motor de la economía no tardaría en encenderse. La fortaleza de ese motor es clara: puede ser la plataforma sobre la que se apoye el resto de la economía con creciente valor agregado. Eso crearía el clima necesario para pensar en cómo construir el cuarto motor y, más adelante, el quinto.