Di Tella en los medios
Clarín
3/10/17

Buenos Aires, entre las provincias con más desigualdad educativa del país

Para Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Universidad Di Tella, "cuando la educación refuerza la desigualdad de origen de las personas estamos ante el mayor fracaso de una sociedad"

La provincia de Buenos Aires figura -junto a Catamarca, La Rioja, San Juan y Tucumán- dentro del grupo de distritos que más “desigualdad educativa” tienen, de acuerdo a un índice que construyó la Universidad de Belgrano, con datos de la prueba Aprender. Para medir esta brecha educativa, los especialistas de esa universidad tomaron el porcentaje de alumnos que obtuvieron calificación “por debajo del nivel básico” en Matemática en la primaria de las escuelas estatales y lo restaron al porcentaje que obtuvo ese mismo resultado en las de gestión privada.

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Las pruebas Aprender fueron tomadas en octubre de 2016 a todos los los chicos de 6° grado, aunque en el algunos distritos –como Ciudad o Neuquén- hubo baja tasa de respuestas, sobre todo en las escuelas públicas. También respondieron todos los alumnos del último año de la secundaria. Ya se conocía que los resultados habían sido malos y que había desigualdades entre regiones y tipos de escuela. Pero no había un análisis sobre la diferencia entre bajos rendimientos provincia por provincia.

“Lo más dramático es el retroceso de la Provincia. En los años noventa ese distrito estaba entre las menos desiguales, junto a la Ciudad. Pero hacia principios de siglo cayó estrepitosamente y, por lo visto, aún no se recuperó. La diferencia con provincias como Córdoba o Mendoza es muy grande”, dice Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano, y autor del estudio.

Fuentes del Ministerio de Educación de la Provincia le dijeron a Clarín que si bien los datos tomados pueden ser correctos, lo que no es correcto es el análisis que se hace de esa información. “No se puede comparar promedios. Lo que determina los resultados no es tanto el tipo de gestión de la escuela sino la población que asiste”, dijeron.

Y agregaron: “Hay mucha desigualdad en la Provincia, eso es real. Pero lo que ocurre es que las familias más pobres son las que menos resultados obtienen, más allá del tipo de gestión de la escuela. Y otro dato preocupante, es que las escuelas privadas también están obteniendo bajos resultados. Hay que cambiar en todos los aspectos”, afirman.

Guadagni coincide en que el nivel socioeconómico es un factor de peso, pero insiste en que la diferencia se da por el acceso o no a la escuela privada. “El 66,8% de los alumnos de hogares de nivel socioeconómico alto, que acude a escuelas de gestión privada, alcanzó el nivel Avanzado en Matemática, lo que consiguió sólo el 46,1% de los alumnos de ese mismo estrato socioeconómico en las escuelas estatales”, afirma en el informe.

Gustavo Iaies, director del CADE, tiene una visión similar. “Argentina va camino a dos sistemas, el de chicos que saben y el que no. Es el final del proyecto Sarmientino. Por primera vez, pública y privada muestran una diferencia holgada. Además, provincias como Santa Cruz muestran el deterioro de los pibes que no van a la escuela: en la privada se ve la diferencia y la comparación con Chubut mucho más”, le dijo a Clarín.

“Los resultados de Aprender no llegaron en la cantidad necesaria para trabajar la mejora. Hay que apurarse: ese es el objetivo central”, agrega.

Para Claudia Romero, de la Torcuato Di Tella, “cuando la educación refuerza la desigualdad de origen de las personas estamos ante el mayor fracaso de una sociedad, porque la escuela es la institución encargada de producir equidad y justicia educativa”. “Las provincias pobres del norte aseguran menos educación a sus niños que las del centro rico del país. Los hijos de familias de nivel socioeconómicamente bajo de todo el país -que son las que van a las escuelas estatales- podrán terminar la escuela pero con muchísimos menos conocimientos. Cada evaluación nacional confirma que la escuela argentina es una formidable maquinaria de reproducción de desigualdad”, afirma.