Di Tella en los medios
El Economista
11/09/17

Germán Lodola: “Cambiemos es hoy una coalición transversal”

"Cambiemos tiene un proyecto político. No es simplemente un grupo de amigos de la secundaria gobernando. Y tiene decisión", sostiene el director de la maestría en ciencia política de la Universidad Torcuato Di Tella.

“En Argentina, la presencia territorial se construye desde el oficialismo nacional. Hace dos años decíamos que Cambiemos era un espacio distrital y hoy le gana al peronismo en muchas provincias”, sostiene Germán Lodola, doctor en ciencia política por la University of Pittsburgh y director de la maestría en ciencia política de la Universidad Torcuato Di Tella. En esta entrevista con El Economista, analiza el camino hacia las elecciones generales de octubre y las modificaciones en el sistema político que puedan surgir de ahí, además de caracterizar a Cambiemos como coalición política.

Cambiemos no pudo mostrar, hasta ahora, indicadores satisfactorios en materia económica o social, pero sí mantener y ampliar las expectativas en una porción importante de la sociedad. ¿A qué se lo adjudica?

Es cierto, fue una elección muy fuerte de Cambiemos. Obtuvo el 37,2% a nivel nacional y, si somos generosos, podemos sumarle algunas listas a las que no les dieron las primarias y el resultado sería aún mejor. Si era una elección presidencial, es probable que hubiese ganado en primera vuelta. Dicho esto, hay una serie de cuestiones a tener en cuenta. Por un lado, cómo está compuesta socialmente esta coalición. Y ahí hay que decir que es transversal: tiene a los sectores altos, beneficiados por las transferencias de ingresos hacia ellos, más allá del componente fuertemente ideológico; tiene parte de los sectores bajos, que se observa en el buen desempeño en la primera sección electoral bonaerense, pero también en la tercera, y que se explica por la inyección de obra pública en los últimos dos o tres meses, que generó una pequeña reactivación en los distritos cercanos a la CABA; y tiene a segmentos importantes de los sectores medios. Ahí es menos voto económico y más voto simbólico. La pregunta hacia futuro es si logrará mejorar la economía. Si lo hace, podrá contener a estos sectores. Si no, corre el riesgo de perderlos y convertirse en una coalición conservadora popular, con el apoyo de sectores altos y bajos.

¿Cuánto puede cambiar el escenario camino a las generales? ¿Cómo se definirá esta lógica superpuesta entre polarización ideológica y fragmentación del sistema político?

La polarización se va a acentuar. En provincia de Buenos Aires, el Gobierno y Cristina apuestan a eso, claramente. Y el massismo, por ejemplo, corre el riesgo de diluirse en ese juego. Pero la fragmentación del peronismo impide que uno de los polos sea “juntable”. Si se suma el voto kirchnerista, el voto PJ no kirchnerista y los aliados circunstanciales del PJ, como Maurice Closs en Misiones o Gerardo Zamora en Santiago del Estero representan el 40% nacional, pero no sé si hay alguien capaz de sumarlos.

Unidad Ciudadana hoy habla menos de las consecuencias de las políticas de ajuste del Gobierno que de aspectos institucionales.¿Cambio de estrategia o cambió el escenario?

La pregunta es hacia dónde Unidad Ciudadana puede ir a buscar más votos para crecer. En principio, creo que en alguna fuerza de centroizquierda. Los que votaron a Víctor De Genaro en las primarias, por ejemplo. Pero, ¿dónde más? Por otra parte, no veo posible un cambio de estrategia. La cuestión institucional es adversa para Cristina. Tiene menos que ver con ella, que el cuestionamiento económica. Ahora, el problema que tiene con el discurso económico es que no puede remitir más que al pasado. No tiene un proyecto para ofrecer en términos de alternativas de mejoras. Lo que puede decir es que “lo que está sucediendo es peor que lo que había”. Pero sabemos que aquello tenía distorsiones, entonces ese discurso tiene vuelo corto.

¿Cree que Cristina podrá mantenerse como una referencia expectante en la oposición, aún ante una potencial derrota?

Gane o pierda Cristina, no veo que los gobernadores decidan resolver en esta elección lo que van a hacer a futuro. El peronismo territorial del interior está acuciado por necesidades más ligadas al día a día para pensar en cómo encolumnarse hoy hacia 2019. Y, entre otras cosas, quieren estar en buena relación con el Gobierno Nacional. El caso de los intendentes bonaerenses es distinto, porque juegan mucho en esta elección. Saber cómo se va a rearmar el peronismo va llevar más tiempo y los que van a esperar más para decidirse van a ser los gobernadores.

Los oficialismos provinciales, sobre todo los peronistas, también sufrieron magullones, más profundos de lo que indican la tradición de las legislativas. ¿Qué parece mostrar?

Este es el tercer peor desempeño histórico de los oficialismos provinciales en elecciones a diputados nacionales. El peor de todos fue 1985, cuando el PJ perdió muchas provincias a manos del radicalismo. El segundo, en 1999, cuando el PJ perdió muchas provincias a manos de la Alianza. Y el tercero es este. Lo que está indicando es que hay un partido no peronista que le está yendo bien en las elecciones y que, en Argentina, la presencia territorial se construye desde el oficialismo nacional. Hace dos años decíamos que Cambiemos era un espacio distrital y hoy le gana al peronismo en muchas provincias. Lo otro importante para decir es que los gobiernos provinciales, en general, están en débiles frente al Gobierno. Están complicados financiera y fiscalmente y, en términos electorales, están menos potentes que en otras oportunidades. Esto genera un contexto más favorable a Cambiemos, aunque las dos experiencias que mencionaba antes, hayan terminado muy mal.

Cambiemos parece dispuesto a consolidar una identidad más allá de sus integrantes. En el PRO esto aparece como efecto deseado, pero en el radicalismo genera tensiones. ¿Qué se puede esperar con esta fuerza más allá de octubre?

Existe hoy una interesante discusión respecto de la caracterización de Cambiemos. Lo primero que hay que decir es que tiene un proyecto político. No es simplemente un grupo de amigos de la secundaria gobernando. Pero además de un proyecto político existe decisión para llevarlo adelante, que implica un intento de debilitamiento de los actores centrales del sistema político argentino, desde los sindicatos hasta el peronismo. En ese sentido, no es algo parecido al neoliberalismo de Carlos Menem, que decidió su rumbo entre un menú de opciones acotado. En Cambiemos hay una decisión más concreta respecto del país que quiere, vinculada a la centroderecha argentina, pero con una expresión partidaria con presencia nacional. Y esto es novedoso. En qué medida este proyecto de país implica una coalición político-electoral estable, es más difícil de saber. Pero tendería a pensar que el electorado se va a estabilizar en torno a la opciones que tiene en el presente. La dimensión interna de Cambiemos también tendrá sus novedades.
En estas elecciones se vieron cortocircuitos entre el PRO y el radicalismo, no sólo en la Ciudad. El radicalismo le ofrece al PRO voto geográfico y el PRO no sé si le está respondiendo de la misma manera con cuotas de poder dentro del Gobierno. Pero no creo que el radicalismo abandone la coalición.


Publicado en:
Link: