Di Tella en los medios
El Cronista
4/09/17

Comprimir spreads es converger hacia un país más libre

Por Germán Fermo

"Lo formidable de los mercados financieros es que hasta la libertad misma encuentra precio, y ese parecería ser el nuevo rumbo escogido por la mayoría de los argentinos", sostiene el director de la Maestría en Finanzas

Desarmando al mecano. El peronismo enfrenta a generaciones de argentinos cada vez más lejos de 1945, que se desentienden de Perón y Evita y hasta se atreven a hacerle la más incómoda de todas las preguntas: ¿si fueron tan buenos y gobernaron la mayoría de estos años, por qué nos dejaron así de pobres? El peronismo está siendo revisado por una parte mayoritaria del electorado actual y para tener alguna chance de volver a seducir, probablemente deberá cambiar de líder, de mensaje y de estrategia comunicacional, formidable tarea de reconstrucción le espera y llevará muchísimos años lograrlo. De a poco y con la engañosa parsimonia que caracteriza al oficialismo, al peronismo como al mecano, le están aflojando todas sus tuercas y corre el riesgo de comenzar a desarmarse en pedazos teniendo bien adentro todavía al kirchnerismo, un caballo de Troya al que Cambiemos sigue dándole aire y que no para de restarle votos y por, sobre todo, capacidad de reconstrucción. Incluso quizá lo de “Troya” sea una subestimación, el kirchnerismo representa para el peronismo un pegajoso e ineludible lastre con sabor a impredecible bipolaridad.

Los que apuestan al destrozo y a la infamia son una pequeña minoría obsoleta. Lo cierto es que la era K ya fue y su destino culminó siendo endógeno a su propio mesianismo, aun cuando sus líderes no lo quieran aceptar y sigan marchando, haciendo piquetes y ensuciando incluso, al Cabildo de todos los argentinos. Sin embargo, el daño electoral que esta actitud le impone al peronismo sigue siendo enorme y formidablemente funcional para un gobierno que continúa sumando apoyo político, un poco por mérito propio y otro tanto gracias al contraste que genera semejante irascibilidad. Parecería que esta estancia irreverente y anti-republicana no hace otra cosa que incrementar las chances electorales de Macri y equipo de caras a octubre, debilitando al mismo tiempo a las distintas versiones de peronismo que se ofrecen en nuestra generosa góndola política. Resulta evidente también que mucho político con pasado K no la está pasando nada bien en el plano electoral abarcando a un amplio espectro de personajes reciclados que se extiende desde el golden boyde la embajada hasta el hombre humo de la renovación, parecería que algo de memoria tenemos los argentinos, si fuiste K no podés ser otra cosa. Es suficiente con observar los puñetazos del acto sindical y los destrozos en la marcha del viernes pasado como para comenzar a darnos cuenta del país en el que no queremos vivir más. La Argentina de hoy no necesita punteros, patotas, puñetazos e insultos a edificios patrios, demasiado mal nos ha hecho esta actitud a lo largo de setenta años, requerimos, por el contrario, lograr un consenso respetuoso, razonable y sustentable por al menos tres largas décadas, en esa Argentina que imagino, la irracionalidad K ya no tiene cabida alguna y el peronismo lo sabe muy bien; le llevará años encontrar un nuevo líder y un mensaje que lo reinvente acorde a una realidad totalmente diferente o correrá el riesgo de la extinción política. Quizá el tiempo ponga las cosas un poco más en su lugar y veamos al kirchnerismo reducido a una pequeña expresión de izquierda extrema y al peronismo retornando a alguna versión más tradicional de su historia multifacética, pero mientras tanto, Cambiemos seguirá creciendo y pintando de amarillo al mapa electoral de los argentinos, con caja y emisión de deuda a favor. Claramente estamos transicionando desde un populismo extremo e irracional hacia uno blando y razonable, pero populismo al fin, es enorme entonces, la mejoría que aún nos debemos como sociedad.

Nadie paga lo que no cree: el precio de “ya no existir” y la formidable reacción de activos argentinos en sólo dos semanas. En una encuesta nadie se juega nada, razón por la cual casi por definición, todas tienen un enorme margen de error y baja confiabilidad, tal como la experiencia reciente demostró no sólo para la formidable victoria de Cambiemos en las PASO de agosto, sino también para el resultado del BREXIT inglés y de las elecciones en Estados Unidos, por citar algunos ejemplos recientes. La encuesta no es otra cosa que una serie de preguntas hipotéticas sin costo alguno para el entrevistado, por el contrario, detrás de un precio, siempre existe una creencia convalidada por quien paga una suma determinada de dinero frente a un activo específico, si pagaste de más perdés, razón por la cual te obliga a equivocarte menos. Los tres mercados más relevantes en Argentina, el de bonos soberanos, el de acciones y el de tipo de cambio, se expidió contundentemente en estas dos semanas, reflejando no sólo la victoria del oficialismo en las PASO de agosto, sino también lo que comienza a ser el incipiente descuento de una segunda reelección del presidente Macri de caras al 2019. En sólo quince días, la parte larga de la curva argentina desde el 11/8, último día hábil pre-PASO, comprimió spreads en aproximadamente 55 puntos básicos lo cual representa un movimiento enorme, el Merval está 9% positivo y el peso argentino se apreció contra el dólar un 2.85%. Claramente, en estas últimas dos semanas el mercado está descontando una segunda derrota kirchnerista que probablemente sea aún más acentuada que la primera y lo condene finalmente al olvido guardándolo en un capitulo muy gris de nuestra historia republicana. Observándolo incluso más en perspectiva, la deskirchnerización de la curva de bonos se inició con las PASO del 2013, desde entonces la parte larga de la curva argentina comprimió más de 600 puntos básicos, una elocuente baja de riesgo país ante lo que paulatinamente se fue convirtiendo en un apoyo mucho más generalizado al gobierno del presidente Macri, un pequeño punto amarillo de hace años atrás que se va convirtiendo en una mancha que está pintando al país a lo largo y a lo ancho, teniendo sustanciales implicancias en la valorización de activos argentinos y en la libertad misma de sus ciudadanos.

Los factores que podrían propiciar futuras reducciones de riesgo país. Se hace difícil por el momento imaginar cuánto más se podrá comprimir Riesgo País en el futuro cercano. Primero, un escenario podría ser que el mercado se anime a comprimir unos 25 puntos básicos adicionales en la parte larga de la curva en anticipación a lo que podría ser una victoria del oficialismo en octubre superadora de los resultados de agosto. Segundo, otro escenario podría ser que el mercado se quede en estos niveles hasta observar efectivamente los resultados de octubre y si los mismos son contundentes como espero, el rally de los bonos largos argentinos se reanudaría para entonces. Tercero, otro escenario y más exigente, sería que el mercado se plante en estos niveles y con un eventual resultado positivo en octubre le pida al gobierno una mayor decisión en cuanto a la definición concreta de un sendero fiscal que nos brinde mayor coherencia y sustentabilidad a mediano plazo. De los tres escenarios estoy probabilisticamente más sesgado a una combinación del primero y el segundo. Sigo con la sensación de que los próximos 100 puntos básicos se harán más rápido de lo que esperamos y tendrán como principal factor a un mercado internacional que premiará significativamente la probabilidad de no peronismo por lo menos hasta el 2023 de esta forma, la compresión remanente seguirá haciéndose a fuerza de pura expectativa y muy pocas preguntas incómodas desde Wall Street. Son 130 puntos básicos los que nos separan de Brasil en la parte larga, espero que una convergencia muy cercana a Brasil se de rápido y por entonces, el mercado quedaría expectante a cambios de sustancia.

Comprimir spreads es converger hacia un país más libre. Los regímenes populistas atentan permanentemente contra la libertad de mercado dado que los mismos votan todos los días del año y se expresarían, por lo tanto, respecto a la gestión del fascista de turno. Bajo esta óptica se entiende fácilmente la lógica kirchnerista del cepo cambiario y la de vivir en estado de default, cuanto más cerrados al mundo, menos libres, llegando al extremo venezolano en donde ni siquiera existe ya la libertad para comprar bienes básicos como por ejemplo, una papa o un tomate, así de recalcitrante y siniestro termina siendo el líder populista para con su pueblo a quien dice defender y respetar. El populismo va por todo tal como nos contaron en el 2011 al ritmo de un triunfalista 54% que hoy se convirtió en una pequeña minoría atada a un relato que nunca existió y que hoy los argentinos mayoritariamente decidieron ignorar, atentando con quedarse con lo más preciado de un ser humano, nada más y nada menos que su libertad, zapateando primero su intelecto. La Argentina de hoy es una llena de urgencias y no tiene más tiempo para perder en revoluciones mentirosas “a lo Quijote”, reducir un 30% de pobreza para un país que alguna vez fue rico nos obliga a concentrarnos en otra propuesta y vivir la cruel realidad gestada por el kirchnerismos con un sentido de suma urgencia. Este proceso que se viene fue parcialmente descontado en los mercados financieros los cuales asignan a la existencia de no peronismo en el mediano plazo un premio sustancial en la valoración de activos. Lo formidable de los mercados financieros es que hasta la libertad misma encuentra precio y ese parecería ser el nuevo rumbo escogido por la mayoría de los argentinos, comprimir riesgo país es una forma de ser cada día más libres.