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6/03/17

Sindicalistas ricos y trabajadores pobres: yo no paro el 7M

Por Germán Fermo

Para el director de la Maestría en Finanzas, "es imposible lograr un incremento de salarios que perdure en el tiempo si Argentina no crece y, para ello, los incrementos de productividad son cruciales".

¿Haz lo que digo pero no lo que hago? Resulta hasta insultante, explicarle a un docente que no hay plata para ellos, PERO destinamos fondos públicos para bancar piqueteros, fútbol y festivales de carnaval: país injusto, irrespetuoso e incompresible éste. No estoy de acuerdo con ningún paro, incluyendo a maestros, PERO propongo que los políticos reduzcan sus dietas y las transfieran a docentes. Aún cuando la cifra resultase irrelevante, valdría el gesto. Tener un Estado enorme, corrupto e ineficiente absorbe recursos en desmedro de quienes genuinamente lo merecen, en este caso, maestros, médicos, etcétera. El gasto político termina causando, entre otros factores, salarios bajos. Qué orgullo sentiría de los diputados y senadores si diesen un histórico paso al frente reduciéndose sus dietas en respeto, al menos, a lo bajo que son los salarios de un trabajador argentino. Escucho el tema paritarias y no puedo dejar de recordar el dietazo que estos personajes clavaron el año pasado. La función pública debería ser ejercida sólo por corto plazo y ad-honorem, así evitaríamos enquistados y ñoquis. Alguna vez escuché que se gobierna con el ejemplo. Sin embargo, en esta Argentina en la que vivo los políticos viajan con choferes y los laburantes con suerte, tienen para el bondi. Diputados, senadores y demás funcionarios de alto rango del Estado Argentino: den un paso al frente y reduzcan sus dietas a los magros 9.000 pesos que gana un maestro, Sarmiento los aplaudiría desde el cielo. Gobiernen con el ejemplo. Si un maestro DEBE arreglárselas con los miserables 9.000 pesos, ¿Por qué ustedes no? ¿Cuál es la coronita que se compraron? ¿Quién tiene mayor contribución social, un maestro, o ustedes? ¿Se animan a una encuesta?

Y en este contexto de "gobernar sin el ejemplo" observo también que un sindicalismo rico convoca al paro a trabajadores pobres, para repetir la misma historia de los últimos 70 años. La evidencia empírica es sumamente contundente y describe a un sindicalismo que no pudo mejorarle la vida a nadie -bueno, "nadie" es una grosera exageración de mi parte; a ellos se los ve bastante bien-, relativo a la penuria cotidiana que vive el asalariado. Entonces, ¿no les parece que ya viene siendo tiempo de cambiar e intentar solucionar nuestros problemas de otra forma? ¿Qué tal si en vez de echarle la culpa al ciudadano de al lado, miramos nuestro propio ombligo e intentamos mejorar? ¿Qué tal si ignoramos al sindicalismo?

Es imposible lograr un incremento de salarios que perdure en el tiempo si Argentina no crece y, para ello, los incrementos de productividad son cruciales, no hay otra alternativa posible. La Argentina post-kirchnerista del 2017 nos plantea un drama que a la vez significa una formidable oportunidad: somos el problema, pero también su solución potencial. Los argentinos necesitamos "resetear" nuestro cerebro y si pretendemos vivir mejor, deberemos entender de una vez que para alcanzarlo hace falta una actitud diferente. No esperen sentados que dicho cambio provenga de los políticos, y mucho menos de los sindicalistas, principales responsables del tamaño del Estado. Ellos son la clase menos productiva del país, gozan de ingresos formidablemente por encima de la media y viven fagocitándose en nosotros. Por lo tanto, políticos y sindicalistas, no tienen incentivos para cambiar NADA; de hecho, ellos son el problema. El cambio deberá provenir de nosotros, TODOS los ciudadanos de Argentina: somos la solución. Japón y Europa se levantaron de su destrucción post-guerra trabajando, sacrificándose, innovando, sin reclamarle al Estado soluciones que yacen en el individuo. En ningún libro de historia leí que los japoneses y europeos hayan parado en protesta a su destrucción. Por el contrario, sacaron pecho de donde no lo tenían y trabajaron más, al estilo Winston  Churchill: "sangre, sudor y lágrimas". Si votaste cambio, no podés parar el 7M, es así de simple o no entendiste lo que votaste.

La postura del sindicalismo argentino claramente resulta en una falacia populista que no sirve. Esta actitud sólo generó sindicalistas ricos y trabajadores pobres o ciudadanos sin empleo. Más de cincuenta años de evidencia empírica demuestran que esta actitud sindical no resultó en el objetivo que "aparentemente" persigue: mejorarle la vida a los trabajadores. Por lo tanto, sería útil que pensemos en abandonar este eslogan oxidado y sumamente ineficaz y le pidamos al sindicalismo una actitud distinta. Es cierto que todos los argentinos podrían disfrutar de un salario más alto y la razón es muy sencilla: durante 2008/2011 el mundo fue testigo de una formidable suba en el precio de los commodities, que en nuestro caso llevó a la soja a máximos históricos. Dichos ingresos extraordinarios podrían haberse utilizado para financiar escuelas, hospitales, infraestructura, baja de impuestos al trabajo, aspectos todos conducentes a generar mayor salario real. Pero lamentablemente les cuento a los muchos argentinos que todavía no entienden: la República Argentina fue saqueada previo a la asunción del Presidente Macri y ese fenomenal ingreso de divisas simplemente se fue, se lo llevó alguien y ya no está. ¿Qué quedó en consecuencia? Un país en ruinas, una nación en estado crítico, una población entera devastada con salarios bajos y ese país necesita de cada uno de nosotros para ser reconstruido. Entonces, les pregunto a todos: ¿querés seguir parando y caer en la pobreza de siempre, o te animás a cambiar de actitud y salir de esta falacia en la que vivimos hace setenta años? ¿Le querés dar una chance a la generación que sigue aún cuando a vos el populismo te haya 'fumado en pipa'? ¿Te parece que en este contexto la alternativa es parar?

Sindicalistas: ¿qué tal si piensan en esto? a) Sería útil para los trabajadores argentinos que su sindicalismo articule ideas para bajar el costo laboral, uno de los principales enemigos para la generación de nuevas fuentes de trabajo. b) Respecto a los jóvenes que por primera vez se unen a la fuerza laboral, sería útil que se los liberase por completo de todo tributo al trabajo, facilitando de esta forma su primera contratación. c) Me gustaría observar a un sindicalismo que se le plante al Gobierno exigiéndole una sustancial baja de su gasto político, un gran responsable de la elevadísima carga fiscal que cada sueldo en relación de dependencia implica. d) Me gustaría observar un sindicalismo democrático en donde sus representantes roten en sus cargos cada dos años y retornen a su trabajo original siendo reemplazados por otros trabajadores. e) El desarrollo de capital humano es indispensable para generar aumentos sostenibles de salarios. Me gustaría ver a un sindicalismo pensando en la principal dimensión que debería ocuparlos: productividad. Al menos que yo viva en otra nación, nada de esto define a la actitud del sindicalismo argentino. La patota, el apriete, el piquete, son las herramientas que ha venido utilizando desde hace décadas ¿y cuál fue el resultado?: trabajadores pobres y muchos que ni siquiera, llegan a ese rango, dado que permanecen desocupados.

Una nación se hace grande trabajando, un terruño como en el que hoy hemos convertido a la Argentina se hace chiquito parando una y otra vez, echándole la culpa al otro a puro bombo y choripán. Venimos probando con el paro y el piquete desde hace décadas, ¿no les parece que llegó el tiempo de hacer otra cosa? La generación que sigue se lo merece: Yo no Paro el 7M.