Di Tella en los medios
Bastión Digital
30/06/16

Investigadores en el limbo

Por Carolina Sampó

De los 800 investigadores que ingresaron en la Carrera de Investigador Científico y Tecnológico 2015, sólo 100 lograron ser efectivizados. Los otros 700 están sin ingresos, sin pertenencia institucional, esperando una respuesta oficial por parte del CONICET, o al menos un plazo certero.

Todos los años, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) llama a convocatoria para el ingreso a Carrera de Investigador Científico y Tecnológico. Este concurso público, en el que se evalúan no sólo los antecedentes de los investigadores sino también las propuestas de trabajo, es un proceso largo que se demora entre ocho y diez meses, cuando no un año. Al dictamen emitido por las comisiones asesoras (que son específicas de la materia a la que pertenece el proyecto de investigación presentado), se le suma el dictamen de la junta de calificación y promoción que puede o no coincidir con el anterior. Finalmente es el Directorio, el que determina quienes obtienen el tan ansiado ingreso a la Carrera de investigador. Hasta ahí, la historia que muchos conocemos cuyo punto más álgido es alcanzado al publicarse los listados de quienes han logrado ingresar.

Es así que quienes en diciembre de 2014 nos presentamos a la CIC 2015, fuimos notificados a fines de septiembre de ese mismo año sobre la decisión del directorio. Lo que pocos sabíamos era el camino detrás de la publicación de los resultados. Como todo organismo estatal, el Conicet está lleno de cuestiones burocráticas. De allí que para obtener el alta, tuvimos que presentar desde un apto físico, hasta un certificado de antecedentes penales, pasando por otros tantos papeles que lleva tiempo conseguir. Algunos, los más empapados en el sistema, lo hicieron relativamente rápido y en diez o quince días obtuvieron el alta de la documentación. Otros, probablemente apabullados por la cantidad de formularios a presentar, tardamos un mes y hasta un poquito más. Sin embargo, ya en esa instancia, la documentación no se aprobaba en días sino que en algunos casos llegó a tardar dos meses.

Ahora, ¿Por qué toda esta secuencia es importante?  Porque además de hacer más transparente un proceso que se presenta como bastante confuso deja de manifiesto el “orden” en el que nos encontramos los autodenominados “investigadores en el limbo”. Después del alta de la documentación, en necesario ser designado por el Directorio para poder, finalmente, tomar el cargo. De los 800 investigadores que ingresamos en la CIC 2015, sólo 100 lograron ser efectivizados al día de hoy y desde principios de junio perciben un sueldo y tienen una pertinencia institucional clara. Los otros 700, estamos literalmente en el limbo.

De acuerdo a la información extraoficial a la que tenemos acceso, existe una “segunda tanda” de investigadores que ya está lista para ser designada. Sin embargo, hace por lo menos dos meses que, quienes están en esa tanda, esperan que les llegue la notificación para tomar el cargo. Todos los demás ingresantes, ni siquiera tenemos una tanda asignada. Esto significa que no tenemos idea de cuándo vamos a tomar el cargo, finalmente. De acuerdo a la información que nos han dado en los últimos días, podría llegar a ser a fin de año, aunque no sabemos si todos podremos ingresar durante el 2016.

El problema central que se nos presenta a los investigadores que estamos a la espera de la designación y toma de cargo, es la falta de información, ya no sólo un horizonte temporal palpable. Al día de hoy, los empleados de Recursos Humanos no saben brindarnos ninguna certeza sobre el estado de nuestros trámites, aun cuando todos son conscientes de que atrás de cada uno de nosotros hay familias que dependen de nuestros ingresos y de que Conicet es muy restrictivo en torno a los cargos que se pueden mantener una vez efectivizado el ingreso. Quienes contábamos con cargos en distintas universidades tuvimos que notificarlas del ingreso y en muchos casos renunciar (visto hoy, quizás anticipadamente) considerando que no podríamos mantener ese puesto de trabajo. Otros, están terminando sus becas y aunque a algunos se los ha beneficiado con una beca posdoctoral extraordinaria para suplir las falencias del sistema, en los últimos días ha habido negativas en torno a nuevos pedidos que pretendían ser presentados.

Si bien es cierto que todos los años hay demoras en la efectivización de las designaciones, este año los tiempos se han dilatado en exceso. Algunos lo imputan al paso de los expedientes por modernización, otros creen que tiene que ver con las prioridades a las que se asigna el presupuesto, otros a la falta de este último. Sin embargo, seguimos sin saber qué es lo que realmente pasa.

Hoy, ocho meses después de que nos notificaran los ingresos, 700 investigadores estamos en el limbo. Sin ingresos, sin pertenencia institucional, esperando una respuesta oficial, un plazo certero, algo que nos haga confiar nuevamente en un sistema que, más allá de sus problemas, está basado en el mérito y ha dado investigadores de excelencia. Ojala obtengamos respuestas de forma urgente.         


*Doctora en Ciencias Sociales (UBA), Magister en Estudios Internacionales, Universidad Torcuato Di Tella. Licenciada en Ciencia Política, Univerdad de Buenos Aires. Docentes UBA. Investigadora Posdoctoral de CONICET.