Di Tella en los medios
La Nación
1/07/15

La educación, lejos de la actividad productiva

A lo lejos, una utopía: una Argentina pujante y moderna, con cientos de miles de adolescentes que egresan de la secundaria rebosantes de conocimientos, ansiosos por entrar a la universidad y comerse la cancha en un mercado laboral de vanguardia que los acoge y que instala al país en la tierra prometida de las economías de mayor valor agregado. Es decir: a lo lejos, eso, un mundo futurista a lo Blade Runner, pero lindo.

Hasta ahí, los sueños. Bien cerca, el presente, que dice así: el 36% de las empresas en América latina y el Caribe consideran inadecuada la formación de la fuerza laboral de la región. O así: América latina registra menos patentes que la India y menos de la mitad que China. O de esta manera: es cada vez más difícil que los argentinos ocupen las posiciones laborales más complejas, las más vanguardistas del mundo tecnológico, donde sí se ve a los profesionales extranjeros.

Tales fueron algunos de los datos y perspectivas aportados por el director representante en la Argentina del Banco de Desarrollo de América latina

CAF, Rubén Ramírez, y el emprendedor de Internet Alec Oxenford, fundador de DeRemate.com y de OLX , de la que también es su CEO. "En la oficina de OLX en Buenos Aires somos personas de 22 países distintos. Más de la mitad pudo haber sido argentino, pero el problema es que esos profesionales no existen en la Argentina. Hace quince años esa relación era más equilibrada. Hemos perdido terreno ", contó Oxenford.

Fue durante el Primer Congreso de Educación y Desarrollo Económico, que se realizó en la Universidad Torcuato Di Tella. El encuentro fue ideado por una red de graduados argentinos de algunas de las universidades extranjeras mejor calificadas en el mundo como Harvard, Yale, Chicago y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), entre otras.

¿El objetivo? Calibrar la distancia que separa la realidad actual de un desarrollo económico estructural y una Argentina equitativa y sustentable. Y el rol del sistema educativo para saltar esa brecha.

Al encuentro, que convocó a 16 expositores, asistieron cerca de mil personas que no dejaron de tomar partido y aplaudieron, en repetidas ocasiones, los encontronazos verbales de los expositores.

Los paneles cruzaron las perspectivas de hombres y mujeres venidos de la gestión educativa pública con especialistas en educación del sector privado y a su vez, con empresarios y emprendedores interesados por los desafíos en esta materia y miembros de instituciones que apoyan el cambio educativo.

Hubo diferencias productivas entre los panelistas, pero una coincidencia central, más allá de los matices: en el sistema educativo persisten serios desafíos que condicionan el desarrollo económico del país y la concreción de una Argentina justa y equitativa. La calidad de los aprendizajes y de los docentes, la falta de relación del sistema educativo con el productivo y la ausencia de presión social por el tema educativo fueron algunos de los puntos centrales.

La directora ejecutiva del Programa Conectar Igualdad, Silvina Gvirtz, abrió las ponencias. Propuso una lectura de la relación entre educación y desarrollo: "No es posible pensar en tener una buena educación si no hay una distribución del ingreso que permita mejorar la calidad educativa para todos. Si no, les pedimos a los sistemas educativos cosas que no pueden dar". Rescató los avances en términos de rendimiento interno del sistema educativo argentino y sus indicadores: la menor tasa de analfabetismo de la región, el aumento de la de escolarización en el nivel inicial y en el acceso al secundario, entre otros.

Sin embargo, reconoció el desafío pendiente en relación a la calidad de los aprendizajes. "No tiene que haber repitencia porque los chicos aprenden y no porque los dejan pasar. Si no, las escuelas se convierten en escuelas guarderías."

El empresario Gustavo Grobocopatel prefirió sumar dimensiones al concepto de inclusión. "El problema no es la distribución, sino la inclusión, que es distribución con inclusión y con dignidad, generando capacidades". También abogó por una formación para la innovación, por liderazgos en equipo y por un aprendizaje continuo. Cuestionó a la clase dirigente: "El mundo hoy nos obliga a tener que aprender durante toda la vida. Cuando veo a los egresados de nuestras universidades que ocupan cargos públicos, veo líderes que quieren tener razón en lugar de aprender".

El rector de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Rodolfo de Vincenzi, alentó una apertura de las universidades a la innovación y el emprendedurismo.

El ex ministro de Educación Juan Carlos Tedesco aportó otra mirada que enriqueció el debate. "Se le adjudica a la educación un gran papel para la equidad social. ¿Cuánta equidad social se necesita para tener una educación de calidad? El problema es sistémico." También insistió en reponer el concepto de "justicia" a la hora de pensar la educación. Y coincidió en las deficiencias docentes: "Ningún sistema educativo tiene mayor calidad que la calidad de sus maestros o profesores", dijo.

Oxenford partió de los resultados en las pruebas PISA, donde la Argentina quedó en los últimos puestos, y planteó de manera muy directa el "escándalo" educativo que vive la sociedad diariamente. "Hace 80 años estábamos diez veces mejor que el resto de América latina. Ahora estamos felices porque estamos 15 veces mejor." Ramírez planteó cómo los problemas educativos condicionan el desarrollo en la región: "El crecimiento económico en América latina va a ser frenado o acelerado según el funcionamiento de sus sistemas educativos", afirmó.

La directora de la Educación de la Torcuato Di Tella, Claudia Romero, destacó el rol central de los equipos docentes para producir verdaderos cambios y fue aplaudida cuando sostuvo con crudeza, para subrayar la divergencia entre educación y productividad: "Los NiNi no han visto trabajar a sus padres, no han sido testigos del ritmo propio de la producción y del trabajo. Antes eso lo traían puesto y eso hoy lo tiene que enseñar la escuela".

El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, instó a la sociedad civil a movilizarse por los reclamos educativos. El CEO de YPF, Miguel Galuccio, presentó el caso de la empresa energética y planteó la centralidad de recursos humanos de primera nivel para expandir la producción argentina y de "educar para la energía". Galuccio explicó que en 2013 había 18.000 estudiantes matriculados y sólo se graduaron 2400. "Si esto fuera producción de petróleo, a mí me echarían de YPF porque me dirían que soy ineficiente", afirmó.

El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, Lino Barañao, cerró el congreso, que había empezado con una exposición inspiradora del experto en construcción y gestión de redes de conocimiento, Ernesto van Peborgh y una invitación a "hackear" los sistemas de producción y distribución del conocimiento para "explotar sus potencialidades".

Por Luciana Vázquez