Di Tella en los medios
El País
21/03/15

"El capitalismo latinoamericano es jerárquico, no lleva al desarrollo"

En Latinoamérica se ha desarrollado un capitalismo “jerárquico” por el que predominan grandes empresas extranjeras y nacionales, mercados laborales fragmentados y poca equidad. A esa conclusión arriba el profesor norteamericano Ben Ross Schneider, que enseña ciencias políticas en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y que ahora está como visitante durante tres meses en la argentina Universidad Torcuato Di Tella. Es en esta casa de estudios donde el pasado jueves presentó su libro ‘Capitalismo jerárquico en América Latina: trabajadores, empresarios y los desafíos del desarrollo con equidad’. Graduado en Columbia y doctorado en Berkeley, antes había publicado otras obras y documentos sobre la relación entre empresarios y Estado y el funcionamiento de la burocracia pública en América Latina.

Pregunta. ¿Por qué decidió investigar el capitalismo latinoamericano?

Respuesta. Cuando empecé este proyecto para mirar la estructura de grandes empresas locales, me preguntaba por qué todos las ignoraban. Había alguna gente investigándolas en algunas escuelas de negocios, pero estaban muy enfocados en qué era rentable y otras preguntas típicas de esas escuelas. Yo quería formular preguntas más grandes sobre cuáles eran sus estrategias de conjunto, cómo se diversificaban, por qué se diversificaban, por qué se concentraban en ciertos sectores, usualmente relacionados con recursos nacionales o materias primas. No había cientistas políticos trabajando en esto. Hay mucho pensamiento de que los negocios deben tener mucha influencia en la política, pero nadie estaba mirando a estos grupos en particular para ver qué los hacía más o menos influyentes en política.

P. ¿Y cuáles son las principales consecuencias de estos diez años de investigación?

R. Una es que yo llamo al capitalismo latinoamericano como capitalismo jerárquico. Nunca me gustó el nombre y siempre me dijeron que buscara otro, pero no lo encontré y además funciona para lo que quiero describir. Lo que quería ver era si había algo distintivo de Latinoamérica como conjunto respecto de otras regiones. Hay mucho trabajo que compara Brasil con Argentina, Chile, México, pero nadie dice qué es lo común en la región  y qué la diferencia de otros países. Entonces con este libro describo este particular capitalismo. Descubrí que este capitalismo estaba más o menos institucionalizado. Desde los 90 ha habido una idea de que con las reformas de mercado y la globalización habría una convergencia de los países de la región con Estados Unidos y Reino Unido, de que cada vez se parecerían más, pero ciertamente he hallado que eso no ha ocurrido. Los grandes grupos domésticos son muy distintos en sus estrategias y estructuras.

El profesor de ciencias políticas del MIT Ben Ross Schneider/MIT

P. ¿Qué hace distinto al capitalismo en Latinoamérica?

R. Son cuatro cosas. Una es una profunda penetración de corporaciones multinacionales. La mitad o un tercio de las mayores empresas de cada país, o más en el caso de Argentina, son extranjeras. Segundo, grandes y diversificados conglomerados familiares. Tercero, un mercado laboral segmentado: hay mucho cambio de personal, un gran sector informal y altas regulaciones. Cuarto, bajo nivel educativo. Gran parte del libro trata sobre cómo estos cuatro elementos están ligados. ¿Cómo es que empresas como Arcor en las golosinas o Votorantim en Brasil interactúan con el mercado laboral? ¿Cómo encuentran los trabajadores con las capacidades que necesitan si no están disponibles en el mercado laboral? El modo en que las regulaciones laborales funcionan incentiva a los trabajadores a quedarse en las empresas que les pueden proveer la capacitación que necesitan. Las compañías no toman muchos trabajadores con alta capacitación, por lo que los trabajadores no tienen muchos incentivos para invertir en su propia capacitación. Esto es lo que llamo un equilibro de bajas habilidades. Una de las cosas que quería entender es por qué no hay una mayor presión por la educación. Uno pensaría que las compañías, tanto multinacionales como grupos nacionales, querrían trabajadores más educados y armarían una especie de coalición por la educación, pero no encontré ninguna evidencia de eso. Hay un trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo que confirma que las empresas organizan sus propias capacitaciones y por eso no necesitan presionar para que mejore el sistema educativo. El gran mensaje de este libro es: ustedes tienen este problema de capacitación y la clave para salir de este equilibrio de bajas habilidades, del capitalismo jerárquico, es con educación.

P. ¿Por qué lo llamá jerárquico?

R. No es un libro para hacer juzgamientos. Este modelo de capitalismo hace algunas cosas bien, pero no conduce naturalemente y por su cuenta a un desarrollo más equitativo y sostenible. Lo de jerárquico es para distinguirlo de otros tipos de capitalismo. Hay un modelo anglosajón, de mercados libres, grandes bolsas, propiedad dispersa de las empresas, pocas regulaciones laborales. Después están los modelos coordinados de Escandinavia y Alemania, en los que fuertes sindicatos y grandes firmas negocian. El capitalismo jerárquico, a su vez, no solo se ve en Latinoamérica sino también en otros países como Turquía o Tailandia. La jerarquía se ve en muchos lugares, como dentro de los grupos económicos. Usualmente hay una familia que es la dueña. No tienen muchos accionistas ni son bancos los accionistas, como en Europa. Muchas veces esos grupos no desarrollan nuevas empresas. No hay relaciones de mercado. Hay fuertes jerarquías dentro de los propios grupos porque los sindicatos son más débiles y los trabajadores tienen menos derechos.

P. ¿Cuáles son las consecuencias negativas de este capitalismo en Latinoamérica?

R. Creo que el tema más serio es la educación porque no conduce en sí misma hacia un capitalismo de alta tecnología, alta capacitación y altos salarios. Si uno mira los patrones de empleo de las corporaciones multinacionales y nacionales, tienen operaciones de capital intensivo como una mina, donde tienen trabajadores muy capacitados pero en poca cantidad, y después tienen un montón de trabajadores de baja capacitación en procesamiento de alimentos o plantas de ensamblado en México, por ejemplo. Ninguna de esas empresas va a demandar muchos trabajadores altamente capacitados. Eso lleva a que todos tengan pocos incentivos para invertir en mejor educación. Ahora se ven muchos esfuerzos por mejorar el suministro de educación, pero la calidad es bien baja, los estudiantes no aprenden mucho, sobre todo para convertirse en trabajadores con alta capacitación en el futuro.

P. ¿Qué deberían hacer entonces las empresas en materia de educación?

R. Está la historia de Corea del Sur, donde también había grandes grupos económicos y presionaron mucho al gobierno para que invirtiera más en educación. Dijeron: “Nosotros no podemos sobrevivir como mercados exportadores pagando para entrenar a nuestros trabajadores. El Gobierno tiene que hacerlo”.

P. ¿Deberían pagar más impuestos que los pocos que pagan en Latinoamérica, en comparación con los países desarrollados?

R. Esto es parte de cómo este tipo de capitalismo funciona: si las compañías no necesitan más inversión en educación, no tienen más incentivos para pagar más impuestos. Y esto es cierto también para las multinacionales: porque si necesitan trabajadores más capacitados, pueden irse a otros países.

P. Si las empresas se concentran en materias primas, nunca necesitarán tantos trabajadores educados como si desarrollaran un Sillicon Valley…

R. Eso es verdad. Si uno mira la minería en Chile, es muy eficiente, produce como el 20% del PIB y la mitad de las exportaciones, pero solo 1% o 2% del empleo. Hay algunas posibilidades de agregar alta tecnología a la producción de materias primas, en la agricultura, la minería. Esto es prometedor, pero no tiene un gran impacto en el conjunto de la economía.

P. ¿Qué otras consecuencias negativas tiene el capitalismo jerárquico?

R. Hay que pensar en aumentar el suministro de educación: que más personas terminen la secundaria, obtengan carreras técnicas y universitarias. Pero al mismo tiempo hay que pensar qué tipos de empleos el país va a ser capaz de crear: porque si terminan sus carreras y no obtienen trabajo

P. Migrarán a EE UU o donde sea.

R. Claro. En mi libro menciono dos países que estaban progresando para superar el equilibrio de bajas habilidades. Uno es Chile, que ha hecho una gran inversión en el suministro de educación. Esto traerá más empresas que quieran contratar a estas personas. Otro es Brasil, que estaba invirtiendo más en tecnología. Había programas del Gobierno que promovían determinadas industrias, como la petrolera y su cadena de proveedores. Eso va a generar más demanda para trabajadores capacitados. Pero este modelo está ahora en jaque.

P. Por la corrupción.

R. Sí. Pero son dos ejemplos que pueden ilustrar cómo resolver el problema de la educación.

P. ¿El capitalismo jerárquico ha tenido alguna consecuencia positiva para la economía latinoamericana?

R. Ha generado algunas empresas muy eficientes, líderes mundiales, pero la mayoría en la producción de materias primas, como Cemex, Techint, que tiene un poco más de tecnología pero es de la industria del acero, o Gerdau. Este capitalismo no impide que haya sectores económicos fuertes, pero no genera muchos empleos de alta capacitación. Se necesita otro actor externo que empuje hacia actividades de mayor tecnología.

P. El economista chileno Andrés Solimano habla de “capitalismo a la chilena” para referirse a uno que ha consolidado la desigualdad en su país.

R. Recientes gobiernos de Latinoamérica han logrado reducir la desigualdad desde muy altos niveles hasta otros menores pero aún altos. Para alcanzar sociedades más igualitarias necesitas más gente con buenos trabajos, con más alta productividad y más elevados salarios. No se puede lograr con gasto público. Muchos miran a las transferencias monetarias y las pensiones, y eso ayuda en parte a la redistribución, pero aún se necesitan más empleos bien remunerados.

Por Alejandro Rebossio