Di Tella en los medios
El Tiempo de Colombia
27/11/14

El coronel Abbott y Colombia

La 'guerra contra el terrorismo' vigorizó las relaciones colomboestadounidenses y tuvo una consecuencia interna notable.

El pasado 16 de noviembre, el coronel Philip K. Abbott publicó un ensayo en el Small Wars Journal: ‘The Intractable Conflict: Why Colombia’s War Against the Farc Eludes Resolution’. A pesar de que el texto podría parecer pesimista, pues define desde el título el conflicto armado como insoluble, en realidad es un escrito realista que subraya los enormes escollos que enfrenta el diálogo entre el Gobierno y las Farc.

El autor afirma de entrada: “No es sorprendente que las insurgencias no se derroten, con contadas excepciones, a través de la acción militar, sino por un cambio social, económico y político”. Lo anterior obedece, en Colombia, a que “los gobiernos tienden a abordar a medias las causas profundas (del conflicto), no pueden asegurar un control creíble de las zonas rurales, dependen excesivamente de instrumentos militares para resolver problemas sociales y son demasiado dependientes de los volubles patrocinadores (del conflicto) que deben preservar el respaldo interno”. Por lo tanto, “a menos que haya un cambio fundamental en la forma como la sociedad colombiana entiende y gestiona este conflicto, podemos estar seguros de que las diferencias (entre Gobierno y guerrilla) se mantendrán”.

El coronel Abbott localiza las principales dificultades del conflicto en la historia y las percepciones. La larga ausencia de inclusión social en la agenda de las sucesivas administraciones, sumada a las imágenes y creencias de los gobernantes y de la insurgencia signadas por la desconfianza y el temor a la vulnerabilidad, solo ha reforzado la continuidad de la confrontación. En esencia, lo que ha prevalecido es la ampliación de las discrepancias y desacuerdos, sin que se hayan generado espacios y alternativas para la empatía. Philip Abbott le asigna a ella un papel central, pues podría contribuir a humanizar al otro, a superar la dialéctica del “bueno versus el malo”, y a ser más sensibles frente a los más necesitados dentro de la sociedad.

El autor reconoce que en la trayectoria del conflicto armado colombiano algunos de sus componentes internos han ido variando. Asimismo, destaca el papel de fenómenos externos, como la sucesión de “guerras” y el papel de Estados Unidos. La Guerra Fría y la lucha anticomunista consolidaron los lazos entre Bogotá y Washington. Esto hizo que el cambio político y social fuera, una y otra vez, pospuesto: ese cambio era más oneroso que recibir más asistencia militar y entrenamiento antiinsurgente. La “guerra contra las drogas” estrechó los vínculos bilaterales. El autor recalca el involucramiento de las Farc en el narcotráfico, aunque también indica que ello resultaba “menos significativo” para las élites que la participación de la guerrilla en la extorsión y el secuestro; algo que “realmente impactaba sobre sus vidas”.

La ‘guerra contra el terrorismo’ vigorizó las relaciones colomboestadounidenses y tuvo una consecuencia interna notable: Abbott resalta que ella ayudó a deshumanizar más a las Farc; lo cual, a su turno, exacerbó la violación de los derechos humanos de los “bandos del conflicto”.

Así se llega al momento actual, en que las dinámicas derivadas de cambios sociales irrealizados, de percepciones y prácticas orientadas a generar más daño y de narrativas negativas y propagandísticas hacen difícil una salida política. Sin embargo, Abbott advierte que aún es factible avanzar en el proceso de paz si se sitúa el énfasis en la capacidad de los colombianos de construir empatía. Una conclusión no militarista para un agudo observador militar.

(*) Director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Torcuato Di Tella