Di Tella en los medios
Clarín
2/11/14

Kathryn Sikkink, profesora de DD.HH., Harvard University: "Donde se enjuició a los dictadores hay mayor conciencia democrática"

Kathryn Sikkink profesora de DD.HH., Harvard University. Esta especialista asegura que los “señores de la guerra” de todo el mundo comienzan a “tener miedo” de terminar frente al Tribunal Penal Internacional. Gustavo Sierra

Kathryn Sikkink, de la Kennedy School of Government en Harvard University, estudió el comportamiento de dictadores en 86 países y asegura que los juicios por las violaciones a los derechos humanos comienzan a asustar a los hombres y mujeres que hasta hace 30 años tenían casi asegurada la impunidad. Cuenta de “señores de la guerra” que están llamando a sus abogados en París o Nueva York para preguntarles cómo pueden hacer para no terminar sentados en un banquillo de la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI). Sikkink estuvo en Buenos Aires presentando su libro “La cascada de la justicia” en la Torcuato Di Tella. Asegura que Argentina hizo una contribución enorme para que se dé este cambio con el juicio a los ex comandantes de las juntas militares.

¿Qué está cambiando en el mundo después de los procesos por violaciones a los derechos humanos?
Por primera vez no son sólo los Estados los responsables de las violaciones a los derechos humanos sino también los individuos. La responsabilidad criminal individual hace que los futuros funcionarios y líderes tengan en cuenta que pueden llegar a ser procesados por crímenes de lesa humanidad.

¿Usted cree que los dirigentes políticos no democráticos son conscientes de que pueden ser castigados? Las cosas están cambiando pero se trata de un proceso largo. No va a tomar conciencia de un momento al otro alguien que no comparte los ideales democráticos. Pero tenemos pruebas de que hay muchos que están teniendo en cuenta que una vez que dejan el poder pueden ser procesados. Sabemos que algunos jefes de grupos insurgentes africanos hicieron consultas con sus abogados sobre qué podría suceder con ellos si se los lleva ante la Corte Penal Internacional.

¿Encontró alguna mejora en los países donde se llevaron a cabo procesos?
Sí, y es sustancial. Donde se enjuició a los dictadores y criminales hay una mayor conciencia democrática que en países donde esto no se produjo.

Grecia y Portugal enjuiciaron a sus dictadores y España no. Pero no veo una diferencia sustancial en sus procesos democráticos. 
Es que no hay que confundir procesos democráticos con las prácticas de violaciones a los derechos humanos como la tortura, la desaparición forzada y asesinatos. Nuestra investigación es mucho más abarcativa que estos tres países, analizamos 86. Y en base a ese estudio le puedo decir que los países que hicieron los procesos tienen menos probabilidades de que vuelvan a ocurrir graves violaciones.

En Argentina, el proceso que usted misma califica de “gran ejemplo para el mundo” no impidió que los militares intentaran otros golpes de Estado y que recién fueran doblegados cuando se les quitó su poder económico.
Los derechos humanos no son un tema del que todos tengan una profunda conciencia. Las mayorías siguen oprimiendo a las minorías en buena parte del mundo. Lo importante es que haya grupos en la sociedad civil que sean vigilantes, los que no van a permitir de ninguna manera que se vuelva a producir la misma situación que ya padecieron. Es importante que esto esté encarnado en el Poder Judicial. Y en ese sentido, en Argentina hay grupos muy importantes que se convirtieron en férreos defensores de los derechos humanos de manera que nunca más vuelva a suceder algo como lo que ocurrió aquí.

El ISIS, el grupo extremista islámico, ¿significa un nuevo desafío para los derechos humanos?

Es un desafío nuevo y enorme. Creo que debería haber un tribunal especial por el caso sirio en la CPI, que incluya todos los crímenes, los del régimen de Al Assad y los del ISIS. El Consejo de Seguridad de la ONU podría pedir que se abra ese proceso. Alguien que está dispuesto a cortarle la cabeza a un rehén en nombre de Dios no creo que tenga ningún temor a que lo lleven ante un tribunal. Tal vez tenga razón. Pero fíjese que en África se están utilizando menos niños soldados a raíz de las persecuciones a los “señores de la guerra” que los reclutaban. Tal vez, si los presionaran más, se cuidarían de seguir decapitando.

¿Es posible incluir entre los violadores a los derechos humanos a los líderes que imponen políticas que provocan el hambre de sus compatriotas? Si, claro. Esos son derechos contemplados en todos los tratados.
Y hay iniciativas, por ejemplo, con respecto al derecho al agua o las medicinas para el sida. Pero aún estamos lejos de llevar a los tribunales a un ministro de Economía por haber violado el derecho a la comida o la educación de miles de niños con sus políticas.

¿Vamos a ver alguna vez a un líder estadounidense frente al Tribunal Penal Internacional?
Hay grupos trabajando en este sentido, por ejemplo en procesos contra Rumsfeld o Bush por haber permitido la tortura en Guantánamo y Abu Grahib. Pero es cierto que no hay grandes mayoría pidiendo justicia ante este caso.

Señas Particulares

Kathryn Sikkink, Estadounidense
Profesora de Derechos Humanos, Kennedy School of Government.
Trabaja en normas e instituciones internacionales, redes transnacionales de defensa, el impacto de las leyes y políticas sobre derechos humanos, y justicia transnacional
El poder de la ley. “Los líderes ahora tienen en cuenta que pueden ser juzgados por violar los derechos humanos”, explica Sikkink

Por Gustavo Sierra