Argentina impulsa la expulsión de delincuentes extranjeros
Fernández envía al Congreso un proyecto de código procesal penal que encarga a los fiscales y deja a un costado a los jueces de la conducción de las investigaciones
"Las víctimas van a poder participar del proceso junto al fiscal”, anunció Fernández otra de las novedades del futuro código. "Las causas deberán durar como máximo un año y el juicio se deberá llevar a cabo 30 días después. Las causas no prescriben; si los fiscales y los jueces no cumplen, van a ser sancionados”, prometió la presidenta argentina. El año pasado, Fernández había impulsado una reforma judicial para que los miembros del organismo que designa y destituye a los jueces fuesen elegidos por la ciudadanía, en lugar de por los integrantes del Poder Judicial, los abogados y los académicos, pero la ley fue declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo de Argentina.
Fernández contó que el nuevo código mantendrá en prisión preventiva a aquellos acusados de delitos que hayan sido condenados con anterioridad. La medida apunta contra la “puerta giratoria”, según la líder peronista. Así es como llaman los ciudadanos a las entradas de las comisarías policiales, donde, según un dicho popular, los delincuentes “entran por una puerta y salen por la otra”.
Pero la presidenta argentina negó que estas medidas apunten contra la inseguridad ciudadana, uno de los asuntos que más critican los candidatos opositores para las elecciones presidenciales de 2015. “No hablo de inseguridad, tema que tiene mucho marketing. El que diga que con tal gobierno se termina la inseguridad miente y el que lo cree es un tonto”, opinó quien no podrá buscar la reelección porque la Constitución argentina prohíbe tres legislaturas consecutivas, pero que ha sabido evitar el fenómeno del pato cojo, es decir, la pérdida de poder real de un presidente que finaliza su periodo. Claro que el índice de confianza en el Gobierno, que mide la Universidad Torcuato Di Tella, muestra que tras la crisis de deuda de julio pasado el Ejecutivo argentino pierde apoyo, sin llegar a los niveles mínimos de la era Fernández, de 2008/2009, ni a guarismo inferiores de 2013 y principios de 2014, tras la devaluación del peso que elevó la inflación y contrajo la economía.
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