Di Tella en los medios
Fortuna
4/10/14

Los cambios en el mundo

Cómo se está reconfigurando el poder en el sistema global. La aparición de nuevas potencias y las posibilidades que se le abren a la Argentina frente a este nuevo mapa.

La dimensión internacional de una verdadera estrategia nacional consiste en comprender el contexto externo para articularlo a los intereses domésticos. Así, se avanza el interés nacional en el mundo y al mismo tiempo se aprovechan las condiciones globales para profundizar el modelo de desarrollo económico y gobernanza política. Los actores internos fortalecen su posición por medio de coaliciones regionales e internacionales, consolidando los “modelos” internos que proponen a la sociedad.

Sin embargo, la distribución de costos y beneficios en cada uno de los países es muy diferente.

El orden internacional está cambiando en su estructura y esto es lo que expresan las actuales convulsiones de superficie. El poder en el mundo atraviesa una tendencia hacia la distribución (entre estados) y hacia la difusión (fuera de los estados, hacia organismos supranacionales y redes transnacionales).

El primer punto por preguntarse es acerca del eje articulador de las relaciones internacionales en los próximos años, el gran clivaje de nuestra era. No existen la Guerra Fría ni el choque de civilizaciones; no puede hablarse decisivamente de una era imperial norteamericana ni tampoco de una hegemonía china. Existe una tendencia de reconfiguración global del poder de largo plazo a favor de los países emergentes, pero no una clara definición de sus causas. A nivel internacional, se traslada al modo en administrar el poder, al tipo de relaciones entre los actores y a la forma del sistema internacional.

La naturaleza del poder parece estar cambiando y con ella la estructura y dinámica de las relaciones internacionales. Y con ello las posibilidades de desarrollo.

Crecientemente nos encontramos con nuevas concepciones de la organización económica. Un ejemplo es el retorno del capitalismo de Estado, en donde la variable política pasa a ser cada vez más importante.

Fortalecido por la crisis económica internacional de 2009, en este paradigma se combinan mercado y estado, negocios y gobierno, ganancia económica e influencia política. Cuando la globalización es vista desde el Sur aparece más obvia la conveniencia de utilizar vías alternativas al libre comercio internacional y a la empresa privada tradicional.

Si el mundo se reconfigura de Oeste a Este, también lo hace de Norte a Sur. Pero ni el Oeste ni el Norte desaparecen. Japón, Alemania y Estados Unidos parecen haber sido descartados como “viejas potencias” a favor de emergentes como Rusia, China o Brasil. A la superpotencia global norteamericana se la ha desechado demasiado fácilmente.
Para países como la Argentina, lo que ocurra en el centro del sistema global también marcará los límites de lo posible internacional pero también internamente. En el mundo hoy se puede cooperar y competir, acordar y disentir; en múltiples foros y sobre temas superpuestos, entre los sectores público y privado.

Para el país, eso requiere de pragmatismo y flexibilidad, de pensar en Norte y Sur, en Este y Oeste, en G-7 y G-20, en naciones avanzadas y emergentes. Además, en el sistema internacional proliferan los “cisnes negros”, esos eventos improbables pero de gran impacto. Y cada vez tendrán un mayor efecto sobre la realidad nacional.
La demografía y la economía acompañan a la Argentina: hay una población creciente, que además demanda cada vez más alimentos, agua y energía, todos recursos que el país posee en abundancia. Existen múltiples oportunidades pero a la vez nuevos riesgos. Aunque es un dato positivo desde lo estructural, países con recursos pero sin estrategias suelen acabar invadidos o sometidos. Se puede tener petróleo y ser Nigeria o Noruega, Irán o Venezuela.
Sincronizar el contexto internacional al interés nacional argentino requiere la combinación eficaz de tres elementos: definir y consensuar un proyecto estratégico de Nación inclusivo y de largo plazo (visión), voluntad política y gobernantes de calidad para liderar el proceso (misión) y el desarrollo de recursos humanos y técnicos en los organismos del Estado (gestión).

(*) Profesor investigador de la UTDT
Publicado en: Información general
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