Di Tella en los medios
Clarín
13/07/14

“Ocupar los espacios”, como diría Sabella

Hace diez años, la relación de China con la Argentina parecía circunscribirse a supermercados y restaurantes. Hoy es el principal socio comercial o el segundo de la mayoría de los países de América del Sur. Pero el conocimiento de la dirigencia política y empresarial sobre la que se estima será la primera economía del mundo a fines de este año no se ha transformado de manera acorde. Son pocos los tomadores de decisión que pueden identificar más de tres ciudades de la República Popular China, y menos aún los que conocen los nombres de sus máximos líderes. Por una combinación de ignorancia e impericia, la Argentina ha subutilizado la capacidad diplomática y desaprovechado el potencial de una asociación verdaderamente estratégica con la potencia ascendente. Existen cuadros técnicos preparados en los ministerios, pero se requiere liderazgo verdadero para potenciar una acción conjunta más que caudillismos burocráticos con miras electorales. Por ejemplo, las exportaciones de soja representan casi un 55% de las ventas al país asiático y más del 70% si se incluye sus derivados. Casi el 90% de las ventas totales de soja argentina van a China. Claramente –como el Gobierno señala- es un avance en la inserción internacional comercial del país. Pero Argentina no ha aprovechado esta situación para aumentar su poder de negociación, ni frente a China ni en el mundo. No llevamos la delantera en las discusiones de seguridad alimentaria global, ni tenemos conciencia de la importancia crítica que el tema tiene para el Partido Comunista Chino. Siempre es el mismo patrón. En infraestructura, comprar vagones chinos de ferrocarril o subte es muy pobre frente a una estrategia de atracción de inversiones directas, chinas para financiar la agenda de desarrollo industrial. En el área financiera, Argentina no ha explorado qué beneficios podría obtener Beijing respaldando decisivamente al país frente a los holdouts. En turismo, se estima que el número de turistas chinos superará los 400 millones. En el plano geopolítico, las transformaciones de poder global a favor de los emergentes crean las condiciones para que China pueda ser un aliado fundamental en la causa Malvinas. Incluso en el plano interno el rol de la diáspora china es incomprendido, perdiéndose el valor de las redes trasnacionales de individuos.

Así como en el Mundial el corner puede acabar en gol, en las relaciones internacionales las oportunidades perdidas rápidamente se convierten en riesgos. El DT de la diplomacia haría bien en aprender del DT de la Selección: “Ocupar los espacios” es una máxima deportiva que en política exterior implica también capacidad de fijar agenda, de potenciamiento de recursos y de proyección de poder. En estos diez años hemos jugado un partido, ahora debemos tener más la pelota.


(*) Director del Programa de Asia en la Universidad Torcuato Di Tella