En los medios

Clarín
11/12/23

El camino para alcanzar el bienestar, según la mirada de un biólogo

Estanislao Bachrach, profesor del MBA y Executive MBA, fue entrevistado sobre su libro "Zensorialmente".

Por Ludmila Moscato

Estanislao Bachrach acaba de publicar "Zensorialmente". Foto Alejandra López.


Hasta 2020, para Estanislao Bachrach, el cuerpo era el vehículo de su cabeza. Es doctor en Biología Molecular, reconocido divulgador de temas de Neurociencias y autor de Ágilmente, En cambio y En el limbo, best-sellers que hacen hincapié, a grandes rasgos, en el funcionamiento del cerebro para incrementar la creatividad, alcanzar objetivos e implementar cambios y en el rediseño de las emociones a partir del pensamiento.
Sin embargo, ese año algo cambió. La pandemia, que a nivel mundial representó un antes y un después, tuvo el mismo efecto en su vida, pero de una manera particular. El encierro y la cuarentena lo llevaron a poner el foco en su propio cuerpo y a prestar atención a los sentidos y las sensaciones.
Se trataba de escuchar la información que el cuerpo suministra. El problema es que muchas veces no lo escuchamos o accedemos a una versión “contaminada” por nuestro juicio. Aprender a escucharlo no es tarea sencilla.
Zensorialmente (VR Editoras) se propone, entonces, como una guía, un camino para poder registrar lo que le pasa al cuerpo y acceder a mayores niveles de bienestar, tomar mejores decisiones. En definitiva, para sentirnos mejor.
Clarín conversó con Bachrach sobre cómo lograrlo y de los beneficios de emprender este camino que -advierte- es fundamental experimentar en primera persona.

¿Cómo llegás, después de años de estudiar el cerebro, a dedicarle tanta atención al cuerpo?
Justo se cumplieron 11 años desde que escribí el primer libro, y mirando hacia atrás, noto que todos los libros representan algún momento particular de mi vida. Este se gestó cuando al inicio de la pandemia, más que nada de la cuarentena, en el famoso estado de “estar más quieto”, en tu casa, encerrado.
Ahí empecé a prestarle atención al cuerpo. Justo una semana antes había vuelto de hacer algo que se llama Vipassana, un retiro de 10 días en silencio, donde aprendés a meditar. En ese retiro tuve la experiencia de sentir que mi cuerpo era energía, que es lo que la Física sabe de la materia. La materia está compuesta básicamente por energía y un poco de masa.
Creo que esa experiencia más el hecho de estar encerrado en mi departamento me fue a empujando a decir “¿qué pasa con el cuerpo? ¿qué información me está dando? ¿qué siento? ¿puedo sentir lo que siento o el juicio y mis pensamientos creen que están sintiendo algo?”.
Ahí me puse a explorar.

¿Tenemos de manera generalizada una concepción instrumental del cuerpo, mediante la cual solo le prestamos atención cuando nos duele algo?
Sería muy soberbio de mi parte decir “la gente no le presta atención al cuerpo” porque no puedo hablar en nombre de todas las personas.
Pero es verdad que cuando uno mira alrededor de su vida, sus amigos, el cuerpo primero es tomado como algo vinculado a lo estético y después como algo más físico, como un vehículo que nos lleva a todas partes y al que le prestamos atención cuando hay una alarma potente, en general cuando hay dolor o cuando hay enfermedad, o cuando hay molestia o patología.
Quise ir a buscar sensaciones mucho más sutiles. Es decir, entender que el cuerpo nos está dando información todo el tiempo, ocho o nueve veces más de lo que el cerebro registra. Hay mucha más información de abajo hacia arriba que de arriba para abajo. Y cómo debemos aprender a leer esa información, a distinguirla. Inventé el verbo “sensar”: poder medir un poco lo que está pasando. Porque cuando uno tiene más información sobre sí mismo tiene más chances para elegir mejor. Cuanto más información tenés, más alternativas para elegir en tu vida, en tu día a día, en tu minuto a minuto y respecto a las acciones importantes.
Más allá de mi experiencia -porque realmente lo estoy viviendo, cambié muchísimo estos últimos tres años haciendo estos experimentos conmigo mismo- están los famosos artículos científicos que muestran que las personas que pueden sensar sus sensaciones o distinguirlas, toman mejores decisiones, tienen mayor bienestar, entienden mejor al otro, las tormentas de su vida las atraviesan con muchísima más tranquilidad.

¿Qué te aportó llevar a cabo esta búsqueda?
Vivo cosas muy parecidas a las que vivía hace tres años, pero los momentos tensionantes, incómodos, las personas que me molestan y las situaciones que me estresan las atravieso de manera diferente, con más calma, menos dramatismo, menos reactividad, menos impulsividad.
En el momento en que está sucediendo algo no me doy cuenta, pero cuando terminó esa situación estresante miro atrás y digo “antes hubiera dicho esto o gritado de esta manera o salido corriendo y acá me detuve, frené, sentí, me di un tiempo, charlé diferente, no mandé un mensaje, esperé”.
Eso me da mucho bienestar, siento que tomo mejores decisiones.
Tampoco me convertí en un monje budista. Creo que en un mundo de tanto estímulo, tan angustiante y estresante con lo que está pasando en este país, por ejemplo, esto permite estar un poco mejor.

¿Podemos salir de la dicotomía mente/cuerpo?
Esto no deja de ser biología, el cerebro no está en la cabeza sino en todo el cuerpo, porque hasta en la punta del dedo gordo del pie tenés nervios. La idea es salir de la dicotomía y por eso la bajada del libro es “Dejá que tu cuerpo sea tu cerebro”.
Salí un poco de la parte racional, lógica y fijate que las cosas que sentís también tienen un impacto en tu bienestar y toma de decisiones.
No solo cosas evidentes como “me duele la panza”, a veces, so sensaciones muy sutiles que están dando información y, si las aprendés a leer, después estás mejor. El tema es complejo de explicar, se basa en la experiencia, no es teoría, tenés que atravesarla, vivirla. Por eso están los ejercicios y es muy importante hacerlos. Equiparo autoconocimiento con inteligencia.
Cuanto más te conocés, más inteligente sos. Sentir es entender. Este es un libro que te invita a sentir/ sentirte, leerlo no es suficiente.

¿Qué es la inteligencia sensorial?
Es la inteligencia de tu cuerpo, también conocida como la inteligencia somática, pero la inteligencia sensorial es la sumatoria de toda tu inteligencia emocional y de tus sentidos.
No son los cinco exterosentidos, también la propiocepción, el equilibrio del cuerpo en el espacio, y los sentidos internos, la interocepción.
Pero cuando combinás los tres tipos de sentidos, los de afuera, que conectan con el afuera (la propiocepción) y los de adentro y tus emociones, esa sería la inteligencia sensorial. Es prestarte atención sin la influencia de tus pensamientos críticos, prestar atención a tus sensaciones, sin que te influya lo que estás pensando. Estamos en fin de año, momento estresante, en un escenario complicado.

¿En qué medida la cuestión individual ligada al autoconocimiento nos puede hacer sentir mejor en un contexto adverso?
El contexto influye muchísimo en tu vida. Pero cuando empezás este camino de autoconocimiento usando la herramienta que quieras, obviamente no hace falta que sea mi libro, te das cuenta que el contexto influye mucho menos de lo que uno piensa. Salvo que no tengas un techo, que no tengas donde vivir, si tenés descubiertas las necesidades primarias, es otra cosa. Pero si eso está, cuando uno tiene un trabajo interno de autoconocimiento, sea con la herramienta que sea, empezás a tomar pequeñas decisiones en tu vida, en tu día, pequeñas decisiones, y lo más importante acá es darse cuenta, y eso te hace sentir más tranquilo.
Entonces, el contexto, que es extremadamente complejo en Argentina, no lo vas a cambiar. Pero podes cambiar internamente cosas, para atravesar ese contexto, con más tranquilidad. Eso es todo lo que ofrezco: estar más tranquilo.
Cuando uno está más tranquilo, no sólo se siente mejor sino que, además, contagia a su familia esa tranquilidad, a sus amigos y toma mejores decisiones porque tiene más tranquilidad para pensar, para reflexionar, no estar tan reactivo, reactivo, impulsivo, compulsivo.