En los medios

El Economista
14/03/18

El BCRA no sorprendió y dejó todo igual

"La tasa no baja hasta que la inflación no muestre un sendero más compatible con la meta buscada”, opinó Federico Furiase, profesor de la Maestría en Finanzas de la UTDT.

Por Mariano Cúparo Ortiz


El BCRA dejó quieta, como se esperaba, la tasa de interés de política monetaria: sigue en 27,25%. Y planteó una paradoja: si bien era la decisión esperada (casi como una obviedad), dejó críticas y tela para cortar.

Ayer el grueso de los analistas se debatía entre considerarla una jugada hawkish o cuestionar la imposibilidad política de subir un poco la tasa ante el pico de formación de activos externos que hubo en enero y la necesidad que tuvo de salir a vender dólares (que la autoridad monetaria justificó ayer, aunque sin explicar por qué subir la tasa no es una opción), ante el pico que se espera para el IPC Nacional que publicará hoy el Indec, ante la suba de las expectativas inflacionarias para 2018, que ya rozan el 20% y ante los incrementos tarifarios que se vienen.

¿Podía subir?

Así lo planteó el analista de ACM, Guido Lorenzo, que se preguntó: “¿Por qué el comunicado del BCRA parece quitar la posibilidad de una suba de tasas?” Y fue en esa misma línea que el director socio de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez, afirmó: “Por eso nunca diría que es hawkish”.

Y es que a la par de afirmar que no aflojaría la tasa (pero a la vez no decir nada acerca de una potencial suba), el comunicado del BCRA publicado ayer destacó que “los indicadores de alta frecuencia monitoreados por el BCRA indican que la inflación de febrero mostrará un alza como producto de un aumento en regulados y transables”. Aunque afirmó que “esa aceleración de precios es temporaria”. También remarcó que las expectativas para 2018 subieron hasta esperar un IPC interanual de 19,9% en diciembre. Ahí la paradoja: con inflación y expectativas acelerando, mantuvo.

En la otra vereda, el director de Eco Go y docente de la maestría en finanzas de la UTDT, Federico Furiase, celebró que el Central se plantara: “Bien el BCRA anclando expectativas. La tasa no baja hasta que la inflación no muestre un sendero más compatible con la meta buscada”.

Aunque después bromeó: “La película se puede llamar Como no puedo subir la tasa, entonces intervengo”.

En todos los casos, la lectura subyacente es que la Jefatura de Gabinete no le permite al BCRA siquiera pensar en una suba de la tasa, aunque ahora tolere que interrumpa el sendero de bajas.

Puntos altos

El comunicado del BCRA tuvo dos puntos altos: cuando reconoció que seguirá interviniendo en el mercado cambiario para evitar un traslado a precios y cuando afirmó que no bajará la tasa hasta que no haya señales de que volvió al sendero desinflacionario.

Respecto a las intervenciones para ponerle un techo al tipo de cambio y evitar una depreciación, afirmó: “Luego de la pronunciada depreciación observada desde diciembre, durante las últimas semanas el peso siguió mostrando signos de debilidad. En ese contexto, el BCRA decidió intervenir para sostener el valor de la moneda, en la convicción de que, en las condiciones actuales, una depreciación mayor a la ya ocurrida no estaría justificada ni por impactos económicos reales ni por el curso planeado de su política monetaria y que, de no evitarse, tendría el potencial de ralentizar el proceso de desinflación”.

¿Cambia de visión?

Sobre esa cuestión, Lorenzo hizo un par de críticas: “Indican que el movimiento del tipo de cambio no estaba justificado. Raro. Aún estamos muy lejos del equilibrio externo. Pero al menos en este tiempo el BCRA se da cuenta que precios regulados y tipo de cambio marcan el ritmo de aumento de precios generales”. Y coincidió con esa lectura el hombre del ICBC, Alejandro Bour: “Al final el Central admitió la existencia del pass through. Ya era hora”.

Ahí la gran cuestión: el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, venía diciendo que el pass through se iba achicando y que la dinámica inflacionaria demostraba que las aceleraciones y desaceleraciones estaban totalmente relacionadas con la política monetaria y no con los derroteros de las tarifas y el tipo de cambio.

En junio de 2017, en el 34º Congreso Anual del IAEF, afirmó: “Creo que pueden desprenderse al menos dos enseñanzas de este recorrido. En primer lugar, es evidente que la política monetaria funciona, y constituye el remedio indispensable para curar el mal de la inflación. Por otra parte, también vemos que otros de los factores que en ocasiones se presentan como causantes de la inflación no parecieran poder explicar la evolución observada de los precios”.

Sobre la cuestión del tipo de cambio, el comunicado de ayer agregó: “El BCRA ratifica su esquema de flotación cambiaria con intervenciones ocasionales, como complemento de su política monetaria, ante dinámicas disruptivas capaces de alterar la marcha de la inflación o de generar efectos negativos en las condiciones financieras”.

Acerca de la interrupción del sendero de bajas de la tasa, señaló: “El BCRA no relajará su política monetaria hasta que se confirmen señales de desinflación compatibles con el sendero buscado”.