Doctora en Lenguas y Literatura Romances de la Universidad de Harvard, Karina Galperín sostiene que la educación formal -y también la valoración del saber de una persona- le otorga un protagonismo excesivo a la ortografía. Propone aprovechar que el castellano se escribe casi como se habla para eliminar las pequeñas incoherencias que persisten hoy en día.

Galperín dialogó con Danila Terragno y explicó que su propuesta surgió cuando descubrió, a través de sus hijos, que “la escuela primaria le dedica una cantidad de tiempo desmesurada a la ortografía, en comparación con otros aspectos de la lengua”. Además, por su contacto diario con “libros del siglo XVI y XVII en sus ediciones originales” asegura que para ella “es cotidiano leer aí, ombre, o Cerbantes”. “De ninguna manera asocio leer una palabra escrita de esa manera con que el que la haya escrito sea un bruto. Además, suelo leer libros de grandes escritores del Siglo de Oro, y no creo que Quevedo era un animal o que Cervantes no tenía idea de lo que era la lengua”, sostiene.

Además, la profesora de la Di Tella explica que, “en el uso de las redes sociales, las faltas de ortografía son castigadas con severidad y funcionan como un elemento de descalificación del mensaje”. Galperín se muestra en contra de este fenómeno, al cual identifica con “un concepto de educación o de cultura totalmente improductivo e irreflexivo”.

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