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14/11/17

Daniel Artana: "La reforma tributaria, si se cumple, será la más importante en 50 años"

El profesor de la Escuela de Negocios de la UTDT, experto en temas impositivos, destacó que se trata de una iniciativa que favorece a los exportadores e incentiva la inversión. La necesidad de contener el gasto público total

Por Daniel Sticco


El economista Jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), – profesor titular de Política Económica en la Universidad Nacional de La Plata, profesor invitado de Economía de la Tributación en la Universidad Torcuato Di Tella, y con una breve experiencia como secretario de Hacienda de la Nación-, Daniel Artana, analizó para Infobae las características de los proyectos de reforma tributaria y también laboral que el Gobierno nacional enviará al Congreso en los próximos días.

Sostiene Artana que "se trata de un cambio a favor de la oferta de bienes y servicios, con rebaja de impuestos, eliminación de regulaciones a los sectores de la producción, que redundarán en una mejora del consumo, siempre y cuando su tratamiento y aprobación no se demore en el tiempo, para no afectar la confianza y se introduzcan cambios que alteren su esencia".

A primera vista, pareciera que el equipo económico y laboral del Gobierno abrevó en la escuela "ofertista", como se bautizó a los seguidores de las ideas de Robert Mundell, Arthur Laffer y Jude Wanniski. Este último fue a quien se le atribuye haber acuñado el término "supply-side economics" o economía de la oferta, cuya tesis apoyada básicamente en la denominada "curva de Laffer", sostiene que se puede alcanzar el crecimiento económico con mayor eficacia con medidas que incentiven el aumento de la oferta agregada de bienes y servicios mediante la reducción de barreras a las personas  y empresas que producen, tales como la reducción de impuestos y permitir mayor flexibilidad mediante la desregulación de diversas normas.

En esa línea se centró el análisis Artana, quien auguró que, si se cumple, la reforma tributaria será la más importante de los últimos 50 años.

– Los ministros de Hacienda, Trabajo y Producción, comenzaron a dar a conocer los lineamientos centrales de las propuestas de reforma tributaria y Laboral, ¿cuál es su primera lectura?

– La propuesta de reforma legislativa tiene varias cuestiones. Primero, es una iniciativa que se la podría calificar de "supply side", porque propone al cabo del sexto año, dado que es de aplicación gradual, una reducción de impuestos del 2% del PBI a nivel provincial y del 1,5% en el orden nacional. En el primer caso se financia con algo de transferencias de la Nación de lo que resta del restablecimiento de la quita del 15% de la coparticipación de años anteriores, y también con contención del gasto, a través de la Ley de Responsabilidad Fiscal. Acá la discusión será si se podrá cumplir, pero ese es otro tema. Y a nivel nacional se ha dicho que se va a financiar con el crecimiento económico adicional que generará el cambio impositivo; y supongo que el Gobierno tratará de blindarlo del lado del gasto. Si es así será muy positiva.

– ¿Usted habló de varios puntos, cuál sería el segundo?

– En todas las dimensiones en que se la mire la reforma tributaria es positiva, porque baja la presión impositiva sobre la exportación y la inversión, con la disminución de la tasa a sociedades del 35% al 25% sobre las utilidades reinvertidas. Está la moderación de la cascada de Ingresos Brutos, quita el Impuesto de Sello y toma el 100% del pago del Impuesto al Cheque a cuenta de Ganancias. Todos ellos tienen un claro sesgo pro exportador, porque no se pueden devolver bien cuando los productos salen por Aduana. Ahí estará una parte importante de la pérdida inicial de recaudación.

– ¿Hay un tercer punto?

– Sí, el que se refiere a la propuesta del Gobierno de devolver el saldo de crédito de IVA por inversiones al cabo de 6 meses, cuando hoy por hoy puede demorar años a la espera de que una fábrica comience a producir. Eso será muy positivo para las finanzas y competitividad de las empresas

– ¿Cómo ve la iniciativa del subibaja de varios impuestos al consumo, como son los Internos sobre autos, bebidas, cigarrillos, productos electrónicos?

– Lo que observo como primera cuestión es que, producto de la cascada que provoca el Impuesto sobre los Ingresos Brutos, se afecta también a los precios de los productos destinados al mercado interno; por tanto acá también se propone una baja generalizada de la presión tributaria sobre el consumo, por los mismos tres impuestos que afectan a las exportaciones. En el caso específico de internos hay cosas que suben y otras que bajan, pero me parece que el Gobierno aspira a que en términos netos pueda recaudar más por la venta de bebidas alcohólicas; y en el mediano plazo también con el Impuesto al Carbono que reemplazaría al Impuesto a la Transferencia de Combustibles, porque amplía la base imponible, al incluir al gas y el carbón, entre otros.

– ¿Es una reforma más, o tiene características claramente diferentes a las anteriores que se intentaron en la historia económica argentina?

– Si el proyecto es aprobado sin grandes cambios y se cumple, creo que será la reforma tributaria más importante en 50 años, porque va a lidiar con problemas serios como es la eliminación de los impuestos en cascada; se aplica acumulativa a lo largo de todo el eslabón productivo y comercial, porque se acotaría bastante el 20% que hoy representan en términos de recaudación en los tres niveles de gobierno; eso implica un esfuerzo muy importante. En segundo lugar, baja la presión tributaria sobre el trabajo porque reduce la carga patronal sobre los puestos de menor calificación al introducir un mínimo no imponible que es muy potente: hoy representa más o menos la mitad del salario medio de la economía.

– Aunque en parte eso se compensará con otras medidas que podrían ser resistidas por algunas provincias y sectores…

– Se sacan determinados regímenes especiales que favorecen a determinadas regiones y sectores; y en parte subiendo algunas cargas patronales. Y también con la eliminación del tope de $82.000 por mes a los aportes personales para el sistema jubilatorio, de modo que los trabajadores de altos ingresos van a pagar más impuesto que hoy, mientras que los de baja calificación van a pagar menos. Pero como la mayoría de los sueldos de la economía se ubica por debajo de $82.000 brutos por mes, la reforma provocará una importante disminución del impuesto al trabajo.

– Y sobre el Impuesto a la Renta Financiera de las personas físicas, ¿considera oportuno crearlo, cuando se decía que la Argentina tiene una de las presiones tributarias más altas del mundo?¿Respondería a un intento de atraer el voto favorable de los bloques opositores?

– Creo que va a tener un impacto sobre el ahorro, producto de que suben los impuestos y la tasa sobre los sectores asalariados de mayores ingresos, producto del Impuesto a la Renta Financiera. Ahí creo que el Gobierno miró el problema de la inversión y bajó los impuestos, pero también tuvo que ocuparse del ahorro, y ahí los subió.

– ¿Eso lo ve bien, le parece razonable la tasa de imposición prevista?

– Me parece que no es el mejor momento para crear el Impuesto a la Renta Financiera; y de  hecho subir la tasa marginal tampoco es del todo equitativo. Ellos dicen que están subiendo la jubilación futura, pero la gente de altos ingresos lo va a ver como un aumento del impuesto al trabajo. Pero para los autónomos no sube la tasa marginal de imposición, y por tanto van a seguir tributando 35% de Ganancias y percibir una jubilación baja; en el caso de los asalariados de altos ingresos la tasa de imposición marginal será de 42% y con mayor carga patronal, con lo que sube a 45%; por lo tanto va a haber una inequidad porque habrán unos 500 mil autónomos que pueden tener ingresos muy altos que seguirán teniendo una tasa marginal de 35% y asalariados con menos ingresos que esos autónomos que van a pagar más impuesto, y que en su franja van a tener más progresividad de la carga tributaria. Por tanto, la pregunta es: en una economía que tiene bajo nivel de ahorro ¿era el momento para poner un Impuesto a la Renta Financiera de las personas físicas?, la verdad que no.

– ¿Por qué piensa entonces que lo propone?

– Porque de alguna forma necesitaba compensar la baja de contribuciones patronales con eliminación de los regímenes especiales y eliminación del tope para el aporte personal al sistema de jubilaciones. El Impuesto sobre la Renta Financiera sobre las colocaciones a plazo fijo es fácil, más allá de que se podrá discutir si es el momento, pero sobre las tenencias de títulos públicos es un lío, porque sobre los bonos hay que gravar el cupón; y dejar restar la pérdida de la variación del precio, porque no cotizan a la par. De modo que si no se permite deducir el valor superior al momento de sanción de la ley se terminará pagando una alícuota mayor al 15% sobre los títulos nominados en moneda extranjera; porque si el cupón es de 8%, pero el rendimiento es de 6%, terminará tributando sobre 8%. Si fuera así se estará alentando al arbitraje a favor de los bonos con menor tasa para no pagar, con lo que el inversor buscará  una ganancia de capital, porque pagará 90 sobre un valor nominal de 100 que es el que finalmente recibirá.

– ¿No le parece que es un punto pensado para satisfacer a la oposición que reclamaba ese impuesto en la campaña para las elecciones de medio término, y que creó la idea de que de ese modo se gravaba a los bancos, cuando en realidad lo pagarán las personas físicas?

– Si ese era el caso, se lo hubieran dejado que lo agregara la oposición y no correr el costo político de castigar el ahorro, y además le hubiera explicado los problemas que tiene. Conceptualmente no está mal ponerle un impuesto a los intereses porque de hecho hay otros ingresos al capital que pagan el 35%; pero creo que es un error denominarlo un Impuesto a la Renta Financiera. Lo que hay que ver es el ingreso de las personas como capitalistas, no como ahorristas. Cobra alquileres, paga el 35%; percibe dividendos, paga el 35%; mientras que los intereses no. Desde ese punto de vista tiene lógica, aunque lo podría haber hecho con una tasa menor para todos, eso se llama tasa dual, como tienen los países nórdicos, e incluso Uruguay.

– Antes de avanzar con el punto que planteó al comienzo de la entrevista sobre si se cumplen o no los objetivos de las reformas…

– (interrumpe) Si se cumple una reforma del tipo "supply side", en un país que parte de un déficit fiscal muy alto, puede ser la reforma más importante de los últimos 50 años, pero si no se cumple será la más imprudente. Dependerá del cumplimiento de la meta de contención del gasto público.

– ¿Qué le falta al proyecto de reforma tributaria?, porque una de las críticas previas es que el Gobierno recibió la presión impositiva más alta de la historia, y que en el caso de las tarifas de los servicios públicos que paga el consumidor más de la mitad son impuestos, es decir no va a las empresas, y sin embargo en ese punto no se percibe cambio alguno…

– Ese es un punto que levantan nuestros colegas de FIEL que analizan el tema de la energía, donde observan que existe una presión tributaria subnacional: provincias y municipios, muy importante, y por tanto, así como se plantea modificar Ingresos Brutos, podrían haber tratado de ordenar eso.

– Usted alertó que esta puede ser la reforma más importante de los últimos 50 años, o la más imprudente. ¿Qué es lo que está viendo en perspectiva, porque los últimos números del fisco dieron cuenta de una clara reducción de déficit, por gastos, que ahora crecen a menor ritmo que el aumento de los recursos tributarios?

– Eso es cierto, por eso creo que este año Hacienda va a cumplir con la meta de reducción del déficit fiscal. El problema es que la reforma tributaria baja impuestos agresivamente en el neto, tanto Nación como provincias. En este último caso la experiencia indica que gastan cuando tienen plata; por tanto si se le dice que el Impuesto a los Ingreso Brutos para el agro, la industria y la construcción se va a eliminar el 80% de la tasa a partir del año que viene que pasará a manos del sector privado, tendrán menos recursos para gastar. Y ahí entra la Ley de Responsabilidad Fiscal que es más fácil de controlar, porque pone límites al aumento de las erogaciones, de la nómina de personal y del endeudamiento. Lo que no está claro es cuáles van a ser los ahorros de la Nación, dado que la principal fuente que es la reducción de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos tiene un límite.

– ¿Qué otra área es recortable, porque también se sostiene en el Poder Ejecutivo la alta inflexibilidad a la baja del gasto público en términos reales?

– El 50% del gasto tiene que ver con prestaciones sociales, ahí es donde aparece la revisión de la fórmula del ajuste de la movilidad previsional que se aplica también a la Asignación Universal por Hijo, que consiste en que esté determinada por la tasa de inflación, que es una protección suficiente, como ocurre en muchas partes del mundo, y no por el promedio de la variación de los recursos tributarios (exceptuando aportes eventuales del Tesoro a la Anses) y el mayor de dos índices salariales: el general de salarios elaborado por el Indec y el Ripte (Remuneraciones Imponibles Promedios de los Trabajadores Estables). Hoy la fórmula hay veces que va por debajo de la inflación presente, como ocurrió en 2016, y otras por arriba, como en este año que la suba de precios es menor a la del semestre previo.

– ¿Para atenuar este punto que aparece muy resistido por muchos legisladores de la oposición, más aún porque un 70% a 75% de los jubilados, excluidos los que entraron por una moratoria extremadamente populista, sin aportes, percibe un haber mínimo que se mantiene muy por debajo de la canasta de pobreza de un adulto, cree que es una opción redistribuir entre los jubilados la renta real, esto es sobre la inflación, que obtenga el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses?

– Lo que digo es que una cosa es establecer una regla de prioridad y establecer compensaciones o no, porque se ha ingresado mucha gente con la jubilación mínima y otra que no; eso es lo que vino a corregir la Ley de Reparación Histórica vino a resolver. Pero el problema relevante es que la Argentina tiene un sistema previsional deficitario que requiere que parte se cubra con rentas generales un 1,5% del PBI. Es cierto que el haber promedio es insuficiente, pero también es cierto que el sistema está quebrado.

– Repregunto, ¿cree que es una opción redistribuir entre los jubilados la renta real, esto es sobre la inflación, que obtenga el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses?

– El fondo tiene acumulado el equivalente a 10% del PBI, y eso, supuestamente en algún momento se acaba si se mantiene un sistema previsional deficitario. Hoy se cubre con aportes de rentas generales a la Anses. Claramente el FGS es una cosa extraña porque se tiene un ahorro en un sistema quebrado, y que va a menos por las devoluciones que hay que hacer a las provincias. De ahí que si se quiere tener un sistema de jubilaciones con haberes más altos y que se pague con rentas generales habrá que subir los impuestos, porque como en cualquier familia lo que entra no puede ser mayor a lo que sale.

– ¿Qué dificultades advierte para que se pueda cumplir con los objetivos de la reforma tributaria?

– Primero que hay cuestiones que tienen que ver con las discusiones por parte de los sectores que se sienten afectados, como ocurrió esta semana con la iniciativa a elevar el Impuesto Interno sobre las bebidas alcohólicas, en particular el vino y las cervezas, pero que seguirán reclamos de los fabricantes de bebidas espirituosas y de gaseosas con contenido de azúcar; y también cómo se podrá atender el tema central del control del gasto público, que tendrá que ser adicional al originalmente presupuestado en términos del PBI, para mantener el sendero de reducción gradual pero sostenido del déficit fiscal, porque el crecimiento no se lo puede computar dos veces; excepto que la reforma genere un incremento del PBI adicional al 3% por año.

– La Ley de Responsabilidad Fiscal le pone un límite a las provincias en términos de endeudamiento, crecimiento del gasto público y de la nómina de personal, pero al bajar Ingresos Brutos, se estarán desfinanciando. ¿Cómo cree que podrán compensar ese efecto?

– La cuenta que ha hecho y dicho el Gobierno nacional es que entre las tres cuotas que falta de la devolución de 15% de la coparticipación de impuestos, que deben ser 0,6% o 0,7% del PBI; más los recursos que va a generar el mayor crecimiento económico a través del incremento de los giros automáticos de la coparticipación de impuestos, las provincias tendrán los recursos para compensar los efectos de la reforma propuesta, y además podrán reducir el déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de su deuda). Además en la reforma hay otras cosas que le mejoran los ingresos de las jurisdicciones del país que es el efecto de la reducción de las contribuciones laborales que en realidad se contabiliza en parte a cuenta del pago de IVA, pero eso en principio lo van a sacar, con lo que también se elevará la masa de impuestos que se reparte con las provincias. Lo mismo ocurrirá con los Impuestos Internos que suban, por tanto no todo es pérdida de fuentes, como puede ser el caso de Ganancias y del Impuesto al Cheque que pasará a computarse a cuenta de Ganancias. Aunque también se modifica la distribución del Fondo del Conurbano Bonaerense.

–  Respecto de los Impuestos Internos, ¿le parece acertado haber incluido en la iniciativa subas y bajas de alícuotas a diversos rubros, como autos, bebidas, electrónicos; en lugar de sólo haber pedido al Congreso autorizaciones para hacer modificaciones caso por caso a posteriori, porque puede derivar en anticipos y postergaciones de decisiones de compra de esos bienes por parte de las familias?

– Puede ser, pero en ese caso sería un efecto de corto plazo, y en algún momento habrá que hacerlo; y si la Reforma Tributaria se discute y se aprueba rápido el efecto va a ser menor. Pero claramente, en lo inmediato puede ocurrir lo que usted plantea. Por eso es muy importante que se resuelva rápidamente, porque si pasa mucho tiempo se puede generar la expectativa de que quedará empantanada.

ATAQUE A LA LITIGIOSIDAD LABORAL Y EL EMPLEO EN NEGRO

– ¿Qué reflexión le generó la propuesta de Reforma Laboral?

– Aparecieron muchas más cosas de lo que habían anticipado. Creo que busca resolver los distintos problemas que hacen a una excesiva litigiosidad, para acotar las demandas que inventan accidentes de trabajo, con la creación de las Comisiones Médicas; y a través del mejor control, tratando de seguir el ejemplo de Córdoba, aunque eso forma parte de otra Ley (ART), a la que por ahora han adherido pocas legislaturas provinciales. Sí hay otras modificaciones que se vinculan con el cálculo de las indemnizaciones que me parece importante porque hace dos cosas: 1) a las empresas lo que más le preocupa es la solidaridad; y 2) a las Pyme el abuso que hay en las multas por incumplimientos en los pagos vinculados con la litigiosidad; y la iniciativa va contra eso. Primero define mejor cuál es la base real de las indemnizaciones con los ingresos monetarios habituales, y no ocasionales o extraordinarios y en especie; y en segundo lugar porque acota la litigiosidad, y en otros casos van contra el Sistema Previsional, que es donde debe ir. Por el contrario, no avanza mucho con el tratamiento de los contratos de trabajo permanente y transitorio que en la Argentina es muy rígido, porque eso importa mucho a los sindicatos. Y lo más potente es la baja de las contribuciones patronales sobre la nómina salarial.

– En la baja de las contribuciones patronales, al ser por el equivalente a la mitad del salario promedio de hoy, ¿observa un sesgo demasiado a favor de las Pyme?; ¿no hubiese sido mejor una reducción de la alícuota general para favorecer una mayor competitividad del conjunto de la economía?

– Es relativo, porque una exención al cabo del quinto año sobre un salario equivalente de hoy de $12.000 favorece, es cierto a las Pyme, pero también es relevante sobre una remuneración de $40.000. Aunque hay que tener en cuenta que para las compañías chicas y micropymes tenían un régimen especial de menores aportes que ahora se eliminan, como los que regían para las que están más lejos de Buenos Aires. Además, la lógica de la iniciativa que no tendría costo fiscal, porque prácticamente se compensa la pérdida de recaudación de la Anses con la eliminación del tope a los aportes personales de los trabajadores con ingresos superiores a $82.000 brutos, es incentivar la absorción del empleo informal, con su inclusión al régimen general, porque en general son los de baja calificación e ingresos inferiores al promedio.

– ¿Hay algún punto de la iniciativa de Reforma Laboral que no la ve bien?

– No me gusta la idea de creación de un Fondo de Desempleo ampliado, porque dentro de cada sector van a haber subsidios cruzados importantes. Una de las ventajas que tiene la indemnización por despido, quien despide paga; pero cuando se integra un fondo, aparecen los subsidios cruzados, porque pueden haber empresas que despiden más. Ese no es un tema no menor, porque los convenios de trabajo en la Argentina tienen metidos empresas muy distintas dentro del mismo régimen.

– ¿Y en lo que respecta a la flexibilización laboral, porque la iniciativa hace referencia a "acuerdos de partes que no afecten derechos adquiridos?

– La reforma laboral que se venía anunciando era muy tibia. Esta tiene mucho más de 'carne', tratando de incorporar diversos aspectos relevantes, como la limitación de la solidaridad de las empresas respecto de acciones de sus proveedores habituales en el rubro servicios personales; es más profunda en la determinación de los rubros incluidos en la indemnización por despido; y tiene lo del Fondo de Desempleo, que he dicho que no me gusta.