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BAE - Buenos Aires Económico
13/10/17

Ajustar el ritmo de desinflación y la corrección del déficit

"Si el compromiso del BCRA ayuda a bajar la inflación se puede ganar credibilidad", opina el profesor de la Maestría en Finanzas de la UTDT

Por Federico Furiase

La velocidad del proceso de desinflación no puede estar disociada de forma sostenida con el ritmo de corrección del déficit fiscal, independientemente del instrumento seleccionado para anclar las expectativas de inflación hacia la meta, y esa inconsistencia se refleja en la acumulación de Lebacs y en la expansión de los agregados monetarios por arriba del PIB nominal, a pesar del sesgo contractivo que determina el alto colchón de tasa de interés real positiva contra la inflación esperada.

Las metas de inflación no son el sendero óptimo de inflación sino que funcionan como un marco de referencia, una guía que sirve para anclar las expectativas con tipo de cambio flotante; y si el compromiso del BCRA ayuda a bajar la inflación, aunque el ritmo sea más lento que el sendero de desinflación de las metas, se puede ganar credibilidad. De alguna forma, la suba de tarifas, el elevado déficit fiscal y la inercia inflacionaria de partida complican el canal de transmisión de la tasa de interés para anclar las expectativas hacia las metas establecidas.

Del arbitraje de rendimientos entre los bonos a tasa fija y los que ajustan por CER se desprende que el mercado espera desinflación (en torno a 11,5% de ritmo anual promedio entre 2017 y 2021), aunque no a la velocidad consistente con el sendero de meta superior de inflación del BCRA (en torno a 9,6% anual de ritmo de crecimiento promedio entre 2017 y 2021), pero mientras el mercado espere una menor inflación a lo largo del tiempo y el BCRA pueda construir reputación en el camino, las metas de inflación pueden funcionar.

El problema surgiría si la inflación de los próximos meses no lograra bajar de la inercia de 1,5% mensual o incluso aumentara frente a la presión de la suba de tarifas, el gradualismo fiscal y la expansión del crédito, inflando las negociaciones paritarias que se avecinan, forzando al BCRA a subir las tasas.