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26/08/17

Cómo sacarle jugo a la UVA

Según informe de Juan José Cruces, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, si se compraban US$ 1000 en billetes en 2004, alcanzaba ese año para comprar 0,85 metros cuadrados y 0,3 metros cuadrados en 2017

Por Santiago Lilo

El perfil de inversor que ahorra con un plazo fijo en UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) es un escéptico del Banco Central”, asegura uno de los economistas consultados en esta nota. La definición resume la visión compartida que tienen los analistas en relación a este instrumento: aquel que no confía en la capacidad del BCRA para reducir la inflación, en los próximos seis a 12 meses, debería colocar parte de su cartera en estos depósitos.

El dinero colocado en este tipo de plazo fijo, que fue lanzado por Federico Sturzenegger, presidente del Central, a principios de 2016, ajusta por UVA, una unidad de medida que está atada a la inflación por medio del Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Es decir, que el capital depositado aumenta, mes a mes, a la par del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el Indec, contemplado por el CER. Además de la actualización, algunos bancos privados otorgan una tasa de interés extra que va del 0,5 al 1 por ciento, según la entidad.

El mismo mecanismo del instrumento financiero explica el porqué de su atractivo: es un refugio seguro contra la pérdida del poder adquisitivo y, a su vez, se puede obtener un mínimo retorno real. La jugada de invertir en UVA, entonces, depende de la expectativa de inflación futura que tiene el inversor: si subestima el poder del BCRA para controlar los precios, los plazos fijos en UVA son una opción de cartera a considerar.

En este sentido, una señal sólida que refleja la inflación esperada por los principales economistas locales se puede encontrar en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica el BCRA todos los meses. Según el informe de junio, “las proyecciones de los analistas indican que la tasa mensual de inflación minorista medida a través del IPC Nivel General para el Gran Buenos Aires (GBA) oscilaría entre 1,5 y 1,3 por ciento mensual entre jul-17 y dic-17”. Para tener cierta referencia, el promedio mensual debería ser del 0,8 por ciento en los seis meses restantes para que el BCRA cumpla la meta del 17 por ciento de inflación anual.

En cambio, de cumplirse los números que maneja el mercado, el IPC alcanzaría el 21 por ciento interanual a diciembre, 4 puntos por encima de la meta. Mientras que, para los próximos 12 meses, las proyecciones prevén un aumento de precios del 17 por ciento interanual (entre julio de 2017 y julio del 2018.).

El escenario actual Si la inflación esperada es un driver que impulsa los depósitos en UVA y las previsiones del mercado para los próximos 12 meses dan cifras superiores a las metas del BCRA, ¿es momento para poner el dinero en este instrumento? Para Federico Furiase, economista de Estudio Bein & Asociados, los puntos a favor del activo son dos. “Frente a las presiones al alza en la inflación, luego de los aumentos de julio (expensas, prepagas, naftas, servicios domésticos y cigarrillos) y la corrección cambiada, los activos que ajustan por CER pueden funcionar como un bedge (cobertura) eficiente”, explica. Es que, para el experto en finanzas, las continuas subas del tipo de cambio a fines de julio se traducen en el idioma del mercado como un repricing de las expectativas de inflación. “Es un buen activo para diversificar la cartera, junto a las Lebac (Letras del BCRA) y activos en dólar”, recomienda.

“Con los depósitos en UVA, el inversor se está subiendo a un auto que va más rápido que el dólar”, metaforiza Nery Persichini, economista Jefe de MB. Para el especialista, un escenario ideal para posicionarse en este instrumento se da cuando se espera un atraso cambiado, “donde las inversiones en pesos son más rentables que la moneda dura”. Y amplía: “Si el tipo de cambio está atrasado significa que la inflación está corriendo a un ritmo mayor que el dólar. Entonces, conviene invertir mirando el nivel de precios”. Martín Vauthier, economista y profesor de la Maestría de Finanzas de la Universidad Torcuato Di Telia (UTDT), coincide con Persichini: “Es atractivo para el inversor conservador que apunta a cuidar el poder adquisitivo de sus ahorros con un instrumento de baja duración y prevé un escenario de atraso cambiarlo real del dólar”. Además, el economista destaca la oportunidad de “hacer tasa” entre un 0,6 y 1 por ciento, por encima del nivel de precios, dependiendo del banco que se elija.

El plazo fijo en UVA tiene dos competidores en esta época de dólar y precios en alza: la Lebac y la misma moneda estadounidense; ambas opciones con un bajo riesgo financiero. “En la medida en que el BCRA continúe con su actual política es más conveniente invertir en Lebac que en plazo fijo en UVA, dado que el retorno es superior y el riesgo es similar”, comenta Nicolás Bridger, director de Prefinex. Según la última licitación al cierre de esta edición, la Lebac a plazo más corta, a 28 días, subió al 26,5 por ciento anual. Equivale a casi 2 por ciento mensual.

La otra desventaja que tiene el instrumento atado a UVA con respecto a la Lebac tiene que ver con la liquidez. “Los bancos piden que el inversor inmovilice el capital por un plazo mínimo de 180 días”, aclara Persichini, y concluye: “Y 180 días, en la Argentina, es largo plazo”. El capital puesto en Lebac se debita al mes, aproximadamente, si se apuesta al tramo corto de la curva.

Por otro lado, cuando se trata de cobertura segura ante el riesgo, el argentino promedio siempre tiene en mente al dólar.

En esta línea, un informe de Juan José Cruces, economista de la UTDT, hace una comparación hipotética de rendimientos entre ambos activos para el período 2004-2017. En otras palabras, qué hubiera sucedido si un ahorrista ponía su dinero en dólares en el colchón versus si lo colocaba en plazo fijo con UVA. Los retornos obtenidos se pasaron al valor en dólares del metro cuadrado para hacer la comparación. Si se compraban US$ 1000 en billetes en 2004, alcanzaba ese año para comprar 0,85 metros cuadrados y 0,3 metros cuadrados en 2017; los mismos valores que resultaron si se hubiera depositado ese monto inicial en plazo fijo en UVA. Es decir, que el poder adquisitivo del ahorro hubiera sido similar con cualquiera de las dos opciones y, por lo tanto, se deduce en el informe que la inflación corre a un ritmo parecido a1' la devaluación del tipo de cambio.

¡ El método trasandino A fines de los ’60, la inflación en Chile escalaba por encima del 35 por ciento anual y se incorporó un mecanismo de ajuste de créditos y depósitos atado a la Unidad de Fomento, que es equivalente al UVA local. Sturzenegger sumó el instrumento chileno a las políticas que puso en marcha para aplastar a la inflación.

La incorporación de depósitos atados a la inflación tiene dos efectos relevantes.

El primero':' que las entidades tengan mayor disponibilidad de reservas para prestar a plazos más largos. “El BCRA busca generar un negocio de préstamos más sostenible: estirar la duración de los plazos fijos para que los bancos puedan prestar por plazos cada vez más largos”, dice Persichini, de MB. Eric Ritondale, economista Jefe de Econviews, coincide: “Los bancos necesitan un fondeo más largo para que los hipotecarios sean sostenibles. Hoy, el dinero que se deposita en plazos fijos tradicionales no dura en la banca por más de 50 o 60 días”.

El negocio para las entidades parece, a primera vista, atractivo: pagan a sus clientes una tasa real nula por los depósitos atados a la inflación y, por el otro lado, dan préstamos en UVA, sumando una tasa del 6 por ciento anual. Sin embargo, en los últimos meses la banca privada evitó ofrecer estos nuevos plazos fijos.

El motivo lo pone en evidencia Ritondale: “A los bancos les resulta más barato fondearse con plazos fijos tradicionales (con tasas del 18 por ciento anual). Además, el 50 por ciento de los depósitos son a tasa cero, por cuentas corrientes a las vista o cajas de ahorro”.

La segunda intención del BCRA es permitir al ahorrista refugiar su capital pero, sobre todo, que empiece a pensar en pesos y no dólares. “La canalización del ahorro local en instrumentos en pesos, como el caso de los plazos fijos UVA, alude a desvincular el proceso de formación de precios de la volatilidad del tipo de cambio”, aporta Furiase.

Hasta el momento, las cifras del plazo fijo en UVA están al alza: según el BCRA, los montos colocados pasaron de casi $ 400 millones en diciembre a $ 1450 millones en mayo, ambos números de este año.