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La Tercera
8/05/17

Impacto de gratuidad: ¿Se logró finalmente un acceso más equitativo?

“En Argentina se encuentra muy arraigado el concepto de gratuidad”, señaló Marcelo Rabossi, profesor full time de la Di Tella

La gratuidad en Ecuador comenzó a funcionar en 2009, luego de la reforma constitucional de 2008. En el capítulo titulado “Gratuidad en la educación superior en el Ecuador”, que forma parte del libro “Universidad urgente para una sociedad emancipada”, se destaca como parte del impacto de esta política “una caída de 20 puntos en el porcentaje de personas entre 18 y 24 años que no asisten a la educación superior por razones económicas”.

El libro añade que “al revisar los datos de ingreso de las personas pertenecientes a las familias más pobres, resulta que la asistencia a la educación superior de jóvenes provenientes de sectores históricamente excluidos se incrementa en 8,5 puntos desde 2006 hasta 2015”.

Según Marcelo Rabossi, académico de la U. Torcuato di Tella, en Argentina la gratuidad es efectiva desde 1983, aunque la Ley de Educación Superior de 1995 permitió el cobro en las carreras de pregrado, pero finalmente casi ninguna universidad lo realizó. “En Argentina se encuentra muy arraigado el concepto de gratuidad”, señaló el experto, quien agregó que un cambio legal de 2015 volvió a prohibir cobrar en las carreras de pregrado.

“Los efectos positivos son que Argentina tiene las tasas de enrolamiento universitario más altas de toda América Latina. Digamos que una gran proporción, en relación a la región, al menos ha cursado alguna materia en la universidad”, dijo Rabossi. “Si suponemos que aunque sea un pequeño paso por algún aula universitaria es positivo, entonces esto ha sido un beneficio”, añadió el académico transandino”.

Sin embargo, según Rabossi, el problema más grande en Argentina es la baja cantidad de graduados secundarios. “Alrededor de 5 de cada 10 jóvenes no terminan dicho nivel, y la mayoría de estos proviene de los estratos más vulnerables de la sociedad”, explicó el experto.

Debido a esto, dijo, “ la gratuidad la han aprovechado más las clases medias y altas. En términos cuantitativos, en la universidad pública y gratuita, por cada alumno de clase baja hay 5 de clase alta. A su vez, la probabilidad de abandono de un alumno antes de completar la carrera es el doble en uno que proviene del primer quintil que en uno del quinto”.

Esta situación se suma a la alta deserción del sistema y bajas tasas de titulación.