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La Voz del Interior
1/04/17

Eduardo Levy Yeyati: "El inversor espera el resultado electoral"

El decano de la Escuela de Gobierno señala que ya se empiezan a ver señales de crecimiento, pero falta la recuperación del consumo, que se verá luego de las paritarias

Después de un 2016 con recesión, la economía argentina comenzó a mostrar algunos signos de crecimiento, pero leves y muy desiguales. Eduardo Levy Yeyati, coordinador del espacio de pensamiento Consejo Argentina 2030, sostiene que, pasadas las paritarias y con el dinero que se inyectará al gasto social, la gente notará la recuperación.

Para el mediano plazo, la clave es la inversión privada, que aún demora en llegar, según reconoce el economista.

–El Indec difundió datos de leve crecimiento pero, en general, no se nota. ¿La economía se está reactivando, realmente?

–Ya hay algunos datos levemente positivos. Ese crecimiento se va a consolidar en lo que resta del año y va a terminar en el tres por ciento, probablemente por arriba. El tema es que se esperaban tres motores de crecimiento: el primero, el agro y las exportaciones, y eso se verificó. El segundo era la inversión pública, que está acelerando y va a seguir el resto del año. Y el tercer motor era el consumo, que todavía no ha levantado. Esperamos este último para que la reactivación sea más visible y se sienta porque la obra pública se concentra en construcción y el agro no tiene un derrame inmediato.

–Para la reacción del consumo se esperan las paritarias, pero ¿podría haber un pico de inflación después?

–Estamos esperando paritarias, pero a esto también se va a sumar un gasto social asociado a transferencias y jubilaciones (reparación histórica). No creo que haya nuevos ajustes tarifarios porque el Gobierno ya avisó que algunos se iban a suspender. Deberíamos esperar, de ahora en más, una inflación sensiblemente inferior a la del primer trimestre, que fue muy alta.

–¿Cuál es la proyección de inflación para 2017?

–Varía si se toma el índice actual de inflación o un nuevo índice nacional que el Indec anticipó para abril de este año, pero está alrededor del 20 o 21 por ciento.

–¿Esto permitiría recuperar el poder adquisitivo?

–Sí, aunque puede haber variaciones por sector. Algunas de las negociaciones salariales están atadas a la inflación. Las de los sectores más dinámicos que no fueron tan golpeados por la recesión probablemente tengan una recuperación mayor. En promedio, vemos entre dos y tres por ciento de suba real del salario, pero con mucha variabilidad.

–Mirando el primer año y medio de gestión de Macri, ¿hubo un diagnóstico demasiado optimista de que se saldría de la situación anterior más rápido o errores que retrasaron la salida?

–No hablaría de errores. Se pensaba que la expectativa del cambio de gestión económica y de los modos políticos iba a disparar un aumento en la inversión privada que, de hecho, no se verificó. La falta de reacción en esta variable es lo que explica que la recesión del año pasado haya sido mayor que la que se esperaba. Pero, además, cuando uno hace política pública enfrenta el siguiente dilema: sabiendo que la situación es mala, ¿le digo al público que es muy mala, afecto negativamente las expectativas y agravo la situación? Muchas veces, el Gobierno trata de generar expectativas positivas para que alimenten la inversión, el consumo y la actividad y, luego, a posteriori , parece que fueron exageradamente positivas.

–¿Por qué la inversión privada no se recuperó? ¿Lo podría hacer este año?

–Este año lo veo difícil. En el mismo Gobierno se acepta que las elecciones son un mojón que hay que superar antes de ver un aumento de la inversión. El año pasado no llegó porque, aunque nosotros, de cerca, vemos las enormes potencialidades del país, quienes están en el exterior, lo que ven es una historia de alta volatilidad, muchos cambios de enfoque en la política. Hay factores asociadas al riesgo político, capacidad de reducir el alto costo argentino: regulatorio, logístico, impositivo. La incertidumbre hace que el inversor se sienta más cómodo esperando, y esa espera posterga la recuperación. El verdadero desafío es salir de ese círculo vicioso para generar crecimiento e inversión.

–Para 2017, hay consenso de una recuperación de la actividad. ¿Cuáles son las bases para que se sostenga el año próximo?

–Si, tal como mucha gente cree, en 2017 hay crecimiento y el Gobierno hace una buena elección, 2018 debería ser el año de la inversión privada. Es esencial para crecer de manera sostenible porque el impulso al consumo tiene un límite que es el déficit fiscal. En el mediano plazo, Argentina tiene que encontrar sus propias fuentes de competitividad, tiene que exportar más porque esta es una economía muy cerrada que exporta e importa muy poco. El país tiene que encontrar nuevos productos o mejorar los que tiene para duplicar, en un plazo relativamente corto, sus exportaciones, y esto requiere que se diversifiquen.

–Hay tres factores críticos este año: inflación alta, tipo de cambio atrasado y déficit fiscal. ¿Cómo ve la evolución de cada uno?

–La inflación está bajando rápidamente, del 40 por ciento del año pasado en 2017 se situaría en la mitad. Bajarla más rápidamente implicaría un costo mayor en términos de actividad, es una rapidez más que aceptable. En el déficit fiscal, es imposible desde el punto de vista económico, político y social, ajustar el déficit en medio de una recesión porque la acentuaría. Para reducir el déficit hay que recuperar la inversión, el crecimiento y, en ese marco, poder reducir el gasto o dejar que el déficit vaya decayendo en el porcentaje.

–¿Y el atraso cambiario que se está dando?

–Por cuestiones técnicas, si uno tiene una política monetaria dura antiinflacionaria y una política fiscal expansiva, eso genera apreciación del tipo de cambio. La tasa alta aumenta el interés por el peso y el déficit se financia afuera trayendo muchos dólares. El tipo de cambio es rehén de esta coyuntura; hasta que crezcamos, nos cuesta mucho ajustar el déficit fiscal y, hasta que bajemos la inflación, cuesta relajar la política monetaria. Por esto, está supeditado al crecimiento y a que la inflación baje a un punto en el cual las tasas de interés en pesos no sean tan altas.

–¿Es riesgoso el financiamiento del déficit con endeudamiento?

–Si tuviéramos cinco años más como 2016 o 2017, sería un problema, pero hoy no estamos sobreendeudados. Estamos pagando el déficit con deuda, como siempre se hace. El Gobierno ha hecho tanto énfasis en reducir el déficit porque es consciente de que no lo puede financiar eternamente con deuda.