En los medios

La Prensa
19/02/17

El dilema de Peronia sigue intacto: ¿cómo financiar el exceso de gasto?

Según el director de la Maestría en Finanzas de la UTDT, "la Argentina necesita un cambio estructural, pero lo bloquean la mediocridad de la clase política y el conservadurismo de una sociedad que prefiere pagar más por una pizza que por el servicio mensual de agua potable"

Por Germán Fermo
Es una pena que los ciudadanos de Peronia no comprendan las costosísimas distorsiones que genera el déficit del Estado. En los últimos días estamos observando una recurrente apreciación del peso argentino frente al dólar americano. Analicemos dos escenarios que podrían ocasionar apreciación cambiaría.

Primero, Argentina aumenta su productividad traduciéndose en mayores exportaciones. Dichas exportaciones generarían un ingreso adicional de dólares que, ceteris paribus, propagarían una apreciación de la moneda local. En este caso, la apreciación estaría explicada por un incremento de productividad que nos hace más ricos medidos en dólares.En este escenario, la apreciación se daría por razones correctas.

Segundo, Argentina aumenta el ta maño del Estado en un intento de esconder desempleo. Todo incremento de gasto, ceteris paribus, debe ser financiado de alguna forma.

En Peronia, por momentos decidimos hacerlo emitiendo moneda local, como en la administración peronista anterior lo cual nos llevó a una hiperinflación potencial que el actual Banco Central pudo contender vía absorción monumental de pesos y tasas muy altas, en especial durante 2016.

La administración actual, ha decidido ser antiinflacionaria pero 110 ha decidido ser antideficitaria. Por lo tanto el dilema permanente de Peronia permanece intacto: ¿cómo financiamos nuestro gasto en exceso? Claramente, la administración actual ha decidido ir por la otra vía del fínanciamiento: emisión a gran escala de deuda externa tanto soberana como provincial. En este escenario, los dólares que ingresan vía deuda externa, aprecian al Peso Argentino pero por razones incorrectas.

Insisto con un aspecto: la apreciación cambiaría per sé no me importa, en definitiva es un precio relativo y coma total, en el largo plazo determinará un equilibrio en la asignación de recursos. Lo preocupante es el causante de la apreciación: deuda externa fin an ciando déficit fiscal.

PRONOSTICO: 0,01% En el escenario actual, la apreciación cambiaría es consecuencia del endeudamiento, que a su vez se origina por déficit fiscal en exceso. Esto claramente no es un equilibrio de largo plazo y el gran desafío de la socio dad argentina (ojo, noten que menciono a la sociedad y no al Gobierno) será tomar la decisión en algún momento de hacer una de dos cosas.

Cosa 1: tornar el déficit en superávit fiscal, para ello los ciudadanos de Peronia, fervientes defensores de un Estado grande, bobo, corrupto y deficitario, deberán hacer algo que no les gusta: exigirle al Estado un drástico cambio en su patrón de gasto; probabilidad asignada a este escenario: 0.01%.

Cosa 2: lograr que la economía argentina crezca a tasas chinas y con ello podamos licuar el ratio de deuda/PBl que viene creciendo y seguirá haciéndolo durante los próximos años. Con dicha licuación, Peronia podría alcanzar un sendero estable a largo plazo. Lo interesante es que para ello, los ciudadanos de este bendito terruño populista, deberán apoyar una formidable reestructuración de la economía argentina, fomentando entre otras cosas la productividad, la competitividad, la seguridad institucional, claves del crecimiento. Si este fuese el caso, la ciudadanía debería ir en contra de algo que defiende desde hace 70 años: el proteccionismo argento, patrimonio nacional y popular; probabilidad asignada a este escenario: 0.01%.

ASI SOMOS Con limitadísimas excepciones, el nivel de la clase política argenta es cruelmente lamentable, por lo tanto, esperar de ellos un cambio, resulta en un ejercicio utópico y hasta metafísico, asignemos una probabilidad del 0,01%. Por lo tanto, la carga del cambio debería recaer en la sociedad argentina, una sociedad que prefiere pagar más por una pizza que por el costo del agua, de la luz o del gas pero que la vez, se queja de la inflación que la no-corrección tarifaria genera. En esas circunstancias es evidente que nosotros, los argentos, somos aún más impresentables que los políticos que nos representan. Por lo tanto, que el cambio provenga directamente de los argentos es un evento que me animo a definir con probabilidad 0%.

Hace 70 años que venimos observando una y otra vez las catastróficas consecuencias de un Estado que gasta ijiás de lo que genera. Hace 70 años que venimos padeciendo las innumerables distorsiones de un Estado deficitario que para sobrevivir nos quita vorazmente recursos privados, nos niega infraestructura básica, nos devalúa la educación, nos limita ferozmente la seguridad y aun así los gasto? ciudadanos de Peronia defienden a un Estado enorme creyendo que con ello, se fortalece a la soberanía nacional.

Y en este andar siempre deficitario, absorbemos innumerables distorsiones macroeconómicas: de una hiperinflación en 1989 saltamos a un default en 2001 que mutó otra vez a un hiperinflación potencial que no explotó en 2016 como tal sólo porque el BCRA decidió sacar gran parte del circulante vía emisión de deuda en pesos de corto plazo lo cual no fue gratis dado que engrosó el cuasi-fiscal y hoy nuevamente abrimos las puertas al alquímico endeudamiento externo.

Es sorprendente a la vez observar la hipocresía de una ciudadanía que odia al capitalismo norteamericano a la hora de pagar sus deudas pero se silencia de manera complica al tiempo de endeudarse para que dicho endeudamiento financie la no-reducción del Estado.

Mi conclusión: Peronia no tiene solución posible. Le asigno a un cambio genuino una probabilidad del 0.01%. Y mientras tanto seguiremos observando una corrección fiscal que no viene y una deuda que sigue creciendo firmemente saciando el apetito voraz de no-corrección fiscal del que padecemos los ciudadanos de Peronia. La apreciación cambiara es sólo un detalle de la encrucijada de los argentos.

*Director de MacroFinance y de la Maestría en Finanzas de la UTDT