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5/12/16

Inflación al 17%: ¿el BCRA arriesgó su reputación demasiado pronto?

Para el director de la Maestría en Finanzas, "los costos del gradualismo comienzan quizá a hacerse sentir también en la hasta ahora excelente gestión del BCRA"

Por Germán Fermo
La manada reacciona tarde. El 31 de julio del 2016 publiqué esta nota probablemente premonitoria a la luz de las decisiones recientes que observamos del BCRA: "Badlar vs. CER: ¿Cuánto le queda al Central para sucumbir al keynesianismo de Hacienda?". Veo a mucho analista recomendando "ahora y tarde" dos posiciones: a) long-CER, b) short -parte larga de la curva hard dólar, posiciones ambas que alerté cuando importaba, o sea DOS meses antes. Tengo la sensación de que las últimas TRES bajas de tasas del BCRA se perciben como motivadas por cuestiones políticas, independientes por lo tanto, de las ambiciosas metas de inflación que el Central indicó para 2017 en torno al 17%. El rally en la parte media y corta de los bonos con CER, sumado al agresivo rally que el dólar ha mostrado en estas últimas tres semanas, describe a un mercado local que claramente está haciendo un repricing de las principales variables macroeconómicas de caras al 2017, presa del "nuevo mundo Trump", siendo la inflación esperada claramente, una de ellas. Tampoco creo que las REM (relevamiento de expectativas de mercado del BCRA) estén midiendo adecuadamente expectativas inflacionarias, dado que son una medida sesgada y poco representativa del agregado, basada primordialmente en la opinión de alguna que otra consultora (incluso algunas obsecuentemente oficialistas) y mucho mercado financiero, que de economía real y monetaria entiende muy poco. Sería interesante si se le diese mayor participación, por ejemplo, a sindicalistas, supermercadistas, almaceneros, industria de la educación, inmobiliarias, por citar algunos componentes de expectativas, que no creo estén correctamente representadas en las medidas del REM, que resultan probablemente en expectativas de inflación sustancialmente más elevadas.

Una autoevaluación que no se entiende. Interesante, escucho por ahí alguna que otra auto-calificación del propio Gobierno en "8 puntos", circunstancia que podría convertir a la misma en petulante y probablemente exagerada si la escala fuese del "1 al 10", o en un acto de sumo sincericidio pre-navideño si la escala fuese en cambio, del "1 al 100". Me pregunto entonces: ¿cuál habrá sido la escala evaluatoria que motivó semejante comentario? Desde la asunción, convengamos que cada vez que el oficialismo comunica algo se nos hace difícil comprender qué implica y significa. Quizá la autoevaluación sea otro ejemplo del "síndrome de la mala comunicación" que padece el oficialismo.

Independientemente de estos "8 puntos sin escala pre-definida" se percibe en la ciudadanía una frustración que ha ido aumentando con el correr de los meses al ritmo del otrora gradualismo sin audacia, devenido hoy en día a un mero populismo deficitario, circunstancia que genera una abrumadora resignación a la imposibilidad de cambio. Un Gobierno que vino a cambiar la historia de la República pero que ni siquiera se atreve a hacer obedecer leyes que garanticen el libre tránsito de los ciudadanos, difícilmente pueda hacer cumplir otras leyes y generar cambios de sustancia. Sin embargo, este estado de frustración generalizada tiene TRES responsables: a) al Gobierno, por su falta de audacia y alarmante parsimonia, le asigno 20%, b) la oposición, por priorizar permanentemente sus objetivos electorales y populistas por encima del bien común, le asigno 20%, c) TODA la sociedad argentina, que no quiere hacerse cargo de la banKarrota en la que nos dejó el kirchnerismo, le asigno un lapidario 60%. La Argentina que heredó el Presidente Macri y de la cual no es responsable, es inviable desde todo punto de vista. Y aquí estamos, viendo pasivamente cómo la economía sigue deteriorándose ante la ausencia de reestructuraciones relevantes y matándonos esquizofrénicamente por distribuir una torta que cada vez luce más chica. Es lo que fuimos, es lo que somos y frustradamente me animo a avizorar que es lo que seremos: una sociedad confundida que erráticamente navega de Krisis en Krisis sin atacar las razones de sus problemas básicos y una klase política, oposición y oficialismo, claramente cómplice de esta actitud. Ah, y me olvidaba: un Congreso que hizo un minuto de silencio en honor al "revolucionario y pacifista" Castro; felicitaciones honorables muchachos, estoy sumamente orgulloso y emocionado a la vez, de tener semejante representación en ustedes.

¿Hacia una Peronia Monetaria? Hace dos semanas una sola pregunta me saca el sueño, en especial después de observar las últimas TRES bajas agresivas de tasas del BCRA sin un claro justificativo monetario: ¿se vendrá también la Peronia Monetaria? El único bastión ortodoxo del Gobierno ha sido hasta ahora la excelente gestión del BCRA, PERO: ¿podrá el BCRA seguir haciendo política monetaria en EQUILIBRIO PARCIAL, como si el FRENTE FISCAL no existiese, como si el FRENTE RECESIVO no existiese, como si el PERONISMO ARMADO YA EN PLENA CAMPAÑA ELECTORAL no existiese, como si las LEGISLATIVAS del 2017 no existiesen y por sobre todo, como si la POLITICAL ECONOMY DE LA MONETARY POLICY tampoco existiese? Me pregunto entonces si habrá culminado el tiempo de hacer política monetaria INDEPENDIENTE, como si la parsimonia de Hacienda en materia económica no importase. Quizá en enero de este año algún economista keynesiano le dijo al Presidente: "Tranquilo, Mauricio, sin cepo y holdouts la economía traccionará sola y tendremos para el 2016 un crecimiento del +1,5% y una inflación de sólo 25%". Lamentablemente, al keynesianismo del Gobierno la tortuga hace rato le viene ganando en el pique corto, por lo que imagino que en la mesa de Cambiemos seguramente ya debe existir alta ansiedad para lograr un rebote de la economía que se hace esperar y en este entorno sigo pensando cuánta independencia del Central deberá "ser saKrificada" en tributo al fin supremo del Gobierno: sobrevivir a las elecciones del 2017 vía fuerte REBOTE económico basado en endeudamiento y consumo.

Varias veces comenté que el BCRA es por lejos lo mejor de lo muy poco que ha mostrado el oficialismo en materia económica para este 2016 que ya se nos está yendo. Una pena observar a tanto eKonomista otrora ultra-Krítico del kirchnerismo, pero "sorprendentemente" obsecuente con el populismo actual. Todo populismo es malo: el kirchnerista y también éste, que algunos bien llaman ya "Pro-pulismo". En este entorno en donde ante cualquier problema el aumento del gasto parecería ser la solución propuesta por la klase política, me permito dudar en lo siguiente: ¿es posible ser sumamente populista en lo fiscal y al mismo tiempo ortodoxo en lo monetario, en especial con la memoria inflacionaria que padecemos en el siempre burbujeante Principado de Peronia? Tremendo desafío para el BCRA.

Me pregunto si en el seno del oficialismo en materia anti-inflacionaria, no estará ocurriendo lo que ya observamos en decisiones anteriores, como las tarifas por ejemplo: tiran la piedra, en el medio se arrepienten, dudan y esconden la mano, resultando en frustración, pérdida de tiempo, gasto de capital político y por sobre toda las cosas: la no resolución del problema original. Es una situación a la que el oficialismo nos acostumbró durante este tan complicado segundo semestre del 2016, semestre en donde se esperaban brotes verdes de la economía y lo que parecería encontrarse a cambio es, sin embrago, un eventual, incipiente y preocupante rebrote de expectativas inflacionarias. Si este fuese el caso, con expectativas inflacionarias en aumento y un Ministerio de Hacienda que no logra generar el tan esperado despegue de la economía argentina, ¿podría el BCRA subir tasas nuevamente si fuese necesario o bajarán un cambio TAMBIÉN en materia anti-inflacionaria?

Como todo en Cambiemos, tengo la sensación de que la política monetaria también comenzó a peronizarse y no creo que el equipo del BCRA esté contento con esto; pero de golpe, los costos del gradualismo comienzan quizá a hacerse sentir también en la hasta ahora excelente gestión del BCRA. Al no reactivarse la economía, presa de la herencia K, PERO TAMBIÉN de lo poco que el oficialismo se atrevió a cambiar en materia económica, ahora el BCRA enfrenta probablemente una disyuntiva: ¿nos dejarán seguir siendo restrictivos ante una sendero de expectativas inflacionarias más recalentado y resilente de lo esperado, o nos asociamos al club de "hagamos todo el populismo necesario para salir bien parados en las legislativas del 2017"? Chau, yo sigo LONG-CER desde hace rato.