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Río Negro online
23/09/16

Rut Diamint sobre Malvinas: “No es un acuerdo sino una declaración conjunta"

El gobierno firmó una declaración de acercamiento con Gran Bretaña que, sin dejar de lado el reclamo, avanza en otras áreas. Pero el tema generó críticas opositoras y roces en el oficialismo.

A sabiendas o por descuido, el debate sobre Malvinas monopolizó la agenda exterior del gobierno de Mauricio Macri. El puntapié fue el acuerdo firmado entre la canciller argentina, Susana Malcorra, y el vicecanciller británico de Asuntos Exteriores, Alan Duncan, el pasado martes 14 de septiembre en el marco del Foro de Inversión y Negocios, que produjo apoyos, rechazos y algunos crujidos internos en Cambiemos. Y terminó con un “blooper” del presidente, que transformó un comentario informal de la primer ministra británica en el “casi anuncio” más importante sobre el conflicto en los últimos treinta años.

Los puntos más importantes de la declaración conjunta fueron el aumento de la cantidad de vuelos entre el territorio continental argentino y las islas (actualmente existe sólo uno por mes), una mayor cooperación en pesca y la explotación de hidrocarburos, y el avance en la identificación de muchos soldados argentinos sepultados en Darwin (ver infografía).

El resto del documento incluyó temas como la lucha contra la corrupción y el crimen organizado; arte, cultura, educación y deportes; seguridad internacional y defensa; el apoyo al G20 y el posible ingreso a la OCDE.

El documento, pensado por el oficialismo como un gesto de “normalización” de las relaciones exteriores, reavivó el debate sobre el reclamo de soberanía en las islas y cuál debería ser la estrategia del gobierno argentino.

Para Rut Diamint, profesora de Seguridad Internacional en la Universidad Torcuato Di Tella, es necesario remarcar que “no es un acuerdo sino una declaración conjunta, una forma de institucionalizar un mecanismo de diálogo, de pensamiento y reflexión estratégica”. Es por eso que, desde su perspectiva, “las consecuencias serán menores de lo que muchos plantean. Temas como no proliferación de armas de destrucción masiva; la lucha contra el crimen organizado, drogas o terrorismo son declaraciones que tienen un carácter más diplomático que efectivo. Sí pueden darse negociaciones por los temas comerciales, pesca, petróleo, vuelos comerciales, que desde mi perspectiva no tienen por qué influenciar el debate pendiente por la soberanía.”

Desde sectores de la oposición y del propio oficialismo, sin embargo, no acuerdan con la posibilidad de entablar un diálogo con Gran Bretaña sin incluir la reivindicación de la soberanía argentina sobre las islas. Tal es el caso de la Coalición Cívica, que difundió un comunicado luego de la firma conjunta del documento, en el que afirma que “se soslaya la cuestión de la soberanía”, lo que presenta una “incompatibilidad con la disposición transitoria primera de la Constitución nacional”.

El miércoles el Senado aprobó por unanimidad una declaración que “ratifica la legítima e imprescriptible soberanía de la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y los espacios marítimos insulares por ser parte integrante del territorio nacional” y agrega: “Así también la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, que hoy en día se está realizando sobre estos territorios y son una apropiación ilegítima por parte de Inglaterra y otros países”.

Para el politólogo Vicente Palermo, la posición que tomen los parlamentarios argentinos puede ser un problema para la política del gobierno: “Lo firmado es una declaración conjunta, que todavía no alcanzó el estatus de un acuerdo, para lo que deberá tener un respaldo parlamentario”. Pero la posibilidad de que ese respaldo exista no está clara: “Yo no creo que el gobierno tenga mucho margen para convertir eso en un acuerdo por falta de consenso entre las fuerzas políticas en Argentina para respaldar esa posición”.

El vicecanciller Carlos Foradori concurrirá a Diputados para dar las explicaciones al respecto.

La confusión generada sobre los alcances reales de la declaración conjunta desdibujaron lo que pretendía ser el primer logro de Cambiemos en la política exterior sobre Malvinas y permitirán a la oposición especular con “motivaciones ocultas” del gobierno.

Para Daniel Filmus, exsecretario de Asunto Relativos a las Islas Malvinas y parlamentario del Mercosur por el FpV, existen motivos ocultos detrás de los términos del diálogo con Gran Bretaña. Filmus sostiene que es una “forma de expresar el deseo de insertarse en el mundo”, pero también una “especulación para evitar el veto británico para la candidatura de Susana Malcorra a la Secretaría General de la ONU”.

A los problemas de comunicación del gobierno en este tema se sumó el propio presidente. Durante la asamblea de la ONU, Mauricio Macri , falto de timming diplomático, contó a la prensa que en una breve conversación informal con la primera ministra británica, Theresa May, ella había aceptado debatir sobre la soberanía de Malvinas. Horas después, la canciller Malcorra debió aclarar que, si bien la premier británica acordó reunirse, “no se habló de una hoja de ruta” sobre Malvinas. Luego fue el propio gobierno británico quien negó que May haya aceptado dialogar sobre las islas.

El Brexit y otra idea de soberanía

El historiador Francisco Corigliano señala que Gran Bretaña, tras la salida de la UE, busca nuevos socios, una gran oportunidad para el país. Pero debería cambiar de paradigma al pensar la soberanía. “Identificar soberanía argentina en Malvinas en términos de control de territorio y de población de las islas implica definir el diferendo como uno de dos actores: argentinos y británicos, sin reconocer la entidad a los malvinenses. Y este camino es un callejón sin salida, porque alimenta en los isleños posiciones maximalistas de hostilidad que, al generar necesariamente respuestas simétricas en la otra parte, son la negación misma de la negociación”. Y señala que si el gobierno de Macri “buscara una concepción alternativa de la soberanía –una soberanía no territorial westfaliana, sino de interdependencia económica, humanitaria y política–, ese 20% de desacuerdo (con Gran bretaña, según Malcorra) estaría más cerca de resolverse”.