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29/08/16

Estado versus contribuyente: ¿quién sincera primero?

Por Germán Fermo

Vivir en la legalidad es lo correcto, adhiero firmemente. De hecho, esta "ética" exigida desde el Estado a los ciudadanos no es sólo una "cosa argenta", converger al sinceramiento fiscal corresponde a un movimiento generalizado de los principales países del mundo. Tengo la sensación de que quienes decidan no acogerse al blanqueo se arrepentirán: no creo que a EEUU le quede mucho tiempo para no compartir información con otros Estados. PERO, esta renovada exigencia ética desde el Estado al contribuyente debería plantear a la vez una obligación recíproca. El Estado también debería blanquearse, ganándose de esta forma el sustento moral al cobro de impuestos; sustento que hoy no tiene. De esta forma, el primero en sincerarse debería ser nada más y nada menos que el Estado Argentino.

Resumo un comentario que muchos me han hecho en estos días:"Sherman, no me preocupa el 10% del impuesto especial, sin embargo, estoy aterrado respecto a qué podría hacer un gobierno populista con mi 90% restante. Si "Cambiemos" no puede ni siquiera frenar un piquete de veinte personas en microcentro, ¿podrá defenderme ante un eventual embate futuro del populismo? ¿Qué tan efímero será este gobierno al cual voy a entregarle "mi querida negra"?"Este párrafo probablemente refleje lo que muchos argentinos sienten respecto a la voracidad fiscal de un Estado Argentino lento, tonto, burocrático, bajo severas sospechas de corrupción, decadente, hipócrita y lamentablemente famoso por sus repetidas violaciones a las instituciones y contratos, que hoy exige ética de parte del ciudadano sin mirar su ombligo propio, ese ombligo, que apesta.

Se acerca el tiempo de exigir a nuestra clase política que esté a la altura del sacrificio que le demanda a los ciudadanos. Es intención del Estado controlar al contribuyente, lo acepto porque así debe ser en un estado de derecho, pero también los ciudadanos pagadores de impuestos deberíamos exigir un tratamiento simétrico: que el contribuyente controle al fisco y éste es el gran ausente argentino. ¿Estado: vas a controlar si gastamos "x" pesos con tarjeta de crédito pero no podés explicar que rutas ¡ENTERAS! no existen aun cuando fueron pagadas en su totalidad con recursos públicos? ¿Cuál es el sustento moral que tiene el Estado argentino al cobro de impuestos? ¿Un Estado sospechadísimo de corrupción ejerce control moral sobre el contribuyente, con qué autoridad ética? 

Vivimos pasivamente en un estadio de comunismo tácito "disfrazado" de democracia occidental. No importa donde vivas, los impuestos que terminás pagando en EEUU, Suiza, Argentina son aproximadamente 40% de tus ingresos, o sea, de los 12 meses de trabajo personal, los estados te confiscan 4.8 meses de cada año de tu vida para financiar una burocracia política cuyo tamaño es a esta altura inaceptable; viviendo parasitariamente a costa del contribuyente. Queda clarísimo que la voracidad fiscal llegó para quedarse, aspecto que no es especifico a la Argentina, sino que aplica a gran parte del mundo. El G10 está virtualmente quebrado con ratios de deuda/PBI que fácilmente superan el 100%, sin embargo, los estados no se achican, por el contrario, van por todo mostrando un claro sesgo de kirchnerismo internacional que trasciende a la Argentina, intentando usurpar todo el surplus posible del ciudadano, único generador de riqueza genuina.

El mundo entero es mucho más kirchnerista de lo que imaginamos.Por si andan con ganas de amargarse con un cálculo, les comento que una persona que en su vida activa trabaje 40 años,donará a la burocracia política 16 años de su existencia productiva y esto es si suponemos que no te cobrarán impuesto a la herencia, aspecto que ya está reborboteando por ejemplo, en la hambrienta clase política argentina que padecemos. Por lo tanto, estos 16 años de voraz confiscación al trabajo del ciudadano y contribuyente libre, le debería como mínimo otorgar al mismo el derecho a exigir un similar comportamiento ético desde el Estado.  Intuyo que la grieta se está planteando en una nueva dimensión: no parecería ser ya sólo un tema de ricos contra pobres, un viejo clásico entre liberales y socialistas, parecería por el contrario estar convirtiéndose en un claro conflicto entre la burocracia política de turno, frente al generador de riqueza: pobres, medios, ricos en un nuevo "clásico":liberales versus Estado. El mundo entero necesita desesperadamente un shock de liberalismo.

La burocracia política argentina en el contexto del sinceramiento fiscal. Percibo que nos pasamos la vida bancando a los gordos políticos de siempre, inservibles, mentirosos, gastadores de lo ajeno y por sobre todo con la permanente costumbre de apalancarse en el esfuerzo del contribuyente privado. Y esta nueva chance que otorga Argentina hacia un sinceramiento genera muchísimas dudas desde el ciudadano en especial, aquéllas que se desprenden de observar a un Estado Argentino que no muestra el mínimo respeto hacia la disciplina fiscal frente a una burocracia política que vive del esfuerzo "del otro" y ni siquiera lo valora. Quizá el ejemplo más elocuente, es el delirio que alarmado vengo escuchando desde hace algunos días: se quiere incrementar la cantidad de miembros en el Congreso como si el tamaño que ya tiene fuera poco, como si estos pibes sirviesen para algo, como si no fueran los grandes zánganos ganadores de la democracia, como si no hubieran aplaudido de pie el default del 2001; simplemente no tienen vergüenza. El desrespeto que muestra la clase política argentina hacia el esfuerzo de su contribuyente es a esta altura inaceptable. Como ciudadanos pagadores de impuestos tenemos el DEBER de plantarnos a este Estado inútil exigiéndole ejemplaridad. Hasta ahora sólo veo sacrificio en el ciudadano argentino, deberíamos exigirle al fisco el mismo compromiso en especial, si es este fisco decadente e inmoral el que nos controla con el cobro de impuestos.

La ortodoxia fiscal es clave en la obtención del fin último del Estado: optimización del bienestar social, es mentira que gastar mucho genere bienestar, lo que hay que hacer es gastar bien y la diferencia entre ambos patrones es enorme. Tengo la sensación de que vivimos en un mundo de tantas urgencias políticas de cortísimo plazo que lo verdaderamente importante siempre se deja de lado. La educación, la seguridad, la justicia son responsabilidades ineludibles de un Estado pero que de una u otra forma están claudicando ante la realidad de Estados inmensos, ineficientes y mega-gastadores que parecería siempre tienen una sola respuesta: ante un nuevo problema un nuevo gasto en una secuencia interminable de keynesianismo apalancado. Achicar el gasto, tornarlo eficiente, cuidar lo público como si fuese privado, no es siempre una mala noticia. Tampoco necesariamente resulta en una medida anti-popular por una sencilla razón: gastar bien beneficia a la sociedad toda. Estado argentino inútil te comento: si nos vas a controlar lo ACEPTO, PERO yo como ciudadano y subsidiador de tu mismísima existencia quiero, CONTROLARTE a vos. Vivamos entonces en un entorno "simétricamente moral y ético" de lo contrario, me suena a otra Doble Nelson de las tantas que le hicieron al contribuyente argentino. Estado argentino: sincerate primero y danos el ejemplo.

 

(*) Germán Fermo. Ph.D. in Economics, UCLA, Máster en Economía CEMA. Actualmente se desempeña como Director de MacroFinance y como Director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella.