Las lecturas que se ensayan sobre los procesos políticos no  son monolíticas. La capacidad de apreciación y evaluación difiere entre los analistas internacionales. Mariano Turzi, experto en la materia y docente de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella, se alista entre quienes creen que la izquierda latinoamericana experimenta algo así como un fin de ciclo.

"Si uno toma a los representantes de la nueva izquierda latinoamericana, podemos ver que dos murieron, Dilma Rousseff fue enjuiciada políticamente y además el Partido de los Trabajadores está atravesando una crisis muy profunda. Lugo también fue reemplazado en Paraguay", grafica el especialista.

-¿Es un cambio de ciclo lógico, un movimiento pendular?

-Es algo normal. Luego de casi una década y media pienso que es algo normal. Coincide con la reversión del ciclo económico de los commodities. Sin lugar a dudas no es el fin de la izquierda en la región, pero sí es algo nuevo y positivo al mismo tiempo. Se ha dado una alternancia entre la izquierda y la derecha, y ese cambio ha sido pacífico y democrático. Aún lo que ocurrió en Brasil se da dentro del contexto democrático. Claramente se trata de un avance.

-¿La centroizquierda logró dejar su huella en estos años?

-El centro político en América Latina se corrió hacia la izquierda, el centro no está a la mitad. Los gobiernos de derecha no están buscando desarmar las ganancias sociales conquistadas por esta nueva izquierda, es decir los derechos económicos, los derechos sociales de las minorías, son derechos adquiridos. Por ejemplo, cuando a Perón lo derrocaron en el "55, se buscó revertir todo lo avanzado.

-¿Venezuela es el punto extremo de esta experiencia política?

-Se polarizó políticamente mucho más en Venezuela. En Brasil se movilizó el sindicalismo y en la Argentina también hay marchas masivas. Pero lo de Venezuela es muy preocupante. El venezolano promedio vive en un escenario de inestabilidad e inseguridad económica y física.

-¿La corrupción marcó especialmente a estos gobiernos?

-Hay que puntualizar caso por caso. La corrupción en la región está distribuida democráticamente. Hay en la derecha y en la izquierda. Ninguna ideología predice transparencia.

-¿La experiencia de Bolivia es la más destacada por su robustez política?

-No sé si es la más sólida, pero Evo Morales encabeza una izquierda indigenista. El caso boliviano tiene un componente étnico y político de mucha resonancia. Por eso es que dura. Si uno mira el mapa social, es muy alto el porcentaje de población indígena, con lo cual a la minoría blanca se le hace mucho más difícil contrapesar ese poder.

-¿Vuelve a primar la idea del mercado como rector?

-Claramente todo este retorno es de principios liberales, tanto en lo económico como en lo político. Los regímenes de centroizquierda son democracias, pero no liberales como las que han comenzado a gobernar ahora.