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Semanario
18/05/16

La Cuestión: cambiar

Cambiar. Esa es la cuestión. A veces te da tanto miedo no lograrlo que ni siquiera lo intentás. “EnCambio” te va a permitir alumbrar los procesos por los cuales pensás, sentís y te comportás de determinada manera, y así dejar atrás aquellos hábitos y conductas que ya no te sirven.

Por Estanislao Bachrach
El autor
Estanislao Bachrach se ha convertido en un referente de la neurociencia a nivel académico y mediático. Es doctor en Biología Molecular de la UBA y de la Universidad de Montpellier en Francia. Además, posee múltiples especializaciones en el extranjero en Liderazgo, Innovación y Cambio y una Maestría en Dirección de Empresas de la Universidad Torcuato Di Tella, donde hoy se desempeña como profesor full-time de Liderazgo e Innovación.


Voy a hacer un cambio, por una vez en mi vida. Me sentiré realmente bien, lo voy a hacer distinto, lo voy a hacer bien.
Michael Jackson 

El cerebro es diferente de todos los otros órganos del cuerpo. Mientras que el hígado y los riñones se gastan luego de ciertos años de uso, el cerebro se afila cuanto más se usa. En realidad, mejora con el uso.
Richard Restak 

El tipo de vida que vivirás mañana comienza con tu mente del hoy.
Joe Batten 

Cambiar. Esa es la cuestión. Casi como en un debate interno permanente, vivimos planteándonos si aquello que nos perturba seguirá siempre ahí, acechándonos desde el backstage de nuestra mente, o si podremos dar un giro y despistarlo para siempre. A veces nos gana el optimismo y creemos que sí. Otras veces los pensamientos negativos nos arrastran a un callejón sin salida. Pero no es cuestión de levantamos con el pie derecho o el izquierdo. Es ciencia. Y la ciencia dice que sí. ¿Es posible? Sí. ¿Es sencillo? Sí. ¿Es fácil de lograr? No. Tu mente tiene la capacidad de modificar la fisonomía de tu cerebro y lograr lo que te propongas cambiar.
Pero tenés que conocerlo mejor que nadie y saber cómo funciona para destrabar los circuitos que están ahí aparentemente fijos.

Empecemos por el principio.
Cerebro y mente. Mente y cerebro.
Es bueno que desde ahora tengas en claro que no son lo mismo. No son sinónimos. Tu cerebro es como un hardware y tu mente como un software. El cerebro está constituido por tus neuronas y sus conexiones -llamadas sinapsis-, que forman circuitos o “cables”. La mente o actividad mental son tus pensamientos y emociones que corren por tu sistema operativo, que es el cerebro. En Cambio te va a mostrar cómo usar tu mente para modificar tu cerebro, es decir, para cambiarlo. Tu mente es una fuente de actividad tal que, mediante entrenamiento y autoconocimiento, puede modificar la estructura de tu cerebro.

El potencial cerebral que tenés para crecer, aprender y desarrollarte es todavía desconocido para vos. Pero la ciencia hoy nos muestra que ese potencial es enorme y no declina tanto con la edad, como se pensaba. Tu cerebro posee esta increíble capacidad de cambio. Puede crecer y cambiar en respuesta a tus experiencias de vida, y al igual que tu cuerpo, tu cerebro mejora en lo que vos le pidas que haga.

Las creencias sobre la posibilidad que tenés para cambiar son fundamentales: pueden levantar o cerrar la barrera hacia el cambio que pretendés. Es decir, que creas o no que podés cambiar puede ser la llave de tu felicidad, pero también de tus miserias. Ahí sí entran en juego tu actitud, tus pensamientos y tus emociones, o sea, la materia prima de tu mente.

¿Y qué pasa con el contexto? ¿Creés que la actualidad nos exige una mayor capacidad de adaptación y cambio? Si bien todo parece indicar que sí, existe un concepto erróneo sobre la lenta y gradual aparición de cambios durante la prehistoria humana. El hombre siempre ha tenido que enfrentar y adaptarse a cambios muchas veces drásticos, y el cambio ha sido siempre parte de su experiencia. Y, por supuesto, no todos los cambios han sido iniciados por el clima o eventos del ambiente. El cambio siempre ha sido difícil, pero también inevitable.

Partimos de supuestos sobre nosotros mismos. “Yo soy bueno para las matemáticas -o para las ciencias sociales-pero no soy inteligente”, etc. Suponemos que somos lo que nos tocó: bueno para los deportes, malo para lo intelectual. Para cambiar tenés que elegir quién querés ser más allá de lo que te haya “tocado” en la repartija genética y más allá de las influencias culturales de tus progenitores. Para lograrlo, corremos con una ventaja: hoy sabemos que primero tenés que saber quién sos y quién querés ser. Este libro te aportará el conocimiento y las herramientas para mejorar en este aspecto.

Lo que sí o sí está claro como el agua es que sólo podés ser quien realmente querés ser si tu cerebro funciona bien. Cómo funciona este complejo y fascinante órgano determina cuán feliz y qué tan efectivo sos, y cómo interactuás con los demás. Los patrones cerebrales que vas construyendo a lo largo de tus experiencias ayudan o lastiman cada aspecto de tu vida, como también tus momentos de placer y dolor. En la actualidad, muchos estudios reflejan que problemas como la ansiedad, el enojo, la distracción, la depresión y algunas obsesiones compulsivas, no son puramente psicológicas sino que además están relacionados con la fisiología del cerebro. Esto, sumado a que hay cada vez más evidencia de que esta fisiología, en ciertas ocasiones, la podés modificar. Es decir, en algunos casos, podés cambiar y arreglar eso que “anda mal” o que no te hace feliz o te desvía de tus objetivos a largo plazo como persona o como profesional. Conocer cómo funciona el cerebro es, entonces, beneficioso para cualquier persona. Situaciones que te incomodan, como cambios de humor, ansiedad, irritabilidad, rigidez y angustia -llamémoslos “problemitas”-, son cosas que tenemos muchos de nosotros. EnCambio parte de la ambiciosa intención de ayudarte a conocer tu cerebro, optimizar su funcionamiento eficaz, para luego promover el cambio.

¿Es un objetivo que te gustaría alcanzar? ¿O un hábito que quisieras empezar o dejar atrás? ¿Estás en un momento bisagra de tu vida, atravesando alguna transición? ¿Querés empezar a disfrutar de tu trabajo, o volver a hacerlo? ¿Buscás la fuerza para animarte a vivir en otro lugar? ¿Querés cambiar para sentirte más útil, creativo o autónomo en lo que hacés? Cualquiera sea la razón para querer cambiar, ya sabés que es difícil conseguirlo pero, a la vez, es posible.

Es obvio que algunos cambios requieren de más energía, paciencia, voluntad y entereza, pero son posibles. Y todo aquello a lo que tratás de aferrarte sólo te creará más sufrimiento, ya sea un trabajo, la apariencia de tu cuerpo, el lugar donde vivís, tu sentido de quién sos. Es decir, el deseo de dejar todo como está o la creencia de que todo debe ser de una forma, y no de otra, es una de las fuentes de mayor sufrimiento humano.

Es importante que sepas y entiendas profundamente que tus niveles de estrés, de sufrimiento o los reveses que tengas en tu vida, no dicen nada sobre quién sos como persona, sino que dicen que sos una persona. Es universal. Todos los humanos sabemos lo que es estar triste, enojado, desilusionado, ansioso, solo, dubitativo. Por eso, cuando estés dolido, es fundamental que recuerdes esta perspectiva amplia de cómo somos como humanos. Si empezás a criticarte y hacerte la cabeza, te vas a convencer de que algo anda mal y de que sos, junto con tu forma de ser, la causa principal de sentirte así. La autocrítica no entiende que a veces el dolor es parte del proceso de cambio.
Negarlo te hunde más en ese dolor que se vuelve sufrimiento. Incluso se puede cambiar en situaciones que parecen imposibles. Vos podés hacerlo activa, intencional y deliberadamente si entendés primero quién sos y luego cómo hacer para que el cambio realmente ocurra. Para ambas habilidades -conocerte y cambiar- deberás adquirir y utilizar disciplina y compromiso. Tiempo de calidad dedicado a entenderte y entender, buscarte y buscar para llevar adelante el proceso de cambiar.

Entonces, para nuestro propósito, cambiar es también sinónimo de aprender y mejorar. Aprender quién sos y aprender cómo ir transformándote en eso que querés ser. Hoy la ciencia es categórica en cuanto a que el aprendizaje puede -y debe-ser sostenido a lo largo de toda tu vida, no sólo durante la niñez. Es decir, para poder tener oportunidades de lograr cambios importantes y sostenidos, nada más eficiente que empezar conociéndote mejor a vos mismo. Eso que sos, lo que sentís, lo que querés, cómo pensás y cuáles son tus comportamientos y hábitos. En otras palabras, el conocimiento profundo sobre vos mismo es la piedra angular que te permitirá cambiar con más eficacia y de forma sostenida.

El primer obstáculo natural del cambio es que si bien este es parte vital de nuestra vida, las personas también ansiamos un sentido de consistencia y continuidad. Así es, todos tenemos un sentido de quiénes somos como individuos. Nos gusta pensar que nuestras identidades permanecen estables en el tiempo.
Llamemos a esto nuestra concepción de “este soy yo”.

El dilema es que “este soy yo” se ve amenazado por cualquier tipo de cambio en tus patrones de pensamiento, emociones o tu forma de actuar, incluso si son cambios positivos. El nuevo “este soy yo” tiene que acordar y llevarse bien con el viejo “este soy yo”. Una de las razones inconscientes por las cuales resistimos el cambio es que el nuevo “este soy yo” puede invalidar años de un comportamiento particular. Por ejemplo, si lográs cambiar tu estilo de vida luego de un bypass coronario, tu nuevo “este soy yo” se puede preguntar: “¿Por qué puse en riesgo mi salud fumando durante tantos años, cargado de estrés y comiendo más de lo que debía?”. Si bien esto es una barrera inconsciente para el cambio, no hay un “este soy yo” inmutable sino que constantemente lo estamos construyendo y reconstruyendo. Esto último lo hacés a través de las historias que te contás sobre lo que te pasa en tu vida. Estás permanentemente reescribiendo tu biografía en tu mente para entender mejor tu pasado y presente y tus esperanzas y planes para el futuro. Cuando te conviene, preferís olvidar ciertos hechos y detalles e interpretar otros de maneras totalmente nuevas. La mayoría del tiempo no te das cuenta de que esto es lo que estás haciendo.

Tenés que saber que pasar de un “este soy yo” a “este soy yo ahora” puede ser un momento de mucha vulnerabilidad. Como un cangrejo que para crecer debe quitarse primero su esqueleto arrastrándose afuera de su escudo, quedando indefenso frente a sus depredadores. Cambiar funciona de manera similar. Sin embargo, elegir mantener tu cabeza gacha y estar en “modo supervivencia” cada día, sin cambiar, no es una opción para una vida plena de bienestar y alegría. Conocerte más a vos mismo, cambiar para crecer o desarrollarte como persona y profesional, es, al menos al principio, como dejar tu escudo a un lado, quedar un poco vulnerable. Es tomar riesgos. Siempre hay espacio para crecer, pero para lograrlo vas a tener que salir de esa zona de confort y abrirte a nuevas posibilidades.

Cuanto más te conozcas y sepas quién sos, menos depredadores podrán hacerte daño. Es decir, a pesar de los riesgos de quedar un poco vulnerable, vos podés elegir darles la bienvenida a los nuevos desafíos y tomarlos por lo que son: oportunidades para crecer, para aprender, para cambiar, para conocerte, y para estar mejor con vos y los demás. El cambio puede ser entonces, al inicio, la antítesis de la alegría. Requiere de coraje, resiliencia y al menos un poquitito de disconfort o malestar con tu estado actual. Pero esto último puede encender tu chispa de la curíosidad sobre qué otra cosa podés ser, podés sentir, podés hacer. Como muchas veces el cambio será lento y sutil, los progresos serán difíciles de identificar, por eso te invito a celebrar los pequeños cambios recordándote siempre que te recompenses cada vez que los logres.

En definitiva, a lo largo de EnCambio verás cómo usar tu mente, pensamientos y emociones, para alinear objetivos y acciones, es decir, tus expectativas de cambio, integrando la moral, la conciencia, los insights o revelaciones que vayan apareciendo y los valores que provienen de tus experiencias y que van a guiar tus respuestas. Esto es lo que te fortalece a la hora de tomar decisiones que estén alineadas con tus intereses de largo plazo, con eso que querés cambiar. El cerebro; por el contrarío, va a tratar de asegurarte tu supervivencia del momento y sentido de seguridad actuando de manera automática. En efecto, trabaja en modo “supervivencia del más apto” tratando de asegurar seguridad, confort o alivio del momento sin importarle tu futuro. A pesar de estas diferencias, cerebro y mente trabajan juntos como un equipo y ninguno es mejor que el otro. Necesitás del cerebro para acciones rápidas de supervivencia cuando te confrontás con situaciones de peligro. Situaciones reales de escapar o pelear que nos han permitido subsistir en el planeta. Al final se trata de equilibrar estas acciones rápidas necesarias, originadas en el cerebro, que aseguran la supervivencia del momento, con las decisiones de largo plazo que se construyen en tu mente con tus pensamientos y emociones. Lo interesante es que todo eso que ya construiste a lo largo de tu vida, en muchas más situaciones de las que comúnmente creés, las podés reconstruir y, de esta forma, cambiar. En definitiva, podés seguir conociéndote, aprendiendo, mejorando y cambiando hasta el último día de tu vida.

Una de las primeras cosas que aprendí como científico de formación es que, si bien las teorías son interesantes, las prácticas son mucho mejores. EnCambio es como un experimento. Vos podés -y deberías-ser el objeto de tu propio estudio en el mundo real en el que vivís. Luego de que te muestre evidencias y estudios de otros, te recomiendo que uses las herramientas e ideas aprendidas para tu propia vida. Juntá tus datos para averiguar qué es verdad y qué funciona para vos. Hacé los ejercicios. A través de cada capítulo verás diferentes estrategias prácticas para conocerte y para mejorar, alentar y hacer más eficientes los cambios que suceden o aquellos que quieras hacer en tu vida. Vos podés aplicar estas estrategias inmediatamente para desafíos reales de tu vida utilizando con cuidado tu sentido común.

EnCambio es una valija armada de conocimiento científico con herramientas, historias e investigaciones que te ayudarán no sólo a poder cambiar aquello que deseás y adaptarte mejor a esos cambios que simplemente suceden, sino también a dar el primer gran paso para el cambio: que aprendas más sobre vos. Para lograrlo, veremos que la clave estará en vivir nuevas experiencias prestándoles lo que llamaremos atención positiva, establecer expectativas coherentes y valiosas que orienten y motiven tu cambio, y aprender a utilizar el poder de vetar pensamientos, emociones y acciones automatizadas de tu pasado que ya no te son beneficiosas.

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