A poco más de cien días del comienzo del mandato de Mauricio Macri, la mayoría de los argentinos aprueba su gestión, y también la de algunos de los gobernadores. Según un relevamiento de encuestas de El Economista, en varias provincias se da el mismo fenómeno: aprobación alta para el Presidente, y al mismo tiempo para los mandatarios provinciales, aún en los casos en los que no son macristas ni radicales. ¿A qué se debe? ¿Es algo más que una luna de miel?

En la provincia y la ciudad de Buenos Aires, ambas gobernadas por el PRO, tanto Macri como María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta comparten niveles elevados de adhesión popular. Según Management & Fit, la gestión de la gobernadora bonaerense registraba a fines de febrero una aprobación cercana al 54%, mientras que el rumbo del gobierno porteño recibía la aprobación del 49,8%. En el AMBA, en tanto, seis de cada diez personas aprobaban el rumbo emprendido por el Gobierno Nacional.

“Sabemos que tiende a haber un fenómeno de opinión pública favorable hacia gobernantes nuevos, lo que se le llama comúnmente ‘luna de miel’. Está bastante documentado en otros países y uno tendría la impresión de que en Argentina pasa lo mismo. No creo que sea un fenómeno inevitable pero sí que hay una predisposición hacia ello, y aparentemente le está pasando eso a Macri y también a muchos gobernadores, dado que muchos son nuevos”, plantea el profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), en diálogo con El Economista. En efecto, en 2015 cambiaron de gobernador - aunque no siempre de partido gobernante - 20 de las 24 provincias del país, una cantidad inédita en las últimas décadas.

Por otra parte, luego de doce años de gobiernos kirchneristas (14 de gobiernos peronistas), hubo un cambio rotundo a nivel nacional en materia partidaria y en términos de políticas públicas, lo que también puede estar jugando su rol, según Gervasoni. “Cuando hay gobiernos que son nuevos y cambia radicalmente la identidad del Gobierno (es otro partido, otras políticas públicas), uno podría pensar que ese período de gracia que los medios le dan a los gobernantes es más extenso en el caso de Macri que por ejemplo, en el de Cristina Fernández en 2007, que si bien era nueva, sucedía a un gobierno de su mismo signo político.

Además de la ciudad de Buenos Aires y la provincia homónima, el mismo fenómeno se da en la provincia de Córdoba; en este caso, con un gobernador peronista, Juan Schiaretti, que si bien no viene de ser reelecto, sucede a José Manuel de la Sota, del mismo signo político, y ya había gobernado la provincia en otra oportunidad. Según datos de la consultora Gustavo Córdoba & Asociados, 68% de los cordobeses respalda la gestión de Schiaretti, mientras que el 73% aprueba el gobierno de Macri. “El gobernador tenía al momento de ganar la elección 56% de aprobación de su imagen y transcurridos los primeros cien días de gobierno, ronda el 70%. A nivel nacional los cordobeses están viendo un gobierno que se está afirmando y que está generando muchas expectativas favorables que hacen referencia a un cambio del tiempo político”, describe el titular de la consultora en diálogo con El Economista. Si bien son de diferente signo político, Schiaretti y Macri mantienen una buena relación, en parte explicada por el buen resultado del líder del PRO en Córdoba en las elecciones nacionales.

Por otra parte, en Santa Fe, sucede lo mismo. El gobernador socialista Miguel Lifschitz registra una imagen positiva de 60%, según Analogías, mientras la consultora rosarina Retamar & Asociados le otorga a la gestión de Macri 59 % de aceptación en la provincia. Lo mismo sucede en Jujuy, donde el radical Gerardo Morales tiene una imagen positiva de 73,9% y Macri una aprobación de 66,6%, según la consultora Choice.

Sin embargo, también sucede eso en el caso de provincias gobernadas por peronistas que adhirieron al kirchnerismo, al menos hasta 2015. Es el caso de San Juan, donde Sergio Uñac registra un 61% de adhesión, mientras Macri tiene una imagen positiva de 62,6%, según una encuesta de la consultora local IOPPS Fundación de Estudios de Mercado.

El cruce de imagen positiva entre gobernadores y Presidente, se explica en gran parte también por el acercamiento que hubo entre gobernadores y el Gobierno Nacional desde que Macri asumió la Presidencia. “Creo que Macri ha sido muy inteligente. Así como el kirchnerismo ha tenido en una primera instancia un acercamiento a todos los intendentes, la estrategia de acercamiento del Gobierno actual es con los gobernadores”. “Esto es bien recibido. La mayor parte de la gente reconoce como una actitud positiva, tanto de la Presidencia como de los gobernadores, que haya un nivel de relacionamiento óptimo más allá de los lineamientos partidarios o políticos de cada uno. En general, todo el mundo lo valora como un acto de sentido común y racionalidad positiva”, plantea el titular de Córdoba & Asociados. “Hay una especie de contagio por declaraciones: en la medida en que las personas ven que los medios le hablan bien de Macri y su gobernador también le habla bien de él, aumentan las posibilidades de que se formen una imagen positiva. Y a su vez, un ciudadano de determinada provincia escucha que Macri elogia a su gobernador aunque sea de otro partido, refuerza la imagen positiva del gobernador”, asegura.

Por otra parte, la adhesión cruzada a gobernadores peronistas o socialistas y a Macri no es del todo extraña. En 2011, la amplia mayoría de los porteños votó a Cristina Fernández para Presidenta y el mismo año, a Macri para jefe de Gobierno. Lo mismo pasó entre gobernadores y cargos nacionales en los comicios más recientes. “En las últimas dos grandes elecciones nacionales, mucha gente votó en una dirección para Presidente, en otra para gobernador y en otra para intendente. Eso habla a las claras de que la sociedad ya no adopta la oferta política de manera tan lineal sino que se toma el trabajo de seleccionar a quien vota en cada categoría”, remarca Córdoba.

Finalmente, al igual que Macri a nivel nacional, varios gobernadores anclaron su discurso en la necesidad de un “cambio” y en la “pesada herencia” del Gobierno Nacional o provincial anterior. “Eso refuerza el mensaje de Macri porque la gente presta relativamente poca atención a los mensajes de los gobernantes, pero en la medida en que son más las fuentes que están emitiendo el mismo mensaje, es más probable que la gente lo reciba más”, señala Gervasoni.

Por Facundo Matos Peychaux