El crack de la austeridad
Argentina 2001 / Grecia 2015
Ajuste, default, cimbronazo monetario y falta de trabajo: final cantado por el FMI y la UE.
Un tuit entre tantos: “Imaginen un referéndum en octubre 2001 preguntándole a la gente si quería salir de la convertibilidad. Algo así sugirió Tsipras”. El autor de la hipotética comparación fue Pablo Gerchunoff, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y de la UBA, investigador del Conicet y asesor en los gobiernos de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.
Él se define como “socialista liberal” y a su especialidad la llama “historiador económico”. Por supuesto, Gerchunoff y todos sabemos lo que decían las encuestas de la época en el país y hasta se podría conjeturar cuál habría sido el resultado, en aquel contexto, de una consulta popular semejante a la griega. El 5 de mayo del 2001, por ejemplo, el diario La Nación publicaba una realizada por Gallup que revelaba –pese a la crisis en pleno desarrollo– una adhesión mayoritaria al régimen de convertibilidad instaurado una década antes. Los índices de desocupación, la extranjerización de la economía y el derrumbe de la industria nacional prenunciaban un final amargo. Sin embargo, el 64% por ciento de las personas consultadas se pronunció en favor del sistema que, presuntamente, había liberado al país del “flagelo de la inflación” y permitía lograr la “estabilidad monetaria” después de medio siglo de turbulencias.
Entre 1992 y 1995, los índices de popularidad del creador del régimen, Domingo Cavallo, y de la propia convertibilidad, alcanzaron picos de hasta el 77/80% de aceptación. La fórmula De la Rúa-Álvarez había ganado incluso las presidenciales de 1989 con el compromiso explícito de no tocar la mágica herramienta “un peso-un dólar”. El propio Carlos Menem fue reelecto para un segundo mandato con ese mismo fundamento.
En tren de comparar, aquellos sondeos podrían ser considerados hoy ensayos de referéndums.
Pero el entusiasmo por la analogía de las crisis griega y argentina exigirían ciertas precisiones: El triunfo del No en Grecia por más del 60% de los votos no fue, como interpretó el establishment europeo, una victoria contra el euro, ya que el 72% de la población mostró al mismo tiempo que está a favor de permanecer en la Eurozona. De hecho, el No reabrió las negociaciones entre el gobierno de Tsipras y el pool de acreedores.
El pronunciamiento sí fue contra la política de austeridad a ultranza y el inviable déficit cero (otro copyright de Cavallo, como el corralito).
• Los últimos cinco años de ajuste fueron verdaderamente letales para el pueblo griego, mucho más que los efectos del derrumbe de la Argentina entre 1998 y el 2001. Por ejemplo, si España, Portugal e Irlanda perdieron menos del 7% del PBI desde el inicio de la crisis del euro (2009/2010), en Grecia se desplomó el 20%. Los sueldos bajaron 14%. Es el único país de la Unión Europea donde cayó hasta el salario mínimo. El desempleo está en 26%. y más del 75% de los parados lleva más de un año sin trabajar. El desempleo juvenil supera el 50%. Según la OCDE, casi uno de cada cinco griegos no puede pagarse una comida decente. Hay mucha más gente sin hogar. El índice de pobreza infantil trepó al 40.5%.
• Grecia ajustó, como le pidieron el Banco Central Europeo, los bancos alemanes, el FM1 e indirectamente, los otros 18 países del mercado común: recortó el gasto y subió los impuestos en un 30% del PBI. Recortó las pensiones y subió la edad de jubilación a 67 años. Y de cada euro de los fondos de rescate, el gobierno griego recibió menos del 20% del rescate. El resto fue a los banqueros y tenedores de bonos de la deuda. La Argentina, que estaba blindada por el FMI, ni llegó a recibir los fondos de ayuda.
• En la Argentina del 2001, el PBI caía casi 11% respecto al año anterior.
Y si se cuenta desde el inicio de la fase recesiva -mediados de 1998 a fines del 2001-, el 14%. La inversión retrocedía 44%. 1.a tasa de desempleo aumentó al 18.3%. Y según la Encuesta Permanente de Hogares del Indec pre-Guillermo Moreno, el 25% de los hogares y el 35% de las personas del conglomerado Gran Buenos Aires se encontraban por debajo de la línea de pobreza. A la vez, al 8.3% de los hogares y al 12.2% de las personas se los consideraba en estado de indigencia. Grave, pero más suave que el desbarajuste griego.
• La Argentina defaulteó hace 14 años cerca de 100.000 millones de dólares de la deuda soberana, la más grande de la época. 1.a deuda de Grecia -sin rescate- alcanzaría el 158% de su PBI (US$ 492.000 millones) a fines de este año. Peor que la de Argentina en el 2001, que llegó a acumular compromisos por US$ 144.000 millones: 113% del PBI, antes de las quitas y reestructuraciones del 2005 y 2010 que la ubicaron desde entonces en menos del 50% del Producto, una de las mejores herencias K.
"Argentina en el año 2001 padeció la temible austeridad que asuela a Grecia hoy -compara el diario The New York Times-.
Se endeudó fuertemente con el FMI, el Banco Mundial y Estados Unidos, lo que exigió realizar también recortes de gastos. La economía argentina, sin embargo, logró estabilizarse en el 2002 y Buenos Aires devolvió al FMI la totalidad de lo que le debía en el 2006, aunque su batalla con los fondos buitre continúe hasta ahora".
• A diferencia de las posibilidades de Grecia, la recuperación económica de la Argentina fue impulsada en gran medida por el aumento de las exportaciones de productos básicos generado por la creciente demanda de China y Brasil.
• Mientras que la Argentina es un país rico en recursos y puede ser autosuficiente -opina el argentino Arturo Porzecanski-e el caso griego es diferente porque la nación europea es muy dependiente de las importaciones.
La viabilidad económica de Grecia por su cuenta nunca ha sido probada".
Al menos desde 1981, cuando el país se unía a la UE. Obviamente, si Grecia pudiera devaluar su moneda -como hizo Eduardo Duhalde luego de la caída de De la Rúa-, su economía se beneficiaría. Pero para la Argentina fue relativamente fácil devaluar el peso cortando su relación con el dólar estadounidense, mientras que la única moneda que tiene Grecia es el curo. "Y el desafío práctico de crear y habituar a una nueva moneda (¿el dracma?) sería enorme", pronostica el diario.
• Roberto Lavagna, el negociador de la reestructuración de la deuda argentina impaga, suele recordar que los funcionarios con los que se debía enfrentar "en lo único que insistían era en pedir medidas de recorte". No es lo que finalmente acordó el país.
• Grecia, en cambio, viene recortando desde el 2010, tiene un déficit fiscal que asciende al 14% del PBI y deberá reducirlo en 3 años al 3%, el máximo permitido por los tratados de Maastricht, base de la Unión Monetaria Europea. Lo grave es el sesgo excluyente del ajuste que se le pide: se congelan por tres años los salarios y aumentan los impuestos al consumo, pero no hay, al mismo tiempo, una actualización de los gravámenes a la renta empresaria o a la ganancia financiera.
• Ahora se agota el tiempo. A partir de marzo del 2010, la eurozona y el FMI debatieron un plan de rescate de la economía griega estimado en 750.000 millones de euros para tratar de evitar que la crisis se extendiera por otros países del mercado común.
Los europeos tuvieron que ajustar sus finanzas públicas, inaugurando la llamada "era de la austeridad" que no logró, hasta ahora, reanimar verdaderamente la economía.
• Si en Europa prevalece la idea alemana de empujar a Tsipras hasta obligarlo a optar por el Grexit -la salida ele Grecia del euro- significaría que avanza el viejo plan de crear una zona euro de tres círculos concéntricos: un núcleo duro integrado por Alemania. Austria. Holanda y otros países de aparente economía virtuosa; otra esfera formada por grandes economías en situación difícil (Francia.
Italia y España) y. finalmente, una "periferia" de pequeños países que deberán adaptarse al liderazgo de Angela Merkel. El Grexit crearía más problemas de los que resuelve: "Los que piensan que la expulsión de un país permitiría disciplinar y estabilizar la zona euro son aprendices de brujo -sentenció el economista Thomas Piketty, autor del célebre estudio sobre la desigualdad "El capital en el siglo XXI"-. En realidad, la salida de Grecia haría más frágil toda la zona.
Sería el principio del fin".
• El mayor peligro para Europa no es que Grecia no pague y otros países puedan tratar de imitarlo. Las tensiones con los acreedores alimentan aún más el sentimiento generado por partidos antieuropeos de izquierda y derecha en todo el continente. La frustración por la incapacidad de las instituciones europeas de satisfacer las necesidades de los ciudadanos es el motivo de que en Gran Bretaña se expandan y movilicen los grupos antiausteridad y que en Francia el Frente Nacional de derecha encabece las encuestas.
• En la Argentina del 2001, se decía que la previsibilidad impuesta sobre el tipo de cambio 1 a 1 había empezado a desplazarse hacia otras esferas de la vida cotidiana, una especie de reaseguro de que las reglas del juego (todas, no solo las económicas) no iban a estar en permanente discusión.
Falsa esperanza. La política era tan débil que no pudo imponer su modelo económico.