En los medios

El Cronista
19/02/15

“Conocer las emociones ayuda a tomar mejores decisiones en la empresa”

El especialista en innovación y liderazgo analiza por qué las soft skills son cada vez más tenidas en cuenta en las gerencias. Qué se debe considerar para desarrollar la creatividad de los empleados. Los pros y contras de las pequeñas compañías.

Estanislao Bachrach es uno de los bestsellers del momento. Desde que publicó ÁgilMente (Sudamericana), en 2012, no paró de escalar posiciones en el ranking de los libros más vendidos en la categoría no ficción. Un paso que siguió de la mano de su segundo volumen, En cambio. Profesor de Liderazgo e Innovación en la Universidad Torcuato Di Tella y cofundador de la consultora Creative Brains at Work (CB@W), este doctor en Biología Molecular es uno de los argentinos que mejor conoce -y entiende- el funcionamiento del cerebro. En un mano a mano con Pyme, comparte cómo incentivar la creatividad en las compañías.

- ¿Qué diferencias hay entre pymes y grandes empresas con respecto a la innovación? 
La pyme tiene un pro y una contra: quizá no hay mucha diversidad de personas, backgrounds y estilos, algo contraproducente ya que la base de la innovación es la multidisciplinaridad, las distintas miradas y expertises. En la pyme hay menos personas y experiencias. Como pro, en teoría, hay menos burocracia que en las grandes firmas. Al dueño se lo encuentra en el pasillo, se le pregunta. Las decisiones deberían ser más rápidas y la toma de riesgo, también. 

- ¿Cuál es el gran tema que demandan hoy las empresas?
Se están dando cuenta de que lo técnico, lo racional, ya no hace tanta diferencia. Hay muchos buenos ingenieros y abogados y a las empresas, en general, no les es difícil conseguirlos. Hace 15 años, hacían la diferencia las que tenían a los mejores técnicos. Hoy, la forma de hacer la diferencia es la empatía y la creatividad: tener empleados que puedan pensar diferente y entender mejor al cliente. Una firma poco empática y poco creativa puede desarrollar esas habilidades.

- La pregunta es cómo…
El cómo es muy fácil. El choque cultural es quiénes lo tienen que desarrollar en la compañía.

- ¿De qué depende?
La primera fantasía del top management o del dueño es que todos tenemos que innovar y ser creativos. Eso no sucede ni en Google ni en Apple ni en Amazon. En las grandes firmas innovadoras, solo el 15% o 20% de sus empleados está involucrado en proyectos innovadores. Hay que sacar esta expectativa de que tengo que meter la cultura innovadora en todos mis empleados. Eso es falso. Después, si tengo que hacerlo en el 10%, 20%, ¿con quiénes? Ahí está la clave del fracaso temprano o del éxito posible. 

- ¿Es tema de choque?
El éxito nunca está asegurado. Ahí está el choque contracultural: el dueño, el top management quiere elegir quiénes son esas personas a desarrollar. Su mirada es que "tiene que ir fulano o mengano". Ahí fracasan los proyectos porque mucha gente va a desarrollar las habilidades porque se lo pidió el jefe, no porque quería. El cerebro funciona mucho más eficientemente y motivado cuando uno tiene ganas de hacer algo. Y, para innovar, las ganas de aprender y mejorar son clave. 

- ¿Cómo se selecciona a los recursos? ¿Con una convocatoria abierta, por ejemplo?
Exactamente. Y hay un mini filtrado. Hay una composición de mini selección de los jefes. Es un premio, no un castigo.

- ¿Cuánto hay de cierto en que las mejores ideas surgen en un momento de distensión, en la ducha?
Todo. En creatividad e innovación no hay blancos y negros. No es que tenés que ir a ducharte para tener una idea. Podés tener una idea cuando estás hablando con un cliente o cuando estás estresado. No necesitás estar relajado y de buen humor para tener ideas. Lo que estudiamos de la ciencia no es tener buenas ideas sino tener muchas ideas. Porque tener buenas ideas es muy difícil. Pero tener muchas ideas no es tan difícil. Y las empresas laburan bajo ese paradigma. Tengamos muchas y después veamos si alguna está buena. Cuando uno se esfuerza en tener una buena idea, creativa, en general, el cerebro busca información en lo que ya conoce. Eso es enemigo de la creatividad. La gran primera herramienta de la innovación es animarse a generar gran cantidad de ideas novedosas. Por una cuestión matemática: cuantas más ideas tenés, más chances de que alguna sea creativa.

- ¿Se puede ejercitar? Usted alguna vez comentó que Da Vinci postulaba dos conceptos disímiles entre sí y los unía. Y así surgían algunas ideas.
Eso es la madre de la creatividad, es el conceptual blending: la mezcla de conceptos que, aparentemente, no tienen relación. ¿Cómo se puede ejercitar? Estás en la playa, tomando una caipiriña y, mirando los cubitos de hielo, se te ocurre una forma de un packaging para la leche. Nosotros forzamos conexiones: cubitos de hielo con packaging de leche. La magia es que hagas 100 conexiones. No dos. Si te sentás 20 minutos y generás 100 conexiones, hay chances de que se te ocurra una buena idea. 

- ¿Nuestras decisiones son más bien emocionales?
El cerebro tiene tres grandes componentes: instintivo, emocional y racional, que toman decisiones todo el tiempo. Cuando uno evalúa todas las decisiones (ducharse, hacerse un café), el 90% son emocionales. Son cosas que te acercan a una emoción positiva, como el café. O cosas que te alejan de algo, como reunirte con el jefe. Al evaluar esas decisiones, usás la razón. Parece que es racional porque estás usando la razón para concluir lo que ya hiciste con la emoción. En las pymes y en las grandes empresas, el tema de las emociones está mal visto y bastardeado. Lo llaman un soft skill. En realidad, es un hard skill. Desarrollar las emociones es difícil. Cuanto mejor conocés tus emociones, mejores decisiones racionales tomás en la compañía porque están conectadas.


Por Laura Mafud