no de los principales pasos para ejecutar la técnica es motivar el personal para el logro de objetivos, con el fin de tomar acciones correctivas y alinearse a las metas de la organización.

Todas las personas, sin importar su jerarquía y departamento dentro de la empresa, deben capacitarse para utilizarla de manera efectiva, ya que usada en forma errónea traería más consecuencias negativas que positivas. Por ejemplo, se convertiría en un espacio para desagravios o criticar el desempeño de alguien más.

Robert S. Kaplan, investigador de Harvard Business School, en su artículo “Los altos ejecutivos necesitan retroalimentación”, enfatiza que a medida que los CEO ocupan puestos más altos, hay menos probabilidades de obtener retroalimentación, porque “los líderes descubren que no lo necesitan, y se sienten cada vez más confundidos acerca de su desempeño y sus necesidades de desarrollo”.

Para volver la estrategia más efectiva, es fundamental un sólido clima laboral y buenas relaciones interpersonales.

Además de crear una cultura de aprendizaje, es decir, una compañía que motiva a las personas a estar abiertas en recibir retroalimentación, apoyando a las personas a incorporar la honestidad y confianza: como valores claves de la comunicación.

De igual manera, fomentar primero el trabajo individual en el cual se apoya a las personas a tener más autoestima para lograr la confianza y ser más abiertas. “Esto facilita un trabajo en equipo basado en el ganar-ganar y crea un mejor clima laboral”, comentó Nevine Kashmiri, directora de seminarios Insight en Costa Rica.

Asimismo, cualquier tipo de empresa se puede beneficiar de este tipo de técnica, especialmente aquellas donde el desarrollo del talento humano sea el más importante para la atención de resultados, añadió la experta.

Por Fabiola Vargas