Según once economistas consultados, el consumo y el crédito se contraerán más en estos meses. Ven una caída promedio del PBI de 2%. Un acuerdo con los buitres, dicen, atenuaría la retracción.
El viernes, a las 7 de la tarde, los principales economistas de la city seguían en sus oficinas abriendo y cerrando planillas de excel. Mañana arranca la primera semana de agosto y sus informes o charlas saldrán como pan caliente.
¿Cuánto más caerá la economía? ¿A cuánto subirá el dólar? ¿Qué les digo a mis jefes de la casa matriz? “Por estas horas uno trabaja más como psicólogo que como economista”, confesó Rodrigo Álvarez, director de Analytica. “Estamos terminando los números a última hora para presentarlos esta semana”, dijo Miguel Ángel Broda el viernes por la noche desde su oficina en Palermo. Anticipa: “La velocidad a la que caerá la economía en los próximos meses se acelerará”.
Once economistas respondieron cómo sigue la película después de que el país no cumpliera el miércoles pasado con un vencimiento de U$S 539 millones del bono Discount. Todos corrigieron para abajo, en mayor o menor magnitud, sus pronósticos de crecimiento, que en realidad son de contracción.
Hay dos visiones entre los gurúes. Por un lado, quienes calculan que la contracción será alrededor de 3% (abeceb.com, LCG, E&R, Melconian). Creen que, a la trayectoria que ya traía la economía en la primera mitad del año, se sumará ahora el nuevo evento: el Gobierno no llegará a firmar un acuerdo con los fondos buitres y eso se traducirá en que las provincias y las empresas deban fondearse con dinero más caro. La otra visión, más optimista, sostiene que el mercado seguirá “creyendo” que el Gobierno concretará un arreglo antes de diciembre o, a lo sumo, en enero. “Trabajamos con la idea de que el default es transitorio”, explica Broda, que ve una recesión de 1,7%.
La pregunta del millón es cómo afectará el default -o como se llame- a la vida cotidiana. El 100% de los economistas señala dos puntos. Primero, este default modelo 2014 no es la versión 2001/2002. Segundo, el impacto será más recesión. ¿Qué significa más recesión? “Menos consumo, menos crédito y menos inversión”, dice Álvarez. Pero entonces ¿qué es lo distinto a lo que vivían los argentinos hace 10 días? “De ahora en adelante esas variables se contraerán a mayor velocidad”, explica Broda.
El economista Nicolás Dujovne advierte un riesgo con esta visión. “Si la desconfianza crece y la macro se deteriora, podría producirse un nuevo ataque especulativo sobre las reservas”, dice. Explica: “Los bonos podrían caer porque se duda de la capacidad de pago”.
Desde esta semana se escuchará a más economistas decir que, además del tema buitres, hay otros frentes abiertos de aquí a fin de año. Los dos tienen una coincidencia: son precios. Uno es el de la soja. Su valor futuro a noviembre esta semana perforó el piso de los U$S 400. El otro es el dólar. “Si en la primera mitad de año las reservas prácticamente no aumentaron sin el affaire Griesa y la cosecha”, especula Carlos Melconián, ahora “habrá menos oferta de dólares y la presión subirá”. Dante Sica, director de abeceb.com, ve un dólar oficial a $ 9,40 para fin de año.
Uno de los principales problemas de los pronósticos de los economistas es que sus proyecciones, muchas veces, no tienen en cuenta que el Gobierno reacciona. El kirchnerismo ha dado prueba de ello en estos años. Sin embargo, para Broda, ésa es la parte más fácil de pronosticar este año porque “el ministro Axel Kicillof ya eligió: habrá más gasto público y más expansión monetaria”. Según una estimación de Dujovne, la emisión monetaria para asistir al Tesoro será más de 167.270 millones de pesos.
Lucas Llach, economista y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, cree que lo grave del default en el día a día no será que se agrave la recesión, sino que se trunque la posibilidad de despertar la economía con dólares nuevos. “Había una chance de dejar atrás una economía que funcionó mal durante la segunda gestión de Cristina”, explica. “Esa posibilidad era si conseguíamos dólares para no pagar la deuda con reservas del Banco Central. Eso nos permitiría usar dólares para importar más y que el nivel de actividad no se caiga”. Para Melconián, el plan del Gobierno de buscar dólares “quedó trunco con independencia de que ellos quieran”.
Álvarez explica que por estas horas hay dos tipos de llamados de empresas para saber qué sucederá con la economía. “Los que piden información para enviar a sus casas matrices y los gerentes de finanzas que quieren cubrir sus cajas. Buscan cubrirse”. Mañana a las 9 arranca el consultorio de los economistas. No va más.
Por Ezequiel Burgo - Especial para Los Andes