China parece haberse convertido en un común denominador del comienzo y del final de los gobiernos kirchneristas. Pero el momento político y el carácter de los acuerdos firmados estos días por Cristina Fernández y Xi Jinping permiten arriesgar que esta vez, a diferencia de los que en 2004 prometió Néstor Kirchner ante la visita de Hu Jintao, no serán “un cuento chino”.

Hace una década, en diciembre de 2004, Hu devolvió la cortesía que en junio anterior había hecho Kirchner a Beijing y con la que se inauguró la condición de “socio estratégico” de Argentina.

La promesa amplificada por la Casa Rosada era de una inversión de 20 mil millones contantes y sonantes en proyectos (incluido el subte en Córdoba) que nunca se realizaron. “Un cuento chino”, terminó por admitir, risueño, dos años después, el viceministro de Comunicaciones, Qian Xiaoquian.

Aun así, aquel primer gran acercamiento potenció el comercio. Durante la última década, el intercambio se intensificó  a tal punto que desde mayo pasado China es el segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil, desplazando por primera vez a Estados Unidos. Ese intercambio con el que, según el Banco Mundial, a fines de este año será la primera potencia mundial explica además que desde 2010 Asia haya superado a Europa en el comercio exterior argentino.

El comercio con China fue superavitario para nuestro país, hasta que se revirtió en 2008 con un estancamiento de nuestras exportaciones, en una tendencia que hoy es creciente: 2013 terminó con un déficit de 5.550 millones de dólares, y en los cinco primeros meses de este año, según datos oficiales, el rojo ronda los 2.500 millones de dólares.

Aunque a un ritmo menor que el comercio, la inversión también desembarcó en sectores que China considera estratégicos: alimentos, energía y minería.

En los últimos ocho años, los anuncios de inversión china alcanzaron los 12.336 millones de dólares, según la consultora abeceb.com. Entre esas inversiones se destacan: la reapertura del yacimiento de hierro de Sierra Grande; la construcción de un sistema de riego para 200 mil hectáreas en Río Negro; la construcción de un parque eólico en Chubut; la compra de la productora de semillas Nidera, y la entrada en el grupo Bridas, que lo posicionó como el segundo mayor productor de petróleo detrás de YPF, además de la incursión en el sector financiero con la compra del Standard Bank por el ICBC, el mayor banco del mundo.

Los acuerdos firmados por Cristina y Xi Jinping vienen a profundizar esta tendencia comercial e inversionista. Por primera vez, el presidente chino estuvo acompañado por una delegación de empresarios que exploraron intercambios con pares argentinos, mientras que a nivel de inversiones China comprometió financiamiento por 4.700 millones de dólares para dos represas en Santa Cruz y 2.100 millones para el Belgrano Cargas. Por supuesto, las inversiones son “a lo chino”: chinas serán las turbinas de las represas, chinas también las unidades ferroviarias.

Antecedente

A diferencia de 2004, hoy la posibilidad de hacer realidad una suma cercana a la del “cuento chino” tiene visos ciertos. Argentina ha sido elevada a “socio estratégico integrado” de China, condición que el año pasado había recibido Brasil. Los acuerdos están destinados a proyectos específicos y conllevan plazos que trascienden diciembre de 2015, cuando el kirchnerismo dejará el poder.

Pero la presencia de Xi en un momento crucial de la pelea con los fondos buitre fue acompañada de un “gesto político trascendente”, según definió a este diario el especialista en política internacional Juan Gabriel 
Tolkatlian. Para el director del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Di Tella, el swap por 11.000 millones de dólares en yuanes puede servir para fortalecer las reservas del Banco Central ante eventuales corridas e “importa como señal que da firmeza y respaldo” en la negociación con los 
 holdouts .

Alimentos

Los cambios en la dieta alimentaria de un sector creciente de la población china abren un mercado para la exportación de alimentos con valor agregado. Que las ventas sean cada vez más de manufacturas industriales, como lo hace Brasil, dependerá de avances en un acuerdo de libre comercio del Mercosur con China, dice el especialista Jorge Castro.

El desafío para la política está en respetar el carácter de política de Estado de los acuerdos firmados por Cristina. Su sucesor tendrá que decidir si profundiza el multilateralismo regional e internacional, aun cuando acorte la brecha abierta con Estados Unidos. Después de todo, Brasil y Uruguay abonan la relación con China y con Rusia, pero también con Estados Unidos.

Intereses comunes

En la ONU. Hasta fin de año, la Argentina será miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde recaló la cuestión de la secesión de Crimea y seguramente volverá a suceder tras el derribo del avión malayo. “Hay intereses comunes”, observó el especialista Juan Gabriel 

Tolkatlian. China defiende la posición de Argentina sobre Malvinas porque tuvo su propia Malvinas (Taiwán).