Di Tella en los medios
Ámbito Financiero
25/08/10

"Se crea más pobreza al intentar reducirla"

LO DIJO LA ECONOMISTA CAROLA PESSINO, DE LA UTDT

La economista Carola Pessino evalúa que en la Argentina «creamos más pobreza con el financiamiento de los programas para reducirla» porque no están bien sustentados, en relación con la eventual implementación del 82% móvil en las jubilaciones mínimas. Aun así, la docente de la Universidad Torcuato Di Tella explicó cómo impacta el aumento de las pensiones y los planes sociales en la brecha distributiva. Detalló que utilizando un índice internacional, la pobreza es del 24,9%. «Luego del pago de las pensiones baja al 20%, de las transferencias por planes Jefes y Jefas y de Familia llega al 18,9%; y con el subsidio universal a la niñez se estima que llegue al 15,7%. O sea, la suma de las transferencias hace caer la pobreza en casi 10 puntos, y el programa que más impacta es el de jubilaciones. Son programas que por su progresividad y focalización son muy buenos».

Aquí lo destacado del diálogo que mantuvo este diario con Carola Pessino:

Periodista: ¿Cómo evalúa el proyecto del 82% móvil a las jubilaciones?

Carola Pessino: Nadie duda que aumentar la cobertura y monto de las jubilaciones mínimas es una medida progresiva y que disminuye la pobreza y la desigualdad. Pero si no está bien sustentada lo hará sólo en el corto plazo, ya que la inflación y otras distorsiones disminuirán los beneficios en el mediano y largo plazo a su nivel original o a uno menor. Con las moratorias y las pensiones no contributivas, la cobertura de personas de más de 65 años pasó del 70% al 89% entre 2001 y 2009. Sin estas pensiones, la pobreza sería 4 puntos más alta que la actual.

Oneroso

P.: ¿Cuáles serían entonces las críticas?

C.P.: Que para financiar los planes (moratorias) se recurrió a la estatización de las AFJP y al subsidio forzado de parte de contribuyentes a no contribuyentes del sistema. También, la solvencia intertemporal puede verse en dificultades. Sostener 6 millones de jubilados con menos de 12 millones de trabajadores formales es muy oneroso y prácticamente imposible, con lo cual hay que recurrir a otro tipo de financiamiento. Hoy se recurre a impuestos distorsivos como retenciones, a las transacciones financieras e inflación, que además tienden a ser regresivos. O sea, creamos más pobreza con el financiamiento de estos programas para reducirla.

P.: ¿De dónde deberían provenir los fondos para pagar los eventuales aumentos?

C.P.: Tendrían que venir de disminuir otros rubros del gasto. Si se aprovecha para bajar gastos regresivos como los subsidios energéticos, al transporte, agricultura y otras empresas, que a nivel nacional suman más de $ 30 mil millones ($ 60 mil millones a nivel consolidado), sería más sostenible y deseable el cambio.

P.: ¿Cuál es el subsidio que se debe disminuir más rápido?

C.P.: Los subsidios energéticos «universales» que favorecen a los que más tienen podrían transformarse en subsidios focalizados o tarifas sociales. El aumento pactado en el salario mínimo en $ 1.700 en setiembre implica, si se sanciona la nueva ley de movilidad, una jubilación mínima de $ 1.400. Esto requeriría de alrededor de $ 40 mil millones para financiarla. El problema que tiene el Gobierno ahora es que al haber violado las reglas del juego, haber estatizado las AFJP, decretado una pensión mínima a través de una moratoria y no una ley armónica, abre el camino de la discrecionalidad.

P.: ¿Hay que aumentar el gasto social?

C.P.: Este Gobierno ha instituido programas muy progresivos que se contraponen con otros muy regresivos. A largo plazo tiende a ganar la regresividad, ya que los progresivos son programas no sustentables o sustentables en recursos regresivos y distorsivos como la inflación, las retenciones a las exportaciones y el impuesto a las transacciones financieras. Estos impuestos disminuyen el crecimiento, y a mediano plazo aumentan la pobreza. Necesitamos más programas sociales cada vez más amplios. Con las ventajas internacionales que hay hoy deberíamos tener niveles de pobreza mucho más bajos.

P.: ¿Cómo se ubican hoy los índices de pobreza y desigualdad?

C.P.: Usando un índice de pobreza internacional de 4 dólares por persona diarios (distinto al oficial del Gobierno), la pobreza antes de las transferencias monetarias que hace el Gobierno -inclusive de las pensiones mínimas- es del 24,9%; luego de las pensiones es del 20%, de las transferencias monetarias (Jefes y Jefas de Familia, básicamente) llega al 18,9% y con el subsidio universal a la niñez se estima que llegue al 15,7%. O sea, la suma de las transferencias hace caer la pobreza en casi 10 puntos, y el programa que más impacta es el de jubilaciones. Son programas que evaluando su progresividad y focalización son muy buenos.

Niñez

P.: ¿Cómo se podría disminuir aún más la pobreza?

C.P.: No es un problema de falta de recursos, se gasta mucho más de lo que llega a la gente pobre y una gran parte se gasta en los no pobres. No hay programas integrales para la niñez más que las condiciones mínimas de los programas familias y subsidio a la niñez que no se cumplen en muchos casos. Y aunque se cumplan son insuficientes para garantizar la formación y nutrición mínima que los niños requieren para entrar al sistema escolar. Con datos de 2006 de la encuesta internacional de calidad educativa (Programme for International Student Assessment), la Argentina es uno de los peores países y muy por debajo de lo esperado dado su PBI per cápita, y la brecha que hay por nivel socioeconómico es una de las más altas.

Entrevista de Florencia Lendoiro

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