Di Tella en los medios
Clarín
19/08/10

Las nuevas versiones del “alineamiento automático”

Peca de simplismo la idea de una supuesta delegación del poder de los EE.UU. en Brasil y China en todo lo referente al escenario sudamericano.

Por Fabián Calle, PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES (uca-utdt)

Un rasgo en común en las distintas visiones sobre nuestra política exterior es el creciente consenso acerca de la existencia de una supuesta “delegación hegemónica” de los EE. UU. en Brasil en todo lo referente al escenario sudamericano. Estas visiones toman la premisa de que México, América Central y el Caribe son parte de la “zona vital” económica y de seguridad de la superpotencia y todo lo que queda al sur de Panamá no sería de mayor importancia para Washington. Obviamente este análisis parece olvidarse de casos tan básicos como Colombia, Venezuela, el Amazonas y los pasos naturales estratégicos del Atlántico Sur.

Este supuesto (por demás dudoso y endeble si se analizan los documentos oficiales, políticas y declaraciones de Washington) permite a estos sectores de la Argentina no ver una incompatibilidad entre su tradicional postura de relaciones estrechas con el poder norteamericano y constituir a la Argentina vis a vis el Brasil, en espejo con lo que Canadá es a los EEUU. En otras palabras, se parte de la idea de que el alineamiento con Brasilia es plenamente coherente, como una “versión 2.0” del alineamiento con Washington del pasado.

También sectores que se consideran progresistas tienden a darle un fuerte peso retórico y político a la idea del liderazgo de Brasil, como forma de contener y contestar los intereses y agendas estadounidenses en la región. Ergo, tanto a un lado como al otro del panorama político argentino se tiende a tener más consenso de lo que se cree y el mismo pasa por considerar que el eje es Brasil . Tanto sea como delegado imperial o como actor clave para la contención de los “gringos”.

Todo ello, condimentado por una toma de conciencia del rol central que tiene y tendrá China en el comercio y la economía de nuestro país . En este punto, unos y otros asumen que la potencia asiática no es contradictoria con sus respectivas presunciones de cómo debe funcionar el sistema de alianzas externas. Para la centroderecha, China es un actor responsable y no contestatario de las agendas centrales de seguridad de Washington en nuestra región. En tanto que la centroizquierda e izquierda tiende a ver a los chinos como un pilar sobre el cual sustentar relaciones económicas, políticas y, a futuro, de seguridad que vayan menguando la influencia estadounidense.

Es preciso matizar conclusiones simplistas con otros datos. En el último año se han incrementado los puntos de desacuerdo entre Washington y Brasilia . En lo que respecta al rol de China, los análisis estratégicos no dudan en alertar sobre lo que consideran la etapa posterior del “rol chino” en la región: avanzar más decididamente en temas políticos, de seguridad y estratégicos que en algún momento colisionarán con Washington.

Nuestros pensadores de política exterior y los decisores deberían avanzar hacia el diseño de una política exterior que asuma el ascenso de un mundo multipolar en donde será vital jugar de manera inteligente sin la necesidad de entronizar nuevos “hegemones”.

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