Di Tella en los medios
Clarín
2/08/9

Una sociedad que vive incierta en cifras y desnuda de certezas

Uno de los inconvenientes que nos presenta la Patria es lo floja de números que siempre anda. Como en tantos rubros, aquí se la nota desprotegida, a la gélida intemperie y sin poncho con qué arroparse.

La última del INDEC fue informarnos que los precios en los supermercados, en un año, aumentaron un 3,27%. Lo que se dice, nada. Y lo curioso es que la facturación en ese período creció un 13,5%. La explicación cae de madura: la gente compró a lo pavo, aprovechando la casi ausencia de remarcaciones. Todo esto, a menos de un mes de la elección del 28 de junio, como si la Vox Dei hubiera tronado en vano.

Porque tenemos cifras de este nivel de calidad o la ausencia lisa y llana de cualquier número. Acaba de pasar con la gripe A: de golpe se cortó el flujo de información. O lo que da alguna provincia. Pero desde el ministerio de Salud, silencio de radio. Por lo tanto tendemos a creer lo que nos dicen voceros de ciertos hospitales o municipios, que juran que las consultas bajaron. Pero de cantidad de enfermos y, sobre todo, de muertes por la pandemia no sabemos más.

Algo similar sucede con la inseguridad. A las cifras oficiales parciales o inexistentes, se las suple con las que aportan los trabajos privados, todo para no quedarnos víctima de alguna alucinada "sensación". La Torcuato Di Tella publicó una encuesta realizada en hogares de 40 ciudades argentinas: en el 28.5% de esos hogares alguno de sus miembros fue víctima de un delito. Esto supone un crecimiento del 12.6% en un año.

Además, el 74.2% de los encuestados consideró que el estado de inseguridad "es muy grave". Y el 18.9, que es "grave". Por lo cual se puede concluir en que se siente inseguro un poco más del 90 por ciento, "sensación" que además de fea resulta por cierto muy grave.

Y encima, el 53.6 % de los encuestados consideró que el trabajo de las policías al respecto es de regular a malo.

Otra encuesta privada, nos hace saber muy alarmantemente que al 90 % de chicas y chicos de clase media y alta, de entre 13 y 19 años -los consultados por Programar Proyectos Educativos fueron 5.000- les resulta muy fácil o fácil proveerse de bebidas alcohólicas, es decir, saltear la expresa prohibición que existe para expendérselas. El 53% reconoció haber tomado en el último mes y el 20%, haberse emborrachado en el mismo período.

Pareciera que el alcohol en estas clases funciona como el paco entre las desposeídas. Como en todos los países despiadados, en el nuestro también a los pobres siempre les va mucho peor.

¿Una sociedad descontrolada? Pero en materia fiscal, no. Ahí se controla y se suman superávits. ¿O se controla sólo lo que suma a la caja?

El problema de andar flojo de números -o caer en las ocurrencias del INDEC- es que hay ciertas verdades que se callan, se ocultan o se ignoran. Y resulta más que difícil emprenderla contra tamañas desolaciones si no se las puede mensurar.

Raro, en un país regido desde hace años por una pareja que sabe, y mucho, de números, tanto que su patrimonio se catapultó un 158% en sólo un año. Y no obstante la ardua tarea de timonear la Patria que navega o deriva de crisis en crisis.

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