Di Tella en los medios
Clarín
22/04/9

Obama retoma ideas de Kennedy sobre guerrilla

Las semejanzas entre un presidente y otro se extienden hasta cómo se puede defender Estados Unidos por vía de la contrainsurgencia.

Por: Fabián Calle
PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES (UCA, Di Tella)

Desde la aparición pública de Obama como candidato en las primarias demócratas y luego en la carrera presidencial de noviembre pasado, se han multiplicado los análisis sobre la existencia de diversos paralelismos entre el mismo y otro joven senador estadounidense, sin experiencia ejecutiva y proveniente de una minoría (en este caso la religión católica) que llegó a la primera magistratura con un discurso focalizado en la necesidad de cambios: J.F. Kennedy (1961-1963).

En este ejercicio comparativo, más o menos forzado, un punto parece haber pasado sustancialmente desapercibido: el énfasis de ambos líderes políticos en reforzar y priorizar las capacidades de los EE.UU. para hacer frente a grupos, organizaciones y redes armadas que recurran a tácticas y estrategias guerrilleras y/o terroristas que afecten los intereses de la superpotencia.

Las serias dificultades vividas por sus tropas en Irak a partir del 2003, la situación crecientemente crítica en Afganistán y la escalada de violencia en amplias zonas de Pakistán derivaron en profundos replanteos dentro del establishment de la defensa de Washington. La elaboración y publicación en el año 2006 del nuevo manual Contrainsurgencia para el ejército y los marines con la firma de los generales D. Petraeus y Amos es un ejemplo clave en este sentido.

Este medular escrito logra recuperar y readaptar muchas de las enseñanzas básicas de la historia de la contrainsurgencia (COIN) de textos tan añejos como el manual de los marines de 1940, otros escritos elaborados por las FF.AA. de los EE.UU. en la década de los 60 y 70 y la experiencia británica en Oriente Medio a principios del siglo XX y en Malasia, la francesa en Argelia y Vietman y del mismo Pentágono durante la guerra civil en El Salvador en los 80.

El nuevo documento reconoce la necesidad de no caer en muchas de las simplificaciones y generalizaciones que potenció el trauma de los ataques terroristas del 11/9, tales como asumir que se está frente a un fenómeno totalmente nuevo, que las nuevas guerrillas y los terroristas no leen ni revisan los tradicionales manuales insurgentes del siglo XX y que con el término terrorista se sintetizan fenómenos tan complejos como insurgencia, guerrilla, resistencia, etc. Asimismo, ayuda a recuperar conceptos básicos como "guerra prolongada", la primacía y la guía de la política por sobre el accionar armado, que no necesariamente toda guerrilla recurre al terrorismo, la prioridad de conquistar "los corazones y las mentes" de los habitantes del escenario del conflicto y reconocer y buscar revertir las causas sociales, económicas y políticas que favorecen y nutren el accionar de los grupos armados enemigos.

A no confundirse: la presidencia de Obama, acompañado por dos verdaderos convencidos de estas premisas básicas, tales como el ratificado secretario de Defensa R. Gates y el nuevo consejero de Seguridad Nacional, el general retirado J. Jones, no hará más que reforzar este abordaje que asume la vieja premisa de que si bien la historia no se repite, muchas veces rima.

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