Di Tella en los medios
La Nación
29/03/9

La rutina de aprender

Claudia Romero <BR>

Las elecciones se adelantan y las clases se demoran o se interrumpen. En la Argentina, tenemos problemas con los ritmos normales y también tenemos problemas para habitar los espacios públicos: las calles se vuelven intransitables y las escuelas están vacías. Y esto es grave porque la calidad institucional y la calidad educativa tienen que ver con lo previsible, con el respeto de reglas de juego, con un tiempo y un espacio protegidos.

No es posible vivir en la incertidumbre de pensar si habrá escuela o no al día siguiente. Esto es lo mismo que dudar de si habrá o no futuro al día siguiente. La vida escolar enseña muchas cosas, entre ellas el ritmo del trabajo, la disciplina de la continuidad, de la regularidad del esfuerzo. La escuela, en el diseño de un país normal, está, importa, aguarda, existe.

Por eso, las escuelas son la esperanza para reconstruir la cultura del trabajo, devastada en amplios sectores del país como consecuencia de la desocupación y de prácticas destructivas del aparato productivo propias del clientelismo político.

Lo peor de estos días es intuir que la interrupción de las clases no va a resolver el problema; que el tiempo entre el fin de un paro y el próximo es sólo una tregua. Y vivir de tregua en tregua es transitar un tiempo prestado, poco propicio para enseñar y aprender.

La autora dirige el área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella

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